Se entiende en el origen del hombre -según la narración de Moisés en el libro del Génesis- que el primer hombre (Adam=humano) fue creado a la imagen de Dios, Adán recibió vida biológica a través del Rúaj o aliento de vida de Dios. Es la persona de la presencia divina -el Espíritu Santo- quien posee la capacidad única de hacer surgir la vida. Y más adelante lo hará también dentro del vientre de una joven campesina judía descendiente del Rey David de nombre (מרים) Miriam en Nazaret (נָצְרַת=Natzrat).
El deseo de Dios es y sigue siendo gobernar la tierra a través del hombre y bendecirlo en este proceso. De manera que el ser humano sea el receptor de su autoridad delegada. Para esto Dios construyó una especie de portal con forma de Jardín que unía a la tierra con el cielo para allí platicar juntos y trabajar en equipo.
Sin embargo a través de la historia bíblica del ser humano descubrimos que hay una ambición interna en el hombre por ser su propio jefe y no estar sujeto a ninguna autoridad divina. La idea de ser igual a Dios y pasar a ser un ser autónomo nos golpeó con fuerza. Así que un día caminamos muy determinados directo al árbol del conocimiento del bien y del mal para ser iguales a Dios. En este asalto descubrimos que ahí fueron limitados nuestros criterios, ya no volveremos a escoger entre el bien y el mal -pues en ese instante- fuimos esclavizados por la maldad. Ahora cuando deseamos hacer el bien, hacemos el mal que no queremos hacer. Y esta es una ley que gobierna a cada ser humano. En el libro de Juan, en el capitulo 10 nos encontramos un verso (10) que nos dice lo siguiente: El ladrón no viene más que a robar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia. Jesús está explicando que Él no viene a quitar nada a nadie. Jesús vino para formar un "espíritu vivificado" en cada ser humano que confíe en Él. Significa que sin Él, el ser humano solo posee vida biológica, y existe espiritualmente muerto. Es la presencia divina -Espíritu Santo- (Hebreo: Ruah HaKodesh) quien nos demuestra que hay maldad dentro de nosotros, es Él quien nos convence de la necesidad de un redentor y salvador por vía del arrepentimiento. A esto se le conoce como la regeneración o el nuevo nacimiento. Y luego no conforme con esto, el Espíritu Santo nos va transformando para el uso exclusivo de Dios, capacitándonos para actuar en bondad.
En Génesis capítulo 15, la presencia de Dios como una antorcha de fuego confirma el pacto con Abraham. Más adelante, un día Dios se dirige a Moisés en medio del desierto: Allí Dios se le apareció en medio de un arbusto que ardía en llamas. A Moisés le sorprendió ver que el arbusto estaba en llamas, pero no se quemaba. Éxodo 3:2
¿Cuál fue la necesidad que despertó nuestro deseo de poseer la mente de Dios dentro nuestro para dirigir nuestros pasos por el camino de la vida? Fue la sed de justicia. Jetro, el suegro de Moisés, le aconsejó que no trabajará tan duro procurando hacer justicia a cada israelita y que se buscara un equipo capaz de apoyarle en esta tarea. Así que, si alguna vez te has dispuesto a ser el consejero de alguien en medio de una crisis sabrás cuanta energía implica decidir lo correcto y dar consejo. Nuestro Dios, es un Dios justo y deseaba justicia entre su pueblo.
El Señor le respondió a Moisés: ―Tráeme a setenta ancianos de Israel, y asegúrate de que sean ancianos y gobernantes del pueblo. Llévalos a la Tienda de reunión, y haz que esperen allí contigo. Yo descenderé para hablar contigo, y compartiré con ellos el Espíritu que está sobre ti, para que te ayuden a llevar la carga que te significa este pueblo. Así no tendrás que llevarla tú solo. Números 11:16-17
En esa oportunidad no fue posible que todos los 70 llegaran a la sesión, un par de personas de las que fueron escogidas, no lograron llegar a la cita. Eldad y Medad se quedaron fuera. Pero no tan afuera del todo, la presencia de Dios les alcanzó y les llenó con evidencia visible y audible.
