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Judá, un corazón renovado. יְהוּדָה

La Palabra de Dios es muy transparente cuando nos muestra la vida de algunas personas para así demostrar la forma en que Dios transforma a alguien "como yo" en alguien según el plan del cielo. Resulta que, varios de estos hombres y mujeres experimentaron procesos particulares, igual que los nuestros. Durante estos procesos de transformación interior sus vidas fueron llevadas por una ruta del desarrollo y crecimiento admirable. Otras, sin embargo, sufrieron un deterioro continuado al no valorar el consejo de Dios. Hoy, quiero que nos enfoquemos en Judá, y en su proceso. Este nos deja ver a alguien con aciertos en su vida, y también algunos desaciertos. Se trata de alguien como yo, o si lo prefieres, a alguien que tú conoces muy bien.
Judá es parte de los patriarcas de Israel. Dentro del grupo de doce hijos de Jacob y que también son descendientes de Abraham, existió un hombre de nombre (יְהוּדָה) Yehudá. Cuyo nombre significa Celebrado, nombre que proviene de la raíz hebrea Yadá que significa reverenciar o adorar. Hay quien agrega que su nombre significa "alabanza". Nació en casa de su abuelo materno Labán, en la región de Harán o Padan-Arám; era por esos días una comunidad aramea. Su madre es la mayor de las hijas mujeres de su casa y se llamó Lea, fue además la primera esposa de su padre. Judá, tuvo al momento de nacer otros tres hermanos mayores, siendo así Judá el cuarto hijo varón de su papá. Finalmente, Judá llegará a tener siete hermanos más, alcanzando a ser el número total de doce hijos varones y una hermana mujer de nombre Dina. Su familia no es lo que muchos hubiéramos calificado como una linda familia o perfecta; con un papá, una mamá y sus lindos hijos. Con relaciones sanas, respeto mutuo, justicia oportuna, graníticamente unidos, donde cada uno se sabe y siente amado, con roles claros, oportunidades para todos, respeto por las leyes, etc. La familia en la que creció y la que él formará poseen profundas disfuncionalidades ocultas para ellos mismos, como en toda familia. Aquí está la mayor riqueza o lección de la historia; asumir cosas sin fundamento, decidir en base a información incorrecta, actuar en base a emociones, y finalmente errar.
En sus primeros años -Judá- va a crecer en medio de una comunidad aramea en la casa de su familia materna. Formó parte de un grupo de exiliados -su padre, su madre, su tía, las concubinas, hermanos y los siervos- que salieron huyendo de regreso desde la casa de su abuelo Labán, en Padan-Arám a la tierra de su otro abuelo Isaac. Judá, en sus años de adolescencia observó los desaciertos de su padre Jacob al llegar a morar muy cerca de los habitantes de Canaán, allí también observó a las cananeas. Así que, también vivió en medio de una comunidad cananea en otra parte de su juventud.
Judá, no acompañó a sus hermanos Simeón y a Leví para rescatar a Dina, ni a robar, ni atacar y matar a una comunidad completamente indefensa, pero sí les acompañó en mentir sobre una futura posible alianza.

Una raíz de amargura en crecimiento constante.

