¿Puedo participar del reino de Dios y vivir haciendo lo malo? ¿Puedo heredar el reino de los cielos sin arrepentimiento? ¿Puedo entrar al reino de los cielos con la vieja mentalidad del mundo de las tinieblas? ¿El reino de los cielos está abierto a la maldad humana?
No se dejen engañar.
Ustedes bien saben que los que hacen lo malo no participarán en el reino de Dios.
1 corintios 6:9
La Biblia, la Palabra de Dios, la revelación más confiable de Dios aquí en la tierra nos dice que: Porque Dios no me envió a este mundo para condenar a la gente, sino para salvarla. Juan 3:17
Dios está en el negocio de salvar a las personas que viven practicando la maldad, los cautivos de un sistema que los oprime, que los mantiene en sopor espiritual, a los que hoy todavía no confían en su poder transformador. Había en Israel, en los días de Jesús, una mujer que practicaba el comercio sexual con su propio cuerpo. Su estilo de vida era de todos conocido. Estaba a la vista de todos. Un buen día ella conoció a Jesús y puso su confianza en Él. Después Jesús le dijo a la mujer: «Tus pecados están perdonados.» Los otros invitados comenzaron a preguntarse: «¿Cómo se atreve éste a perdonar pecados?» Pero Jesús le dijo a la mujer: «Tú confías en mí, y por eso te has salvado. Vete tranquila.» Lucas 7:48-50
También, hubo otra persona. Una mujer que no guardaba lealtad, ni fidelidad al matrimonio -que entonces- mantenía con su esposo. Le engañaba con otro hombre. En una oportunidad los religiosos y legalistas de su generación la sorprendieron en el acto mismo de su adulterio y la llevaron ante Él y le señalaron su maldad:
Entonces Jesús se puso de pie y le dijo: —Mujer, los que te trajeron se han ido. ¡Nadie te ha condenado! Ella le respondió: —Así es, Señor. Nadie me ha condenado. Jesús le dijo: —Tampoco yo te condeno. Puedes irte, pero no vuelvas a pecar. Juan 8: 10-11
Al condenar a mis otros semejantes, a mí mismo me condeno. Ese fue el gran error de los fariseos de la generación de Jesús. No hicieron lo suficiente para abandonar la práctica de señalar el error de sus hermanos publicanos, prostitutas, enfermos, gentiles y muchos otros. Adicionalmente les juzgaban y les condenaban. Jesús conocía de estas prácticas y les aconsejó cambiar y aprender a valorar la importancia de la compasión:
Jesús oyó lo que decían los fariseos y les dijo: —Los que necesitan del médico son los enfermos, no los que están sanos. Mejor vayan y traten de averiguar lo que Dios quiso decir con estas palabras: “Prefiero que sean compasivos con la gente, y no que me traigan ofrendas”. Yo vine a invitar a los pecadores para que sean mis discípulos, no a los que se creen buenos. Mateo 9:12-13
Lastimosamente, ellos no le atendieron y le ignoraron. Muy al contrario; observaban, criticaban y juzgaban todos los movimientos de Jesús y de sus discípulos. Ese odio, ese rechazo, ese disgusto no proviene de Dios. El legalismo, nos condena. Esa respuesta automática donde rechazamos y condenamos sin compasión nos mete al saco de los fariseos de hace 21 siglos atrás.
La sexualidad del ser humano, su sensibilidad y sentimientos, se presta como la puerta de entrada para ser fácilmente sometido por las pasiones, ser víctima de sentimientos de culpabilidad, auto descalificación, insatisfacción, y hasta sentimientos de odio contra sí mismo. La vida -entonces- se convierte en una terrible lucha.
Nadie debe utilizar el nombre de Dios, ni de Jesús para emitir mensajes de condena, ni de odio. Tampoco es correcto segregar y separar a las personas por sus prácticas sexuales. Este es igual de incorrecto que el mensaje de "no hay salida, te vas a quedar así para siempre y nunca tendrás una linda familia."
Dios, ama por igual a las personas que se equivocan, mas no ama su error. Pero, en su enorme e increíble abrumadora forma de amarnos nos recibe con una nueva oportunidad a través del arrepentimiento. Nos podemos levantar a pesar de los errores y prácticas del pasado. El error de tu pasado, no determina lo que eres. Jesús no te condena, su negocio es restaurar a personas con problemas con su pasado.