Dos de los ancianos se habían quedado en el campamento. Uno se llamaba Eldad y el otro Medad. Aunque habían sido elegidos, no acudieron a la Tienda de reunión. Sin embargo, el Espíritu descansó sobre ellos y se pusieron a profetizar dentro del campamento. Entonces un muchacho corrió a contárselo a Moisés: ―¡Eldad y Medad están profetizando dentro del campamento! Josué hijo de Nun, siervo de Moisés desde su juventud, exclamó: ―¡Moisés, señor mío, detenlos! Pero Moisés le respondió: ―¿Estás celoso por mí? ¡Cómo quisiera que todo el pueblo del Señor profetizara, y que el Señor pusiera su Espíritu en todos ellos! Números 11:26-29
Quedó de manifiesto que lo idóneo es que a cada ser humano se le comparta en alguna medida de la presencia divina que guiaba a Moisés. ¿Puedes imaginar una generación de seres humanos cuya mentalidad está guiada desde el cielo con la mente de Dios? ¿Te imaginas tener un corazón sensible al amor, a la misericordia, a la generosidad, a la justicia, al perdón, y a la verdad divina? ¿Una generación de personas que deja de seguir la maldad, para seguir el bien. Una que abandona el mundo de la sustancia oscura, por un mundo donde brilla la luz de Dios? Este anhelo fue expresado también a través del profeta Joel como una profecía. Este hombre nos habla acerca de un tiempo en el que se presentarán las primicias de una cosecha mundial al inicio del verano. Todo iniciará en Israel, pero tendrá alcance mundial. Será generalizado, independientemente de las edades, y del estatus social, será un tiempo que abarcará a todos los que deseen participar. Los humanos hablaran mensajes del cielo, verán mensajes, tendrán sueños dirigidos desde la presencia divina. »Después de esto, derramaré mi Espíritu sobre todo ser humano. Vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán, tendrán sueños los ancianos y visiones los jóvenes. En esos días derramaré mi Espíritu aun sobre los siervos y las siervas. Joel 2:28-29
Un testigo es alguien que es llevado ante un auditorio evaluador para que exprese aquello que presencialmente miró, escuchó, o palpó. Sus sentidos están directamente involucrados con hechos que debe narrar y explicar a fin de impartir justicia. Este testigo puede compartir su narración a partir de lo que ha experimentado y vivido personalmente. Testigo (heb. generalmente êd; gr. mártus o márturos y marturia, de las cuales deriva la palabra española “mártir”). Alguien que puede dar testimonio con respecto a un suceso, porque lo ha observado directamente; también la confirmación del hecho o los hechos implícitos. Como le sucedió al muchacho ciego que dijo: -Yo sólo sé que antes era ciego y que ahora veo. La invitación de Jesús es para que llevemos a diferentes auditorios y de forma constante, creíble y verosímil el testimonio de lo que Dios ha hecho con nosotros. Como mi vida fue transformada por un Dios de nuevas oportunidades y de nuevas temporadas. Pero, cuando venga el Espíritu Santo sobre vosotros, recibiréis poder y seréis mis testigos tanto en Jerusalén como en toda Judea y Samaria, y hasta los confines de la tierra. Hechos 1:8
El día de Pentecostés. Al comienzo de la primavera en Israel se celebra -según indica el calendario judío el 6 de Siván- una celebración que se le conoce solamente como "semanas" bajo el termino hebreo Shavuot. Su fecha se define sumando 50 días después a otra celebración anterior; la celebración del Pésaj (Pascua judía) que suele ser el 14 de Nisán, también del calendario lunar judío. Durante esta celebración -Shavuot- muchos judíos o hijos de judíos que viven fuera del territorio de Israel en otros países visitan la ciudad de Jerusalén para celebrar juntos en comunidad los dos eventos; que la ley fue entregada por Dios a Moisés, y de él pasa a toda Israel convirtiéndola oficialmente en "el pueblo de Dios" en el año 2513 después de la creación, así como también se presentan las primicias de los frutos del campo de la cosecha del verano. Para nosotros los cristianos occidentales que recibimos el libro de Lucas conocido sólo como "Hechos de los apóstoles", esta narración fue redactada en idioma griego, y en lugar de utilizar el nombre hebreo Shavuot que significa "semanas", se utilizó el término griego para "50 o quincuagésimo" que en griego es pentēkostḗ.
