Nuestro planeta posee una capa gaseosa que lo rodea y protege su superficie, esta capa está formada por varios tipos de gases y juntos forman la atmósfera terrestre. Ésta se extiende desde la parte más externa hasta el nivel de la superficie del mar. La atmósfera entre otras cosas protege la vida sobre el planeta. Pero, adicionalmente también existe la hidrosfera. Se trata del agua que cubre la superficie sólida de tierra y cubre dos terceras partes de ésta. En sí mismo es otro ambiente, un ambiente acuático. Los hombres nacemos y crecemos en un ambiente sobre la superficie de la tierra, aquí construimos casas, cultivamos la tierra, cosechamos, trabajamos el ganado, etcétera y un día -que sólo Dios conoce- dejamos nuestro cuerpo ya sin vida y éste baja a la tierra, queda sumergido completamente "dentro de" la tierra.
Así que vivimos dentro de un ambiente, y al morir entramos a otro diferente. La muerte se encarga de abrirnos paso al nuevo ambiente. Cuando Juan (Yojanán) predicaba el arrepentimiento de los pecados, le pedía a los hombres de Israel como señal de su arrepentimiento interior -dejar atrás un estilo de vida sin obediencia a Dios- les invitaba a que murieran, simbólicamente, y que se (Mikveh) sepultaran bajo las aguas del río Jordán, opuesto a acudir a los mikveh (agua que corre) de purificación del templo controlado por religiosos fariseos (perushim). Pero, que al instante de salir de ese ambiente acuático surgiera un hombre arrepentido de su maldad, un humano obediente a Dios, a sus dichos y mandamientos. El sacerdote que realiza el mikveh grita a todos: ¡Ha nacido de nuevo! Ahora que el hombre se ha arrepentido entra al agua, y saldrá un hombre obediente a Dios y a sus dichos.
El bautismo, es un símbolo que manifiesta nuestra voluntad de un cambio total de ambiente (salimos de la rebeldía y entramos en la obediencia), Yeshúa se somete a la voluntad de su Padre obedientemente, declara públicamente con su bautismo que irá a la cruz. Nosotros renunciamos o abandonamos un ambiente, morimos, y entramos en uno nuevo a través de la completa inmersión (T'vilá). Así nos dice el mismo Juan; el sacerdote del linaje de Aarón:
Yo los bautizo a ustedes con agua, para que demuestren a los demás que ustedes ya han cambiado su forma de vivir. Pero hay alguien que viene después de mí, y que es más poderoso que yo. Él los bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. ¡Yo ni siquiera merezco ser su esclavo! Mateo 3:11
La Biblia, la Palabra de Dios, nos habla de dos bautismos en los evangelios. Así al nacer entramos a este ambiente y con la muerte pasamos al otro ambiente. De la misma manera a través del bautismo -Dios mismo- nos lleva al nuevo ambiente:
El bautismo en agua, el Espíritu Santo me lleva hasta Jesús. (Semana uno del ministerio público de Jesús).
El bautismo en fuego, Jesús me lleva al Espíritu Santo. (El Espíritu que purifica).
El Espíritu Santo, me convence de mi maldad y de mi pecado, es el Espíritu Santo quien nos lleva a conocer a Jesús. Es necesario llegar a Jesús, pues su sacrificio, su sangre derramada sobre la cruz, en su muerte, podemos ser salvados de nuestra maldad. Jesús mismo, es quien promete que el Padre nos enviará su Espíritu. Lo hará venir a nuestro ambiente dominado por la maldad para que allí haga una obra puntual en cada ser humano: Mostrar a cada uno su propia maldad, y su tendencia al error. Cuando el Espíritu venga, hará que los de este mundo se den cuenta de que no creer en mí es pecado ... Finalmente, el Espíritu mostrará que Dios ya ha juzgado al que gobierna este mundo, y que lo castigará. Yo, por mi parte, regreso a mi Padre, y ustedes ya no me verán. Juan 16:8-11
Nuestro ambiente, nuestra cultura, lo que hay en mi y lo que me rodea no permite contrastar o validar lo que he estado haciendo todo este tiempo. No soy consciente que necesito que alguien despierte mi conciencia dormida. Cuando el Espíritu Santo viene a mi, él habla directamente a mi corazón insensible, me muestra mi error, revela que necesito ser salvado, él me conduce hasta Jesús.
