Esta es la historia de Jacob, que vivió en la tierra de Canaán, donde antes su padre había vivido como extranjero. Cuando su hijo José tenía diecisiete años, ayudaba a sus hermanos mayores, los hijos de sus mujeres Bilhá y de Zilpá, a cuidar las ovejas. Pero, José le contaba a su padre lo mal que se portaban sus hermanos. Jacob -su padre- amaba a José más que a sus otros hijos, pues había nacido cuando este ya era muy anciano. Por eso le hizo una túnica de muchos colores (kethoneth passim). Pero sus hermanos lo odiaban, y ni siquiera le hablaban, pues veían que su padre lo quería más que a todos ellos. Una noche José dormía y tuvo un sueño. Cuando despertó y se lo contó a sus hermanos, ellos lo odiaron todavía más,...
"...Cuando ellos lo vieron acercarse, antes de que él llegara a donde ellos estaban, se pusieron de acuerdo para matarlo. Unos a otros se decían: «¡Vaya, vaya! ¡Aquí viene ese gran soñador! Vamos a matarlo y a echarlo en uno de estos pozos, y diremos que algún animal feroz se lo comió. ¡Ya vamos a ver si se cumplen sus sueños!» Al oír esto, Rubén trató de librar a José de sus hermanos, para luego llevárselo a su padre. Por eso les dijo: «No está bien que lo matemos. ¿Para qué matarlo? Si quieren, échenlo en este pozo del desierto; ¡pero no le hagan daño!» Cuando José llegó a donde estaban sus hermanos, ellos le quitaron la capa que su padre le había hecho y lo echaron al pozo, que estaba seco. Y Rubén se fue." Génesis 37: 1-5, 18-24.
Pasamos mucho tiempo girando alrededor de nuestra propia historia. El antiguo pacto nos revela desde mucho tiempo antes lo que Dios haría más adelante a través de Jesús. Jacob es el padre, y José es el hijo. Esta familia tenía algunas disfuncionalidades de varios tipos. En esta oportunidad, nos enfocaremos en la relación entre el padre y el hijo -Jacob y José- que produjo una reacción negativa entre el resto de hermanos que les observaron a través del lente de los celos y rechazaron a su más joven hermano.
Jacob tejió -él mismo- una túnica de lana pura, con mangas largas y muy ornamentada para este manto. Adoptó un diseño multicolor; símbolo de la máxima autoridad delegada y de la mayor jerarquía. Era algo digno de un príncipe de una gran nación. Para un varón tejer era una labor nada común, ni típica. Es muy especial que el mismo Jacob se dedicó a tejer una túnica. Jacob no sabía ese día esa túnica iba a pasar por manos extrañas a las suyas y a las de José.
Rodéate de personas que te ayuden
a sacar los mejores tesoros
que hay en lo profundo de ti mismo
Hemos sido hechos por la mano de Dios. Dios mismo ha configurado, diseñado y tejido nuestros sistemas, nuestros órganos, nuestro corazón, sueños, anhelos, talentos, dones y pasiones. Dios -también- puede tejer increíbles experiencias a lo largo de nuestra vida. Independientemente de quien fue la persona que te crio (padre o madre), y quien te acompañó a lo largo de tu crecimiento (tu familia; padre, madre y hermanos). Tu destino sigue intacto.
Los colores de la túnica que Jacob tejió para José simbolizan sus múltiples sueños. Dios siembra sueños y te inquieta, Él pone el deseo, el querer y el hacer. Mientras Jacob tejía ese manto de autoridad -simultáneamente- surgió y se desarrolló las más feroz oposición en contra del destino de José en su misma casa. Sus hermanos se dirigían a él de manera ruda, lo humillaban, y eran groseros todo el tiempo cuando hablaban de él o cada vez que le hablaban a él. Hoy hemos aprendido -a través de la experiencia de José- que los sueños no se le deben contar a todos. No todos te van a acompañar en todo tu viaje.
Los "valientes de David" un día declararon que eran una misma unidad, que eran capaces de ir hasta la muerte por su Rey. La oposición surge porque tú posees un destino, porque hay planes grandes y maravillosos para tu vida, por que en tu vida existe victoria. No por tu actual y pasajera condición. El enemigo quiere obstaculizar el cumplimiento de la promesa, ese maravilloso plan que llevas guardado en ti.
"Esa gente te invita a comer, pero su invitación no es sincera; esa gente es tan tacaña que se fija en cuánto comes." Proverbios 23:7
Lo que pensemos de nosotros mismos -autoconcepto- será aquello en lo que nos convertiremos. Las circunstancias -los abusos, descuidos, carencias- son sólo esfuerzos de tus enemigos para desenfocarte, distraerte y alejarte de tu destino.