Siendo que ya pasaron -7 semanas- 49 días, más 1 después de la crucifixión de Jesús en Jerusalén, el pasado 14 de Nisán durante el Pésaj. Hace casi 10 días atrás una nube bajó del cielo y volvió a subir con Jesús. Los discípulos de Jesús permanecen todavía en la ciudad de Jerusalén; junto a otros hombres y mujeres judíos, haciendo un total 120 personas que se reunieron antes de las 9:00 a.m. en el segundo piso de una casa para celebrar estos dos recordatorios en el día del Shavuot; 6 de Siván. Algunas cosas fuera de lo normal pasaron esa misma mañana, los miles de visitantes de Jerusalén que había esa mañana podrán escuchar y ver con sus sentidos algo nunca antes visto. Será un evento tan impactante que muchos de ellos se quedarán a vivir en Jerusalén y se sumarán a la comunidad de la iglesia de esta ciudad. Dios utilizó, en esta oportunidad, las lenguas -idiomas- para reunir en opuesta relación a Babel; donde las leguas fueron utilizadas por Dios con el propósito de confundir.
Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar. De repente, vino del cielo un ruido como el de una violenta ráfaga de viento y llenó toda la casa donde estaban reunidos. Se les aparecieron entonces unas lenguas como de fuego que se repartieron y se posaron sobre cada uno de ellos. Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en diferentes lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse. Hechos 2:1-4
Estas 120 personas judías y creyentes en Jesús -temporalmente asentadas en Jerusalén- pasaron a ser como 120 templos vivos con su propia columna de fuego sobre sí, que compartían mensajes proféticos y alabanzas según el deseo explícito del Espíritu de Dios quien les dirigía. Los que hablaban eran personas comunes que solamente conocían los idiomas locales como arameo, griego y latín. Pero las visitas que llegaron de muchos países diferentes les escuchaban maravillados testificar con autoridad en su propio idioma de las ciudades donde habían nacido y crecido.
Desconcertados y perplejos, se preguntaban: «¿Qué quiere decir esto?» Otros se burlaban y decían: «Lo que pasa es que están borrachos». Entonces Pedro, con los once, se puso de pie y dijo con voz fuerte: «Compatriotas judíos y todos vosotros que estáis en Jerusalén, dejadme explicaros lo que sucede; prestad atención a lo que os voy a decir. Estos no están borrachos, como suponéis. ¡Apenas son las nueve de la mañana! En realidad, lo que ocurre es lo que anunció el profeta Joel: »“Sucederá que en los últimos días —dice Dios— derramaré mi Espíritu sobre todo el género humano. Vuestros hijos e hijas profetizarán, tendrán visiones los jóvenes y sueños los ancianos. En esos días derramaré mi Espíritu aun sobre mis siervos y mis siervas, y profetizarán. Hechos 2:12-18
La región de Samaria había recibido las buenas noticias de la redención a través de Jesús y crecían en número los samaritanos que creían en Jesús. Por esta razón hubo una segunda misión de apoyo a esa región para así apoyar a la primera. Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén se enteraron de que los samaritanos habían aceptado la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. Estos, al llegar, oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo, porque el Espíritu aún no había descendido sobre ninguno de ellos; solamente habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces Pedro y Juan les impusieron las manos, y ellos recibieron el Espíritu Santo. Hechos 8:14-17