Junto a sus otros nueve hermanos -los hijos de su madre Lea y los de las otras dos concubinas- fueron muy selectivos y no aceptaron al joven José como su "hermano". Lo mismo que sus otros 9 hermanos, este sentimiento de rechazo dentro de su corazón nunca dejó de crecer y ascendió a rencor, luego avanzó un poco más -sin ningún control- hasta el odio por el joven José, el hijo de tía Raquel. Judá, no se ha enterado todavía pero ese sentimiento ira escalando hasta dominar su corazón como una raíz de amargura.
Cuando Judá y sus 9 hermanos ya eran adultos y salían a trabajar en la ganadería de su padre, él no era la persona que los informes de José dejaban aparte de los demás, juntos los 10 se habían ganado a pulso muy mala fama, y su padre conocía todo en detalles de boca de José. Cuando el joven José, tenía 17 años contó sus sueños acerca de las espigas, la luna y sol a sus hermanos y padres. Algo que no le ayudó a la causa de José, todo lo contrario. Ese odio que -Judá y sus 9 hermanos- sentían hacía José, pasó a otro nivel; el aborrecimiento y deseo de darle muerte a este adolescente.
Un día normal en esta familia y luego de varias diligencias, José logra encontrar a sus hermanos en un lugar diferente al que le habían dicho a su padre Jacob. Estaban en Dotán (Dótan, dos pozos) y no en Siquem (Shekem; hombro donde apoyas las cargas) como se suponía. Cuando los diez hermanos de José lo vieron desde lejos con su elegante túnica de colores al instante se organizaron y acordaron que allí en ese mismo lugar iban a matar a José. Los hermanos que estaban dispuestos a matarle incluían a Judá, solamente Rubén calmó un poco su odio y deseaba enviarlo muy pronto de regreso a su padre, pero Rubén no llegará a tiempo. Sus otros hermanos (incluido Judá) le dejaron caer en una cisterna que creían llena de agua, pero por dicha -ese día- estaba vacía. El hermano que ideó el plan para venderlo a los comerciantes que viajaban a Egipto, fue precisamente Judá, quien pudo tener por esos días unos 20 años de edad y que argumentó que no era buena idea mancharse de sangre. Adicionalmente la muerte de José sería una perdida, más su venta significaba ganancia para todos. Así salvó a José de la muerte. Pero, este evento ha afectado profundamente a Judá. Él ha dejado de valorar como importante su linaje y a roto su alianza con Dios.
Judá hizo alianza con un extraño. Judá va a abandonar a sus otros hermanos, se va a ir a otra tierra, no será la primera vez que Judá se mantenga separado de los demás. Sus pasos le llevaron hasta otra región lejos de la casa de sus hermanos y su padre.
Judá está descendiendo al terreno de mentiras y de falsedad. Se desvió y se acercó a un nuevo socio y amigo originario de las tierras de Adulám (Canaán) de nombre Hira (
חִירָה Kjirá)Allá seleccionó una mujer cananea que era hija de un nativo de Canaán de nombre Súa (שׁוּעַ Shúay la tomó por esposa, su alejamiento de la familia paterna era para no enfrentar el hecho de que él prefiere a las mujeres de Canaán. Fruto de este matrimonio les nacieron tres hijos varones; mitad cananeos; Er, Onán y Sela. El hijo mayor de Judá;  Er, se casó con Tamar (תָּמָר Palma de dátiles) [Para la tradición judía Tamar es considerada una semita, no lo dice la Biblia]. Er, no parece ser un buen tipo de persona, había profunda maldad en él, y no era poca pues Dios mismo -lo juzgó- acortó sus días sobre la tierra. Lo que deja ver que Er (עֵר Despertar), no fue educado por el camino de la confianza en Dios, creció en un entorno sin Dios y sin respeto.