Esos colores brillantes de tu túnica son un mensaje amenazante y producen temor en algunos de los que te rodean. Creen que su promoción y desarrollo vendrá si te destruyen la túnica, tu unción especial.
Romper la túnica es un grave asalto a la autoridad. Pues así se destruye la misma autoridad que te ha estado cubriendo y beneficiando. Será sólo un asunto de tiempo, esta semilla -romper y negar la autoridad- producirá sus frutos y tendrá graves consecuencias en las generaciones que vendrán en el futuro. (Los hijos de Jacob en Egipto).
La cisterna vacía es una trampa sin salidas, no es posible escapar por tus propios miedos desde allí. Estar dentro de este lugar vacío y seco es como la sepultura para mis propios sueños.
A José -sus propios hermanos- le quitaron su túnica de colores. Así destruyeron el orden de autoridad de sus vidas, lo menospreciaron y degradaron a un esclavo de baja categoría. Más José conservó la promoción de su padre, su padre lo miraba como las estrellas. Esto no te lo puede quitar nadie, Dios te sigue mirando con gracia. Pero, esta no sería la única túnica que José iba a perder durante su vida. Las personas cercanas, los de su casa -los más próximos a él- planearon con detalle otro destino diferente para atacar contundentemente y destruirle en un solo acto y así borrar su memoria y su nombre dentro de su propia casa. Para llegar a tu destino deberás hacer las cosas pequeñas a lo grande, debes brillar como las mismas estrellas:
Hoy estás pleno de potencial. Respeta a todos con dignidad y altura, motivado por la visión, agrada a Dios, vive pleno de motivación y entusiasmado, planea llegar temprano, controla el clima a tu alrededor, aprende a ver a través de cada problema una oportunidad de avanzar y adelantar camino hasta tu destino.
"Como José era muy guapo y atractivo, la mujer de su amo se fijó en él, y le propuso: —¡Ven, acuéstate conmigo!
En vez de aceptar, José le contestó: —Mi amo confía en mí, y por eso ha dejado todo a mi cargo. Estando yo al frente de todas sus riquezas, él no tiene nada de qué preocuparse. No me ha prohibido nada, y en esta casa nadie tiene más autoridad que yo. Pero usted es su esposa. Tener relaciones sexuales con usted, sería pecar contra Dios. Y aunque todos los días ella le insistía, él la rechazaba. Génesis 39:7,10.
Otra vez su manto llegó hasta las manos equivocadas, a las manos de la mujer adultera de Potifar. Ella quiso contaminar el destino de José valiéndose de la fornicación y la infidelidad. Una vez más José está en grandes problemas, su nueva túnica de autoridad en casa de Potifar le volvió a ser violentamente quitada y será nuevamente utilizada para llevarle -degradarle nuevamente- a un destino diferente, uno que no es conforme al corazón y al sueño de Dios, a una nueva cisterna vacía y sin futuro.
Después del entierro, José y sus hermanos regresaron a Egipto, junto con toda la gente que los había acompañado. Al ver que su padre estaba muerto, los hermanos de José pensaron: «¿Qué vamos a hacer si José todavía está enojado con nosotros, y quiere vengarse por lo que le hicimos? Entonces mandaron a decirle: «José, antes de que nuestro padre muriera, dejó dicho que debías perdonarnos todo el mal que te hemos causado. Es verdad que te hemos hecho mucho daño, pero te rogamos que nos perdones». Cuando José recibió este mensaje, se puso a llorar. Sus hermanos fueron entonces a verlo, y se arrodillaron delante de él. Génesis 50:14,18.
Todavía, en ese día -sus otros hermanos- guardaban mucho temor por sus vidas, sin saber que Dios ya había sanado su corazón a través del perdón. Durante 13 años José experimentó la perdida de dos túnicas. Pero, en ningún momento su destino cambió. José les habló con ternura y bondad y puso bálsamo sobre sus corazones. Les sanó de sus temores infundados. José es un tipo de mesías; es como una sombra del cordero y del león que vendrá.
"Le dijeron: —Somos tus esclavos. Sin embargo, José los tranquilizó, y con mucho cariño les dijo: —No tengan miedo, que yo no soy Dios. Ustedes quisieron hacerme daño, pero Dios cambió todo para bien. Ustedes han visto ya lo que ha sucedido: Dios ha dejado con vida a mucha gente. Así que no tengan miedo. Yo voy a cuidar de ustedes y de sus hijos." Génesis 50:19-21.
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