La región de Samaria había recibido las buenas noticias de la redención a través de Jesús y crecían en número los samaritanos que creían en Jesús. Por esta razón hubo una segunda misión de apoyo a esa región para así apoyar a la primera. Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén se enteraron de que los samaritanos habían aceptado la palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. Estos, al llegar, oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo, porque el Espíritu aún no había descendido sobre ninguno de ellos; solamente habían sido bautizados en el nombre del Señor Jesús. Entonces Pedro y Juan les impusieron las manos, y ellos recibieron el Espíritu Santo. Hechos 8:14-17
Las zonas romanas como Cesárea también fueron receptoras de las buenas noticias del reino de Dios, en la casa de Cornelio el militar romano hubo también la misma manifestación. El Espíritu de Dios se empezó a mover entre hombres y mujeres no israelitas que eran temerosos de Dios. Se les escuchó hablar en otros idiomas, y dar testimonio de las maravillas de Dios. Mientras Pedro estaba todavía hablando, el Espíritu Santo descendió sobre todos los que escuchaban el mensaje. Los defensores de la circuncisión que habían llegado con Pedro se quedaron asombrados de que el don del Espíritu Santo se hubiera derramado también sobre los gentiles, pues los oían hablar en lenguas y alabar a Dios. Entonces Pedro respondió ―¿Acaso puede alguien negar el agua para que sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo de igual manera que nosotros? Hechos 10:44-47
Los territorios más allá de Israel en ciudades puertos griegos los gentiles y los judíos que vivían lejos recibieron las buenas noticias del rescate de sus vidas y allí Pablo les enseñó, les impuso sus manos, oró por ellos y Dios volvió a manifestarse de la misma manera y con las mismas maravillosas señales que se podía ver y escuchar. Mientras Apolos estaba en Corinto, Pablo recorrió las regiones del interior y llegó a Éfeso. Allí encontró a algunos discípulos. ―¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? —les preguntó. ―No, ni siquiera hemos oído hablar del Espíritu Santo —respondieron. ―Entonces, ¿Qué bautismo recibisteis? ―El bautismo de Juan. Pablo les explicó: ―El bautismo de Juan no era más que un bautismo de arrepentimiento. Decía al pueblo que creyera en el que venía después de él, es decir, en Jesús. Al oír esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. Cuando Pablo les impuso las manos, el Espíritu Santo vino sobre ellos, y empezaron a hablar en lenguas y a profetizar. Eran en total unos doce hombres. Hechos 19: 1-7
Según el narrador de los Hechos, Lucas el médico amado, se ha cumplido lo que Jesús profetizó en Hechos 1:8. La iglesia de Jerusalén, de Judea, Samaria y hasta lo último de la tierra -Éfeso- ha recibido el cumplimiento de la promesa, ha sido derramado el otro consolador. Pentecostés, fue solo el inicio, fue únicamente las primicias de lo que ha empezado a ocurrir desde ese día a todo lo largo y ancho del mundo. Mientras el Espíritu de Dios se siga manifestando como en Shavuot, seguimos celebrando la primavera, la estación que antecede al intenso verano.
Dios a través de su iglesia, a través de su Espíritu Santo está transformando uno a uno a los hombres y mujeres de nuestra generación para cumplir su plan, su propósito divino. Hay un llamado, hay un tiempo, hay un plan que esperan el momento perfecto para permitir a su luz brillante iluminar el mundo de oscuridad. Pero ustedes son miembros de la familia de Dios, son sacerdotes al servicio del Rey, y son su pueblo. Dios mismo los sacó de la oscuridad del pecado, y los hizo entrar en su luz maravillosa. Por eso, anuncien las maravillas que Dios ha hecho. 1 Pedro 2:9
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