Judá se adelantó varios años a la ley del levirato(Hebreo: ייבום Yibbum - morir sin dejar herederoSe trata de un matrimonio en el cual una mujer viuda que no ha tenido hijos varones se debe casar -obligatoriamente- con uno de los hermanos de su fallecido esposo, su cuñado. »El primer hijo que tengan la mujer y su cuñado llevará el nombre del esposo muerto, para que nadie en Israel se olvide de él. Deuteronomio 25:6
Para continuar la línea sucesoria y la descendencia familiar, el nombre del primer varón de esta nueva unión ha de ser el mismo que el correspondiente al difunto, y heredará sus bienes. Tras la muerte de Er, su padre Judá desposó nuevamente a Tamar con su segundo hijo אוֹנָן  Onán (fuerte); así el primer hijo varón que llegue a nacer de este matrimonio por ley serán hijos de Er y heredaran sus bienes; según la ley del levirato que todavía no ha sido entregada a Moisés, no serán hijos de Onán. Con esto se provee a la viuda de descendencia que se haga cargo de ella en su ancianidad.
Así que, su segundo hijo -Onán- se esforzaba y procuraba no embarazar a su esposa Tamar y a los ojos de Dios esto era muy malo. La razón de esto es que al no haber hijos de Er, Onán es el mayor; y con mayor autoridad y derecho a una mayor herencia. Este segundo hijo, también muere joven y tampoco le deja descendencia, pues Dios también le acortó sus días sobre la tierra por evitar dar descendencia a Er. Corresponde ahora para el tercer hijo, el joven 
שֵׁלָה (Shelá: Petición) Sela que se case con Tamar y levante descendencia para los dos mayores ya fallecidos.
Judá juzgó mal y decide erróneamente, pues asume que Tamar es la responsable de la muerte de sus hijos mayores; Er y Onán. No imaginó que sus hijos eran personas malas a los ojos de Dios. Así que, Judá se resiste a seguir entregando a sus hijos a la misma mujer, además Sela todavía es un chico, así que  pacta con Tamar -su nuera- que ella regrese a la casa de sus padres y espere allá hasta que Sela crezca. Pasó el tiempo y Sela crecía de niño a joven adulto. Pero, su padre Judá no respetó lo pactado, no le entregó a Sela por esposo a Tamar. Tamar ha sido rechazada de la casa de Judá, fue enviada a casa de su padre, adicionalmente debe mantener su status de mujer viuda, todo esto la coloca en un escenario de injusticia. El hecho de ser ignorada por Judá pone a Tamar en una situación de alta vergüenza pública. Y llevará a Tamar a conspirar una trampa contra su suegro Judá, el hombre que rompió el pacto unilateralmente y sin aviso.

Pasado un tiempo, va a morir la esposa cananea de Judá, la hija de Súa a causa de que Judá no quiso cumplir su promesa a su nuera, le mintió. Judá guardo un tiempo de luto por su viudez, alrededor de 30 días. Vale destacar que la línea de descendencia de Judá a partir de este punto ya no incluye sangre cananea. Después de superar su tristeza, hizo un viaje al pueblo de Timnát (Herencia asignada) es una comunidad de filisteos. En ese lugar estaban sus obreros, los que se dedicaban a cortar la lana del ganado. Este viaje lo hizo en la compañía de su socio y amigo Hira, con la finalidad de supervisar o ayudar en esta tarea.

Tamar se cubre con un velo para no ser reconocida.

De alguna manera su nuera Tamar se entera sobre este viaje y pone en marcha una trampa pues Jacob no respeta su pacto y no la llamó nuevamente para casarse con su hijo menor Sela que ya es considerado un adulto. Para poder llegar hasta Timnát se debe pasar por el pueblo de  (עֵינַיִם Einayim) Enaim (Dos fuentes, Ojos que miran, Apertura de los ojos). Entonces, Tamar tomó un disfraz y abandonó su vestuario de viuda y lo dejó en casa de su padre. Se cubrió con un velo para no ser reconocida, se vistió como una prostituta, y esperó en la entrada de ese pueblo a que su suegro Jacob y su socio pasaran a su lado. Al pasar por ese tramo de su camino, Judá se volvió a desviar, no la reconoció, simplemente la observó como dictaba su apariencia "una prostituta del templo" asociado a una práctica de la fertilidad relacionada con el dios Baal. Se acercó a ella y negociaron un encuentro sexual; sin saber ni imaginar él que se trataba de un encuentro entre suegro y nuera, ambos son viudos y ahora solteros. Judá, pidió el servicio sexual a crédito, le prometió pagar en unos días con un cabrito de su rebaño (como habían hecho sus hermanos al engañar a su propio padre). Tamar le solicitó una garantía temporal, así que su suegro le dejó (anillo) su sello para hacer negocios con el cordón (manto de oración) y su bastón (vara) que ella sagazmente había seleccionado. La garantía que Judá le entregó a Tamar es equivalente a renunciar a su identidad.[El cabrito había sido usado antes por Judá para engañar a su padre Jacob y hacerle creer que José murió].

Tamar se asegura de que los objetos (garantía) hablen elocuentemente de quien es su propietario. Además, éstos poseen otro valor adicional. El cordón; es una cuerda usada para unir. El bordón o bastón, son el símbolo de la autoridad del pastor. El sello de su anillo sirve para marcar las cosas que son de su propiedad. Una vez más Judá renuncia (se aleja) a su identidad, a su autoridad y a lo que le une a su destino.