Dios, forma su iglesia a través de hombres que se han arrepentido (T'shuván) por caminar de espaldas a Dios, la congregación se forma con hombres que reconocen que dentro de sí existe maldad, hombres que descubren la urgente necesidad de ser rescatados, hombres que acuden a Jesús para que Él los salve, hombres que necesitan a Dios dentro de sus vidas cada día. Entre nosotros, unos son judíos y otros no lo son. Algunos son esclavos, y otros son personas libres. Pero todos fuimos bautizados por el mismo Espíritu Santo, para formar una sola iglesia y un solo cuerpo. A cada uno de nosotros Dios nos dio el mismo Espíritu Santo. I corintios 12:13
El Padre, tiene un plan maravilloso para cada uno. Ese plan incluye varías promesas. Dios se ha comprometido totalmente para respaldar una transformación sobre natural, Él cambiará la esencia del hombre desde lo más profundo, desde su propio espíritu. Ustedes van a quedarse quietos, esperen allí, manténganse en calma, no se muevan Dios hará algo especial. Dios quiere que entremos en un nuevo ambiente espiritual, no basado en el temor al infierno, sino en valorar y estimar su amor transformador. Jesús murió en una cruz, pero resucitó y luego se apareció a los apóstoles que había elegido. Durante cuarenta días les demostró que realmente estaba vivo, y siguió hablándoles del reino de Dios. Un día en que estaban todos juntos, Jesús, con el poder del Espíritu Santo, les ordenó: «No salgan de Jerusalén. Esperen aquí, hasta que Dios mi Padre cumpla su promesa, de la cual yo les hablé. Juan bautizaba con agua, pero dentro de poco tiempo Dios los bautizará con el Espíritu Santo.» Hechos 1:4-5
El bautismo en el Espíritu Santo. Debo haber pasado por la cruz y morir allí, y permanecer en Jesús, significa que debo haberme arrepentido de mi maldad y haber sido lavado en la "sangre de Jesús" para vivir en obediencia a sus dichos. Acto seguido y en consecuencia de esto se cumplirá la promesa del Padre. El don -el regalo- del Padre, es el Espíritu de Dios. Hay un ambiente espiritual listo, esperando por ti, si has sido lavado por la sangre de Cristo, hay un ambiente dentro del cual tu espíritu será despertado, escucharas la voz de Dios. Su Espíritu podrá comunicarse directamente con tu espíritu, disfrutarás de una paz que no se puede entender ni explicar. Recibirás valentía para hablar las maravillas de Dios, hablarás idiomas de la tierra y del cielo que no conoces, se activarán herramientas espirituales para servir a otros, es un nuevo ambiente diferente al que dejamos atrás, de tu interior brotará alabanza. Israelitas, ustedes tienen que reconocer, de una vez por todas, que a este mismo Jesús, a quien ustedes mataron en una cruz, Dios le ha dado poder y autoridad sobre toda la humanidad. Todos los que oyeron estas palabras se pusieron muy tristes y preocupados. Entonces les preguntaron a Pedro y a los demás apóstoles: —Amigos israelitas, ¿y qué debemos hacer? Pedro les contestó: —Pídanle perdón a Dios, vuelvan a obedecerlo, y dejen que nosotros los bauticemos en el nombre de Jesucristo. Así Dios los perdonará y les dará el Espíritu Santo. Hechos 2:36-38
Los discípulos de la congregación en Éfeso todavía no han conocido acerca del Espíritu Santo. Son una congregación con conocimiento limitado acerca de Dios, su revelación y experiencia personal llega hasta la cruz y el perdón de pecados. Pablo, les explicó lo que él ha vivido, les impuso las manos y les compartió el Espíritu de Dios, entonces fueron bautizados y hablaron en otros idiomas mientras adoraban.
Mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo cruzó la región montañosa y llegó a la ciudad de Éfeso. Allí encontró a algunos que habían creído en el Mesías, y les preguntó: —¿Recibieron el Espíritu Santo cuando creyeron? Ellos contestaron: —No. Ni siquiera sabemos nada acerca del Espíritu Santo. Pablo les dijo: —¿Por qué se bautizaron ustedes? Ellos contestaron: —Nos bautizamos por lo que Juan el Bautista nos enseñó. Pablo les dijo: —Juan bautizaba a la gente que le pedía perdón a Dios. Pero también le dijo a la gente que tenía que creer en Jesús, quien vendría después de él. Cuando ellos oyeron eso, se bautizaron aceptando a Jesús como su Señor. Pablo puso sus manos sobre la cabeza de esos doce hombres y, en ese momento, el Espíritu Santo vino sobre ellos. Entonces comenzaron a hablar en idiomas extraños y dieron mensajes de parte de Dios. Hechos 19: 1-7
El Espíritu de Dios, no puede manifestarse activamente en los que no han pasado por un arrepentimiento voluntario, ni por quien no lo pide. El don del Padre, el aliento del Padre. El Espíritu de Dios les va a testificar sobre Jesús y su obra de rescate. Y yo le pediré a Dios el Padre que les envíe al Espíritu Santo, para que siempre los ayude y siempre esté con ustedes. Él les enseñará lo que es la verdad. »Los que no creen en Dios y sólo se preocupan por lo que pasa en este mundo, no pueden recibir al Espíritu, porque no lo ven ni lo conocen. Pero ustedes sí lo conocen, porque está con ustedes, y siempre estará en medio de ustedes. Juan 14:16-17.
Hay que poner todo en orden, pues está por iniciar nueva temporada. El Padre ha dispuesto un nuevo tiempo. Cuando yo me vaya con Él al cielo, vendrá a la tierra -solo a ustedes- un mayor beneficio, el Padre les enviará al otro consolador. En realidad, a ustedes les conviene que me vaya. Porque si no me voy, el Espíritu que los ayudará y consolará no vendrá; en cambio, si me voy, yo lo enviaré. Juan 16:7
Dios, este es el momento. Es mi tiempo especial para entrar en un nuevo y diferente ambiente espiritual, yo te pido en el nombre de Jesús que me bautices en fuego, que me sumerjas totalmente en tu Espíritu Santo. Que así se haga ahora mismo en mi vida.
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