¿Qué debo hacer para tener la vida eterna?

Cuando Dios coloca frente a nosotros una pregunta, bien sea ésta, a través de una intervención directa -¿Oye, dónde estás?, o bien a través de una narración, nos está exigiendo máxima atención a su voz, junto a la plena disposición de nuestro total deseo y voluntad absoluta de obedecer. Es como estar ante el llamado de Shemá Israel. Ante las preguntas ¿Cuál fue el prójimo del hombre en desgracia? ¿Qué se debe hacer para tener vida eterna? Se nos exige total atención al detalle. Hoy le invito a observar atentamente el siguiente texto que contiene un diálogo entre Jesús y hombre que sabe mucho de la Ley de Moisés:

"Un maestro de la Ley se acercó para ver si Jesús podía responder a una pregunta difícil, y le dijo: —Maestro, ¿qué debo hacer para tener la vida eterna?

Jesús le respondió: —¿Sabes lo que dicen los libros de la Ley? El maestro de la Ley respondió: —“Ama a tu Dios con todo lo que piensas, con todo lo que vales y con todo lo que eres, y cada uno debe amar a su prójimo como se ama a sí mismo.” —¡Muy bien! —respondió Jesús—. Haz todo eso y tendrás la vida eterna. Pero el maestro de la Ley no quedó satisfecho con la respuesta de Jesús, así que insistió: —¿Y quién es mi prójimo? Entonces Jesús le puso este ejemplo: «Un día, un hombre iba de Jerusalén a Jericó. En el camino lo asaltaron unos ladrones y, después de golpearlo, le robaron todo lo que llevaba y lo dejaron medio muerto. »Por casualidad, por el mismo camino pasaba un sacerdote judío. Al ver a aquel hombre, el sacerdote se hizo a un lado y siguió su camino. Luego pasó por ese lugar otro judío, que ayudaba en el culto del templo; cuando este otro vio al hombre, se hizo a un lado y siguió su camino. »Pero también pasó por allí un extranjero, de la región de Samaria, y al ver a aquel hombre tirado en el suelo, le tuvo compasión. Se acercó, sanó sus heridas con vino y aceite, y le puso vendas. Lo subió sobre su burro, lo llevó a un pequeño hotel y allí lo cuidó. »Al día siguiente, el extranjero le dio dinero al encargado de la posada y le dijo: “Cuídeme bien a este hombre. Si el dinero que le dejó no alcanza para todos los gastos, a mi regreso yo le pagaré lo que falte.”» Jesús terminó el relato y le dijo al maestro de la Ley: —A ver, dime. De los tres hombres que pasaron por el camino, ¿cuál fue el prójimo del que fue maltratado por los ladrones? —El que se preocupó por él y lo cuidó —contestó el maestro de la Ley. Jesús entonces le dijo: —Anda y haz tú lo mismo."  Lucas 10: 25-37

La vida es un viaje. Los viajes inician con un solo paso, el primer paso. Se organizan con con plan previo que define el origen y el destino. A pesar del plan original, durante andemos sobre el camino de la vida aparecerán retos que nos van a exigir tomar decisiones importantes frecuentemente. Un buen día -hace una eternidad- Dios me soñó, originalmente yo surgí en su mente. Él se tomó el tiempo para redactar líneas y párrafos acerca de mi viaje. Todo quedó guardado en su libro. Incluyó detalles de la gestación, de mi embrión, nacimiento, quien me iba a recibir, quién me iba a acompañar en cada uno de los distintos tramos del recorrido, hasta el instante de mi último sorpresivo suspiro. ¿Eres consciente que ahora mismo estás en un tramo nuevo del camino? ¿Tienes cerca tuyo el mapa; el TaNaK: la ruta de viaje en tu corazón y mente? ¿Sabes reconocer los datos más importantes del mapa; la Ley y los profetas? ¿Los conoces claramente? ¿Los has estado obedeciendo? ¿Estás ayudando a los que tienen necesidad?

La nación de Israel, en esta historia está representada por un hombre que atendía su propio plan muy particular. ¿Cómo inicias tu día? ¿Quién hizo la agenda de tus actividades programadas para hoy? El hombre se dijo: -Yo iré allá, al llegar haré así, seguiré mi agenda, y luego regresaré a Jerusalén. Se trata de un viaje en el que avanzas bajando desde Jerusalén  en dirección a Jericó y luego, asciendes al regreso. Significa un recorrido de unos 40 kilometros actuales de ida en dirección al este y otros 40 de regreso hacia el oeste. Serán casi 9 horas y media de ida y 9.5 horas de regreso. Descendiendo desde una ciudad a 762 metros sobre el nivel del mar hasta una ciudad a 251 metros sobre el nivel del mar. Además se trata de una ruta con fama de poseer escasa seguridad. Realizar este viaje involucra asumir altos riesgos y se podría decir que es temerario hacerlo sin compañía, en solitario. Pero, a pesar de las alarmas el hombre decidió viajar la ruta sin Dios.