Las tierras de Galaad son mías; al norte están las tribus de José para proteger a mi pueblo, y en Judá he puesto al rey. Salmos 60:7

El encuentro sexual se consumó después que Judá se los entregó. Para dicha de Tamar, esta vez sí logró quedar embarazada de Jacob (Dios la bendijo). así Judá ha sido el tercer varón de esta familia en acostarse con ella. Finalmente, ella hace su regreso a casa de su padre. Allá, vuelve a asumir el vestuario que como viuda le corresponde y permanece allí cumpliendo con su parte del pacto. Judá no lo sabe todavía. Pero, está cumpliendo la justicia de la ley. Ella sí está cuidando su herencia prometida. Judá está haciendo algo correcto, bajo una motivación incorrecta.
Judá pide ayuda a Hira su socio para que vaya a la entrada de Enaim y busque a "la prostituta" y le pague lo convenido. Al llegar al lugar, Hira no ve a nadie que parezca prostituta, investiga y se entera que en ese lugar no suele haber ninguna prostituta. A su regreso Hira le comparte a Judá que allí nadie sabe nada. Y Judá responde con menosprecio que se quede con sus garantías (sello y bastón) pues él ha cumplido en mandar el pago por su encuentro y desea que esto no llegue a más. Pasarán alrededor de tres (3=revelación) meses desde este encuentro, hasta que a Judá le llevan la noticia acerca de su nuera Tamar en estado de embarazo.

Nota: Cuando aparece una mujer liderando la historia bíblica se nos está revelando un tipo de redención. Judá fue llamado a experimentar el reino de Dios; alabar a Dios.

Judá juzga ligeramente. Tamar ha hecho público su estado de gestación, ahora Judá se ha enterado. El mensaje -inexacto- que recibe Judá lo hace pensar que Tamar ha estado con más de un varón y producto de esto es su actual embarazo. La reacción de Judá es violenta y poco meditada, pues Tamar a traído deshonra a su casa y a su nombre. Pide que sobre de ella se aplique la máxima condena, la muerte por fuego fuera de su casa.
El proceso para su castigo ha iniciado y a Tamar la están sacando de la casa para morir. En ese instante ella le envía a su suegro un mensaje y las tres garantías (3=revelación); el sello, su manto de oración y el bastón. Judá recibe este mensaje de Tamar: ¡Discierne por favor!
Al reconocer sus tres objetos personales Judá reconoce la propia maldad y pecado dentro de su interior. Cuando él creía juzgar justamente y le acredita a ella ser la víctima de él mismo.
Pero ya Dios les ha dicho qué es lo mejor que pueden hacer y lo que espera de ustedes. Es muy sencillo: Dios quiere que ustedes sean justos los unos con los otros, que sean bondadosos con los más débiles, y que lo adoren como su único Dios. Miqueas 6:8

Judá será padre nuevamente en los siguientes seis meses. El embarazo avanzó hasta llegar el día del alumbramiento. [Discierne por favor; fue la frase que usaron sus diez hijos para engañar a Jacob sobre la muerte de José, lo que liga ambas historias]. Así fue como unos años atrás Judá y sus hermanos engañaron a Jacob, de la misma forma él también fue engañado por Tamar. Judá declaró que Tamar era inocente, es algo opuesto a lo que declaró Adán acerca de Eva a quien señaló como culpable.
Durante la labor de parto descubren que no es un bebé, se trata de dos gemelos (doblemente favorecida por Dios). Uno de ellos será llamado Fares (פֶּרֶץ Pérets) del hebreo paráts que significa irrumpir con poder, y el otro Zérah (זֶרַח Zerákj) del hebreo zarákj que significa brillaramanecer. Así que, por fin Tamar es madre y por cuenta doble. Judá finalmente queda con tres hijos con vida que van formar una importante tribu o clan en Israel. La línea genealógica de Fares será -en el futuro- la que alcance hasta Jesús. Rut 4:18. (Desde Fares a David). Son 14 generaciones, lo que significa doble bendición(14).
Judá decide y obra con justicia. Al llegar la época de sequía que produjo hambre en toda esa amplia región, Judá junto a sus nueve hermanos, viajaron -por instrucción de su padre Jacob- hasta Egipto en busca de alimentos. José identifica allá a sus hermanos y prepara un plan para demostrar que ellos son hombres pecadores y no buenas personas como ellos se presentaban a los demás. Judá reconoce que para tener éxito en Egipto y llevar alimentos a su familia, deberá llevar con él al menor de sus hermanos; Benjamín. Así que hace un pacto con su padre y se pone como garantía, como el fiador de la vida de Benjamín. Durante su arresto -de Benjamín- en Egipto, Judá asume ser el quien intercede por la vida de Benjamín, además se propone voluntariamente como la víctima en lugar de Benjamín para que se haga justicia. Fue la justicia que manifestó Judá ante José lo que hizo que "el gobernador de Egipto" se revelase a ellos como su hermano José. Lo que explica por que la historia de Judá aparece justo antes de la historia de José y sus hermanos en Egipto, pues ahora Judá ya no es el mismo malvado humano que conocimos antes.