La mujer que fue infiel y desleal a su esposo, fue llevada ante Jesús para que éste emitiera un juicio por su falta. Mas Jesús no asumió ese rol, no se colocó en la silla de los que juzgan a los seres humanos cautivos por sus pasiones. Jesús, se colocó de su lado. No le apuntó con su dedo, no lanzó un discurso de odio, tampoco tomó una piedra. Jesús abrió -para ella y todos los esclavos de sus pasiones- una puerta que hasta entonces estaba cerrada, creó un puente donde antes no había ninguno, hizo una calzada para restaurar su error. No hay condena para aquellos que logran confiar en Él. Existe una nueva oportunidad. ¡Provoca tu encuentro con Jesús y déjate atrapar por su perdón!
Jesús no aprobó su práctica, no le estimuló a mantener ese viejo estilo de vida. Le invitó a no continuar igual. Le alentó a no regresar nuevamente a las prácticas del pasado. La palabra que comúnmente se utiliza para girar 180 grados y avanzar en la otra dirección es arrepentimiento, y no siempre va acompañada de una emoción o sentimiento, se trata de una decisión de la voluntad.
En el libro de segunda de Samuel, en el capítulo 12 se nos cuenta acerca de un hombre llamado David, a quien Dios le dio su favor para reinar en Israel:
“Yo te hice rey de todo mi pueblo. Yo te cuidé para que Saúl no te matara. Hasta te di su palacio y sus mujeres, y aun te habría dado mucho más, si tú así lo hubieras querido. ”¿Por qué te burlaste de mí, que soy tu Dios? ¿Por qué hiciste lo que yo prohíbo? En realidad no fueron los amonitas quienes mataron a Urías; lo mataste tú, ¡y lo hiciste para quedarte con su mujer!...David le dijo a Natán:—Reconozco que he pecado contra Dios, y que he hecho lo que a él no le gusta.
Natán le contestó: —Por eso mismo Dios te ha perdonado, y no vas a morir. Pero por haberte burlado de él, no vivirá el hijo que tuviste con Betsabé.
David, recibe de Dios algo como una moneda con dos caras; en una vemos su gracia infinita y perdón, en la otra las consecuencias de su maldad. David, libró su vida de la muerte inminente. Pero, con todo y eso lo alcanzaron las consecuencias. Su linaje y su casa se vinieron abajo. Los hijos de Elí -el sacerdote del tabernáculo- abusaron en repetidas veces de la gracia de Dios. Así que ya no hubo -para ellos- más perdón disponible. Dios les descartó de su servicio, acortó sus días sobre la tierra a toda la familia. Cuando alguien no logra entender que ha actuado mal, no es capaz de ver su propia maldad, el favor de Dios y la gracia de Dios se acorta y les abandona. Él sabía que sus hijos me ofendían gravemente, y no hizo nada para corregirlos. Así que voy a castigar a su familia, y nada ni nadie podrá evitarlo. ¡Juro que ninguna ofrenda será suficiente para que yo les perdone su maldad! ! 1 Samuel 3:13-15
En medio de mi desierto, no estoy sólo. Dios está con nosotros. ¿Puedo acudir a Dios y pedir sabiduría? ¿Podemos solicitar una nueva oportunidad, es oportuno también cambiar la actitud y acudir al perdón de Dios? Como familia nuestro amor no debe variar o nuestro amor debe mantenerse firme. Las verdades eternas de Dios tampoco han de cambiar, nuestra fe tampoco. Dios es firme en cuanto a la verdad.
En el principio, antes de la caída del hombre, antes que el pecado tomará el control de nuestra alma, antes que fuéramos vilmente engañados por la astuta serpiente. Dios declaró su plan para las relaciones entre los humanos:
Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. Génesis 2:24
Dios ha dejado de atraer su corazón, les ha abandonado para que se hundan en las profundidades de sus bajas pasiones: Por esa razón, Dios ha dejado que esa gente haga todo lo malo que quiera. Por ejemplo, entre ellos hay mujeres que no quieren tener relaciones sexuales con los hombres, sino con otras mujeres. Y también hay hombres que se comportan de la misma manera, pues no volvieron a tener relaciones sexuales con sus mujeres, sino que se dejaron dominar por sus deseos de tener relaciones con otros hombres. De este modo, hicieron cosas vergonzosas los unos con los otros, y ahora sufren en carne propia el castigo que se buscaron. Romanos 1:26-27
La verdad y el amor van juntos. No se podrá inclinar a un lado o al otro, habrá que mantener el equilibrio así evitar el utilizar la Palabra como una herramienta para desarrollar sentimientos de culpa, ni tampoco a pensar que ahora soy un Hijo de Dios que ha desarrollado una visión progresista del amor de Dios más amplia y tolerante. Nada ha cambiado Dios es igual. La relación al interior de la familia será de amor y verdad.
