"Queridos hermanos, quiero que sepan acerca de las capacidades que da el Espíritu Santo. Cuando ustedes aún no habían creído en Cristo, cometían el error de adorar ídolos que ni siquiera pueden hablar. Sólo quienes son guiados por el Espíritu Santo reconocen que Jesús es el Señor. Por eso, quiero que entiendan que ninguna persona puede maldecir a Jesús, si es guiada por el Espíritu Santo. Los que pertenecen a la iglesia pueden tener distintas capacidades, pero todas ellas las da el mismo Espíritu." 1 Corintios 12:1-4
Resulta que tienes un don sin saberlo. La buena nueva es que podemos vencer al desconocimiento, y ese es el propósito que guarda la enseñanza de hoy. Podemos ser enseñados sobre éstos, los regalos para servir a los lavados en la sangre de Jesús. Son capacidades o herramientas espirituales para servir, para ayudar, para fortalecer, para perfeccionar a la Iglesia de Dios.
Antes las tradiciones nos llevaban ante los ídolos mudos, mas ahora Dios nos habla a través de sus siervos.
Existen 9 dones espirituales, de éstos 6 son hablados a través de personas nacidas de nuevo; hombres y mujeres.
Dios nos pide que amemos a nuestro prójimo a quien podemos ver, amar a los demás hará visible al Dios invisible, muestra tu amor ministrando a otros.
El don de la profecía debe ser deseado. Debe ser ministrado y recibir revelación de Dios.
Vamos a construir y desarrollar una Palabra profética sana, una cultura profética saludable y dentro de un sistema saludable.
El mensaje o la instrucción emitidos a través de la sana Palabra profética debe edificar a todos aquellos que lo escuchan y la reciben, debe animarlos y consolarnos. Todo junto y a la vez, o también por separado.
La profecía fortalece y edifica a toda la iglesia. Dios utiliza a otra persona; varón o mujer a razón de que ellos mismos -los que escuchan- no pueden escucharlas.
Profeta: Persona -vidente- que recibe mensajes o instrucciones de Dios, y luego las emite a alguien más. Proviene de dos vocablos hebreos; jozeh y nabi.
Profecía: Es aquel mensaje presentado de parte de Dios y por voluntad o por orden de él.
Dios utiliza la "sana palabra profética" para recordarte o decirte cosas que posiblemente oíste antes más no has escuchado con la debida atención. La palabra profética ayuda a escuchar el corazón de Dios.
"No alejen de ustedes al Espíritu Santo. Y si él les da la capacidad de profetizar, no la desprecien. Pónganlo todo a prueba, pero quédense nada más con lo bueno, y rechacen todo lo malo." I Tesalonicenses 5:19-22
Es requisito de quien recibe la palabra profética "juzgar" ese mensaje. Es un derecho que te permite protegerte y evita cualquier tipo de manipulación, no juzgar la palabra profética contribuye a afectar su efectividad y su sano desarrollo. Pablo nos pide que no menosprecies al profeta, pero también invita a juzgar la profecía y conservar -guarda- lo bueno de ésta.
"Dios les dará un premio a los que reciban en su casa a un profeta, sólo por saber que el profeta anuncia el mensaje de Dios. El premio será igual al que Dios les da a sus profetas." Mateo 10:41.
Dios puede utilizar a la persona o profeta que menos te guste y valores. Honra al profeta.
Existen límites de la profecía y la sana Palabra profética para la iglesia que ministra a su pueblo, debemos movernos con cautela y estar muy atentos para que ninguna de estas situaciones se conviertan en instrumentos que dañen a alguien: Nunca solicitar dinero o bienes, ordenar o señalar con quien se debe a casar una joven, mensajes que desaniman o desmotivan, cuando el mensaje de la profecía no te consuela, algo que no edifique, cuando se solicita separar a un matrimonio. Nada de lo anterior es sano, ni edifica, ni fortalece. La congregación debe estar muy atenta y evitar estos comportamientos que dañan y hieren.
Cuando un siervo o creyente recibe una visión en su corazón y ésta parece que no tiene ni pies ni cabeza, evita tratar de entenderlo, solo escucha a Dios con atención, y recibe el mensaje, pero tú no defines, ni decides.
Existen límites de la profecía y la sana Palabra profética para la iglesia que ministra a su pueblo, debemos movernos con cautela y estar muy atentos para que ninguna de estas situaciones se conviertan en instrumentos que dañen a alguien: Nunca solicitar dinero o bienes, ordenar o señalar con quien se debe a casar una joven, mensajes que desaniman o desmotivan, cuando el mensaje de la profecía no te consuela, algo que no edifique, cuando se solicita separar a un matrimonio. Nada de lo anterior es sano, ni edifica, ni fortalece. La congregación debe estar muy atenta y evitar estos comportamientos que dañan y hieren.
Cuando un siervo o creyente recibe una visión en su corazón y ésta parece que no tiene ni pies ni cabeza, evita tratar de entenderlo, solo escucha a Dios con atención, y recibe el mensaje, pero tú no defines, ni decides.
¿Qué pasa cuando mi profecía está errada? Debes pedir disculpas y limpiar tu error. La profecía correcta y sana debe mostrar la solución, más no señalar el problema. Dios no destruye, ni avergüenza a ninguna persona, y menos a uno de su hijos.
Dios, has de mi un instrumento de tu amor. Que pueda servir a los llamados y lavados por la sangre de Jesús y fortalecer su confianza en ti, su confianza en tu poderosa Palabra, profundizar en tu amor, reconocer tu autoridad y señorío. Que tu justicia resplandezca y brille en medio de tu pueblo. Gracias por darnos herramientas para servir, para mostrar tu amor, mostrar que vives y estás presente en medio de un pueblo que alaba y adora.
Me encanto esta enseñanza, muchas bendiciones
ResponderEliminarGracias por tu valioso comentario, espero ayude a bendecir a multitudes.
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