El reino de las tinieblas. El príncipe de este mundo junto a sus "serpientes y escorpiones" están presentes en este planeta. Ellos, viven celosos y guardan rencor sobre la humanidad por su identidad, su autoridad, su relación con Dios. La Biblia también les llama principados, huestes, potestades de maldad. Se refiere al gran conjunto de espíritus malvados -demonios- que hacen oposición contra el pueblo de Dios. Son seres que ejercen el poder en los territorios invisibles para oponerse a todos los que le pertenecen a Dios. Ellos también están en tu camino para tres cosas: Robar, matar y destruir. En esta narración representan a los ladrones. Los ladrones son seres que se dedican a quitar sus posesiones a los hombres, a este desafortunado le dejaron sin nada, se llevaron todo lo que era suyo.

¿Con quién no has tenido compasión? ¿Tienes vecinos que no conoces? ¿Estás demasiado ocupado para ver las oportunidades de amar y practicar compasión?

El sacerdote de esta narración no hizo nada por el hombre en desgracia. En esos días el sacerdote también, encabezaba el máximo tribunal político religioso judío, el Sanedrín. No pudo, no quiso, o no se sintió capaz. También, viene a representar el conocimiento de la Ley que no puede hacer nada ante el estado del ser humano más que señalar su error, su condición grave y su situación de no apto. No sintió identificación por el hombre mal herido. Sobre esta tierra no hay nadie bueno, ni aun uno. De igual suerte, pasó por el mismo lugar uno de los que ayuda en el servicio del templo. Pero, no se detuvo ni se acercó para ayudar al hombre mal herido, no sintió empatía. Quizá creyó que su propia ambición lo llevó a terminar mal herido y que se lo merecía. O tal vez, no se quiso contaminar al creerlo ya muerto al lado del camino.

Finalmente, pasó un hombre de Samaria. Alguien que sería el último de la lista. Se trata de ese alguien que no estabas esperando.

Durante el tiempo de Jesús en la tierra, sin embargo, había una amarga rivalidad entre los judíos y los samaritanos. Los judíos consideraron a los samaritanos como herejes y los samaritanos rechazaron la legitimidad del sacerdocio judío en Jerusalén, así como una parte significativa de las escrituras judías. Este observó y notó que el hombre mal herido todavía respira por sí mismo. No está muerto como muchos habían creído, la humanidad está caída y mal herida. Pero, todavía vive y se puede hacer algo por esta. Este sí sintió empatía y decidió intervenir. Se salió de su camino y vino hasta la orilla para ayudar, a pesar de ser alguien fuera del sistema religioso judío, un outsider, en este lugar. Se parece mucho al Mesías que vino desde el cielo, se hizo igual a nosotros, cargó nuestro error y nuestra maldad en la cruz, organizó a un equipo al que llamó Iglesia; los llamados a ser sus seguidores. Alguien que tampoco es bien visto por los sacerdotes y por los levitas judíos.

No les causará más daño a los que estén heridos, ni acabará de matar a los que estén agonizando. Al contrario, fortalecerá a los débiles y hará triunfar la justicia. Mateo 12:20

Este extranjero poco valorado, es alguien que viaja bien equipado y es consciente de su realidad y entorno. Este derramó su vino sobre las heridas de la desafortunada víctima de los ladrones, lo limpió plenamente con vino; su sangre derramada sobre la cruz. Una vez limpio, le derramó aceite para curar sus heridas internas y restaurarle completamente. Pero, no le dejó desamparado allí en la orilla del camino. Lo cargó y lo volvió a colocar sobre el camino, lo instaló en un mesón (pequeño hotel u hostal) para que dar tiempo a que fuera integralmente sanado (Sṓzō) de todas sus heridas; las visibles y las no visibles. Al encargado del mesón (líder de la Iglesia) le dio instrucciones muy precisas: -Lo dejo a tu cargo para que le cuides. Para que hagas bien tu trabajo te adelanto dos denarios (el TaNaK y Brit Hadasha) y si tienes que invertir algo más yo te lo pago en el momento de mi regreso. 

Aunque nos ha quedado claro que esta parábola posee varias capas y algo más que solo una breve narración de un hombre inesperado que actúa a favor de una víctima de la violencia y que nos aclara elocuentemente que debemos servir a nuestros vecinos (pares, iguales o semejantes) en sus necesidades. También, nos describe la función del sacrificio de Jesús para favorecer a la raza humana moribunda y mal herida. Pero, con posibilidad de ser redimida milagrosamente.

¿A quién vas a apoyar hoy en su necesidad?

¿Quién será tu prójimo el día de hoy?