El león de la tribu de Judá. Resulta ser una frase ampliamente utilizada en la iglesia de hoy, se hace referencia a Jesús, en su calidad del León de Judá. El libro de Apocalipsis introduce esta frase citando al libro de Génesis cuando el patriarca Jacob bendice (reparte herencia oficialmente) entre sus doce hijos y cuando se dirige a su hijo Judá le declara:
Judá, te alabarán tus hermanos; Tu mano en la cerviz de tus enemigos; Los hijos de tu padre se inclinarán a ti. Cachorro de león, Judá; De la presa subiste, hijo mío. Se encorvó, se echó como león, Así como león viejo: ¿Quién lo despertará? No será quitado el cetro de JudáNi el legislador de entre sus pies, Hasta que venga *SilohY a él se congregarán los pueblos. Atando a la vid su pollino, Y a la cepa el hijo de su asna, Lavó en el vino su vestido, Y en la sangre de uvas su manto. Sus ojos, rojos del vino, Y sus dientes blancos de la leche. Génesis 49: 8-12
* "a quien uno pertenece"

La descendencia de Judá se va a desarrollar hasta convertirse en una de las doce tribus de Israel. Dentro de las doce tribus, la tribu de Judá será de las que ejerza liderazgo en el desarrollo del reino de Israel. Dios seleccionó a esta tribu y aunque José será importante para provocar el nacimiento de la nación de Israel. Con todo esto, Dios seleccionó a Judá para ser pariente del mesías. La tribu que más guerreros aportó para la conquista de la tierra prometida fue Judá: Éste fue el número total de varones capaces de ir a la guerra: De la tribu de Judá: setenta y cuatro mil seiscientos cincuenta. Números 1:27

Dentro de sus descendientes van a surgir varios líderes, reyes -David, Salomón- y será de esta tribu que va a nacer el enviado de Dios, Jesús el mesías prometido.
»A David le hice una promesa, y juro por mí mismo que la cumpliré. Siempre reinará en su lugar uno de sus descendientes. Mientras el sol y la luna existan, su reinado permanecerá». Salmos 89:35-37

Junto a sus demás hermanos y su padre Jacob, van a entrar a Egipto 70 personas y allí se van a multiplicar, van a adquirir identidad de país por primera vez, y finalmente saldrán como una nación a través del desierto hacia la tierra prometida en Canaán. Los últimos días de Judá se pueden localizar en Egipto, donde su hermano José fue gobernador de esa nación.

Algunas preguntas para meditar juntos y compartir:
¿Dios tiene control de mi destino?
¿Es posible que alguien cambie su manera de pensar y de sentir?
¿Obrar con justicia es una señal certera de un cambio en el corazón?
¿Pueden mis errores pasados salir a la vista pública?
¿Es posible ser justo y actuar bajo la codicia y el amor a la riqueza?
¿Son los celos una buena guía y consejero para mi vida?
¿Se secan solas y mueren con el tiempo las raíces de amargura?
¿Es importante que mis dichos y mis actos sean justos y honestos?

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