En nuestro interior surgirá una feroz lucha con la Palabra de Dios y sus verdades eternas.
Con amor y verdad se perdona el pecado, y con temor del Señor se evita el mal. Proverbios 16:6
El closet de la vergüenza: Nos vamos a esconder como familia y como individuos al interior de un armario de sentimientos de vergüenza y de odio. Existe una tendencia a aislarse y a tapar con una tela negra para así evitar los señalamientos y ser juzgados. La familia debe buscar una buena consejería, de no hacerlo se corre el riesgo de causar mayor daño. La intervención incorrecta de la familia puede producir mas daños en la relación de sus miembros, lo más oportuno es acudir con un experto. Resulta muy fácil asumir una actitud obsesiva, solamente hablar y girar en torno a un único tema o problema de tipo sexual.
La obsesión, puede dañar otras áreas de la familia que están sanas. Evitemos caer en una plática monotemática. Si visitas a un enfermo grave -claramente- evitarás hablar de lo mal y terrible que se mira a causa de la enfermedad, o si visitas a un preso tampoco te vas a platicar con este acerca de los años de condena que faltan, o los males sociales, de la corrupción y de lo mal que es vivir en la cárcel, si hablas con alguien con sobre peso no le vas a preguntar ¿Qué pansó contigo? o no le vas a decir lo increíblemente gordo que se ha vuelto. Es todo lo contrario.
No etiquetes. Hay que tener mucho cuidado en no colocar una etiqueta incorrecta. La etiqueta hunde más a la persona con dudas e inseguridad, es cómo fomentar la idea de que los errores de tu pasado determinen quién eres y cual es tu identidad. Lo cual es falso, Dios es el experto en nuevas oportunidades, cada mañana nos da una nueva misericordia. Hay perdón disponible, hay gracia, existe -todavía- espacio para arrepentirme.
Sostener relaciones o sentir atracción a personas del mismo género es la manifestación de un problema de fondo todavía más complejo. Cuando una persona atraviesa luchas o dudas con su identidad sexual se trata de la manifestación de situaciones dolorosas de su niñez que están muy arraigadas en lo profundo de su corazón. Cuidémonos de no caer en el juego del libertinaje dentro de la gracia: Podríamos ser abandonados por Dios, podríamos en muy poco tiempo dejar de confiar y creer, y destruir nuestra fe salvadora. Todos hemos pecado, y por eso estamos lejos de Dios. Romanos 3:23
Y algunos de ustedes eran así. Pero Dios les perdonó esos pecados, los limpió y los hizo parte de su pueblo. Todo esto fue posible por el poder del Señor Jesús y del Espíritu de nuestro Dios. I corintios 6:11
¿Quién sí entrará al Reino de Dios? Aquel que al cruzar su desierto cambia la forma de pensar -mentalidad- de la tierra y adopta la mentalidad del cielo, aquel que se permita ser transformado por el único que lo hace posible con su infinito poder; Dios.
Algunas preguntas para meditar:
¿Crees en la existencia de la consciencia?
¿Crees que después de morir nuestra vida continúa más allá del último suspiro?
¿Existe un Dios Altísimo sentado en el trono del Reino de los cielos, lo crees?
¿De dónde crees que provino tu consciencia?
¿Obedeces a la voz que te habla desde tu consciencia?
¿Crees que Dios te ha dado conciencia?
¿Cuáles mandamientos recuerdas?
¿Alguna vez has mentido? ¿Has pecado de otras formas?
¿Sientes amor por tu madre? ¿Mentirías en el nombre de tu madre?
¿Después de morir, en el día del juicio final, tú crees que serás culpable de violar los 10 mandamientos?
¿Sabes que Jesús ya pagó el más alto precio todas las multas por cada vez que violaste la ley de Dios?
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