Cuando los bebés se acercan a los 12 meses de edad comienzan a ponerse en pie y a caminar. Mi esposa y yo hemos tenido la increíble bendición de criar a tres hijas maravillosas. Cuando crecían y estaban cerca de los 10 meses de edad comenzaron a caminar. En su intento y su afán por avanzar cayeron, y muchas veces, fueron cientos las caídas. Su madre y yo, ya sabíamos que al caer -también- se iban a asustar, que iban a llorar, y que quizá se podían lastimar un poco. Pero también, sabíamos que lo iban a superar, que lo olvidarían pronto y que con observación, un poco de motivación oportuna, con las palabras correctas saldrían adelante hasta caminar por sí mismas y sin nuestra ayuda. Cada una de ellas creció y se desarrolló delante de nuestros ojos llenos de gracia, ante nuestra mirada amorosa. Jamás pensamos que las niñas harían un único intento por caminar solas y listo. ¡Ahora ya camina perfecto!
Es bueno saber que en las expectativas que Dios tiene acerca de nosotros no existe tal cosa como que nunca caeremos, nunca fallaremos, nunca cometeremos un error, nunca vamos a murmurar, nunca vamos a criticar, nunca nos quejaremos, nunca vamos a ver y desear lo de otro, nunca hablaremos a alguien más, en fin.
Ni tú, ni yo, ni nadie es perfecto. Debemos crear expectativas correctas y no idealizadas. ¿Cómo voy a atender mi error? ¿Cómo voy a enfrentar tu caída? ¿Qué hacer si caemos en el camino?
¿Qué debo hacer ahora que lo sé? Será bueno ir practicando y decir: -Oye, lo lamento, lo siento. Yo estaba mal. Mis expectativas eran incorrectas. Es lo sano, es lo correcto, debe ser pronto o instantáneo.
Ningún niño que se cae mientras aprende a caminar piensa: Oh no, no lo voy a lograr nunca. Todo bebé sabe bien que se va a levantar y empezará a caminar y a conocer mejor su entorno y su realidad. Será increíble que practiquemos algunas declaraciones dichas en voz alta y con frecuencia que nos ayudaran mucho a reforzar y fortalecer aquello que yo soy, aquello que Dios ya declaró para mi, aquello que sí define lo que Dios escribió en mi libro. Seguramente en poco tiempo las creerás con todo su corazón, y sin dudar un instante. Si tienes un espejo en el cuarto de baño o en tu habitación recuerda esto cuando estés allí:
"Soy un hijo(a) amado por Dios, Dios ha derramado de su aceite de unción sobre mi, Dios me ha entregado valiosos talentos para bendecir y prosperar, Dios me hizo especial, me hizo único. Dios me tejió con sus manos en el vientre mi madre. No soy un error o un accidente. Cada día estoy creciendo y desarrollando una mejor versión del sueño de Dios sobre mi vida. No soy igual que ayer, estoy creciendo de gloria en gloria, mi desarrollo espiritual es maravilloso. Amo lo que Dios ha hecho en mi, me siento a gusto con lo que soy, disfruto cada día plenamente. Dios ha perdonado cada uno de mis errores en mi pasado, yo me he perdonado a mi mismo de mis fallos anteriores, estoy en paz conmigo. Dios tiene increíbles y maravillosos planes para mi, Dios ha preparado grandes cosas y vienen en camino."
Piensa y guarda este pensamiento. Visualiza el increíble potencial que detonarías en tu presente y en tu futuro si te aprendes a amar a ti mismo y si vives satisfecho(a) con quien tú eres y si disfrutas lo que haces. Sé quien tú eres, sé tú mismo. No trates de ser una copia del ayer, se la mejor versión de ti mismo. Ni siquiera trates ser como tu cónyuge. Debes hacer la paz contigo mismo, ya basta de luchar contra ti. Esto -también- es amar.
La Palabra de Dios nos hace un reto, una invitación: »Ustedes deben ser perfectos como Dios, su Padre que está en el cielo, es perfecto. Mateo 5:48
Es parte de nuestro proceso de crecimiento. Crecer en carácter, en madurez, bondad, en la nueva mentalidad. No es que ya lo alcanzaste, es que sigues creciendo, estás en medio de un proceso de cambio constante, nos estamos perfeccionando, vamos en la ruta a ser como Él es. Deja de ver lo que quedó atrás, no vivas mirando al pasado. Resulta útil conocer que vamos a crecer hasta el día de nuestra partida de esta tierra, cada día es un día para crecer. La buena noticia para ti es que sobre la Tierra nadie es un producto final, solo somos prototipos únicos en la ruta de la perfección.
Por eso, lo único que deseo es conocer a Cristo; es decir, sentir el poder de su resurrección, sufrir como él sufrió, y aun morir como él murió, ¡y espero que Dios me conceda resucitar de los muertos! Con esto no quiero decir que yo haya logrado ya hacer todo lo que les he dicho, ni tampoco que ya sea yo perfecto. Pero sí puedo decir que sigo adelante, luchando por alcanzar esa meta, pues para eso me salvó Jesucristo. Hermanos, yo sé muy bien que todavía no he alcanzado la meta; pero he decidido no fijarme en lo que ya he recorrido, sino que ahora me concentro en lo que me falta por recorrer. Así que sigo adelante, hacia la meta, para llevarme el premio que Dios nos llama a recibir por medio de Jesucristo. Filipenses 3:10-14
El hermano Sha'ul -Pablo el apóstol- no era perfecto. Él también lamentó cometer errores en su pasado. Pero, aprendió a mirar al futuro y a avanzar hacía allá, no debes lamentarte mirando al pasado por siempre. Por un instante piensa en que sales por allí a darte un paseo.
Aleja el temor, da ese paso de fe hoy. ¿Será que puedo evitar sentirme miserable cada vez que fallo? La sangre de Cristo nos permite avanzar sin temor a ser acusado nuevamente, no es como cubrir con una tela y saber que sigue estando allí. La sangre de Jesús lo borra, lo limpia, lo tiró al fondo del mar. La gracia nos permite volver a intentar las veces que se haga necesario hasta lograrlo.
Asume una actitud diferente. Voy a disfrutar de mi propia compañía, seré feliz llevándome bien conmigo mismo a pesar de mis defectos y retos. Cuando tú eres un Hijo de Dios maduro no te estacionas conforme, ni te quedas a vivir en la estación de la auto condenación, o del auto boicot, o de la descalificación personal. Lo lamentas, lo sufres y ¡Vámonos! Avanzas a la siguiente estación lo antes posible. La única opción disponible hoy para ti es volver a ponerte de pie, volver a caminar y enfocar tu mirada más lejos, en el mañana, en la eternidad. Más alto, en la cumbre, en el cielo. Vamos otra vez, un paso a la vez. De nuevo, los largos viajes inician con el primer paso.
Comentarios
Publicar un comentario
Valoramos y agradecemos su comentario al Estudio bíblico semanal, su comentario es bienvenido y puede ser sujeto de eliminación en caso de no ser apropiado.