Desde entonces, Jesús comenzó a anunciar: «Cambien su manera de pensar y de vivir porque el reino de los cielos ya está cerca». Mateo 4:17
Jesús viajó y visitó las congregaciones de la provincia romana de Judea -sinagogas- junto a sus discípulos para exponer y presentarles el reino de los cielos a todos los hombres y mujeres temerosos de Dios que vivían en Israel. Los que escucharon atentamente sus palabras y creyeron a su mensaje, experimentaron y vieron con sus ojos las señales maravillosas por solo creer a su mensaje, su mensaje en sí libera la naturaleza espiritual aquí en la tierra.
Yo te daré las llaves del reino de los cielos: lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo. Mateo 16:19
El mensaje de la predicación del ministerio público de Jesús se centró en mostrar y explicar que a partir de ese mismo instante se impone un nuevo sistema entre los hombres y mujeres que habitan sobre la superficie de la tierra.
La palabra reino (griego: basiléa) deriva a su vez de la palabra Rey; en el griego se utilza la palabra basileús (βασιλεύς). Un reino depende de la autoridad de su rey. El rey es la máxima autoridad, es a partir de su figura y persona que emana o se originan las cualidades y características del reino. Si el reino produce buenos frutos, es consecuencia directa de su tipo (clase) de rey. Así que, de un reino puede emanar o producirse luz, por su tipo o clase de rey, o bien un reino puede producir oscuridad por su clase o tipo de rey. El rey es una fuente de virtud (luz) o de maldad (oscuridad). En el reino de las tinieblas existe un rey, se llama el padre de mentira. Entiéndase padre como el origen, la fuente. Las personas que mienten, necesitan nacer de nuevo. El padre de ustedes es el diablo, y ustedes tratan de hacer lo que él quiere. El diablo siempre ha sido un asesino y un gran mentiroso. Todo lo que dice son sólo mentiras, y hace que las personas mientan. Juan 8:44
El reino de los cielos está desarrollando una conquista del reino de las tinieblas que gobernaba a nuestro planeta, bajo un sistema que la Biblia también llama "el mundo" desde Adán hasta hoy. La Tierra es el escenario donde el reino de los cielos está instalando sus fortalezas y su dominio. Las herramientas de conquista o armas que se utilizan para conquistar un reino son ideas, son pensamientos, se trata de argumentos; también llamados fortalezas. Una fortaleza consiste en un argumento -pensamiento- que fue emitido por una de las fuentes (rey) y ha sido (escuchado atentamente)recibido, se ha adoptado como un valor que dirige los pasos; desde la mente de una persona, una familia, una comunidad, una generación, desde una generación a la siguiente. Así se reprogramó a la humanidad con mentiras. Si se tratara de una computadora, sería un trozo de código dentro de su sistema operativo; el que gobierna al resto de aplicaciones o softwares que desde este se ejecutan. Hablamos del interior; el alma y el corazón.
Los valores de un reino, son principios, son leyes, son comandos, son mandatos, son órdenes. Para que la mente de una persona "corra correctamente" las aplicaciones de un reino no pueden existir rastros del viejo sistema operativo como comandos o trozos de código del viejo reino en su interior. Pues, al intentar desarrollar una acción aparecerá la notificación de "error en el sistema operativo". Por eso las personas que no saben lavarse en la sangre del cordero atravesando la cruz, los que no han nacido de nuevo, los que aún no han sido regenerados completamente en su interior no podrán sentir satisfacción al intentar ser personas del reino, pues descubren que no califican para entrar en un reino que nos exige y se demanda arrepentirse (griego: metanoéo) cambiar completamente de manera de pensar y de vivir. Pasó en todas las congregaciones que Jesús visitó, y sigue pasando hoy; fin de semana tras fin de semana. Viene pasando desde hace 21 siglos atrás.
La palabra identidad proviene del latín identitas, y este de idem (Del mismo tipo o clase) que es idéntico. La identidad trata de un grupo de rasgos o característica propia de una persona o de una congregación que le caracteriza frente a los demás, podemos entenderla como el conjunto de características e informaciones que singularizan y destacan a alguien, le confirman quién es. De aquí que la misma clase o tipo, solamente se podrá reproducir en la misma clase o tipo. Con esto toma sentido lo que Jesús nos dijo: El árbol bueno sólo produce frutos buenos y el árbol malo sólo produce frutos malos. El árbol que no da buenos frutos se corta y se quema. Así que ustedes reconocerán a esos mentirosos por el mal que hacen. Mateo 7:17-20
Un ciudadano del reino de los cielos tiene total certeza sobre su nacionalidad, ciudadanía y origen. Una de las leyes que se deben cumplir cuando una persona se traslada desde una una zona administrativa a otra (país, reino, principado, etc.) es que debe contar con un documento que defina su ciudadanía; en qué ciudad reside y está sometido a sus leyes de migración. Dentro de cada zona administrativa existen documentos que describen su identidad a veces les llaman "carné de identificación", DNI, credencial electoral, en fin.
En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, y estamos esperando que del cielo venga el Salvador, el Señor Jesucristo, Filipenses 3:20
Todos estos murieron sin haber recibido lo prometido, pero lo vieron de lejos con los ojos de la fe y lo saludaron, reconociendo así que eran extranjeros y gente de paso sobre aquella tierra. Hebreos 11:13
Los ciudadanos del reino de los cielos tienen certeza acerca de su origen, la paternidad. La Biblia nos dice que Dios creó los cielos y la tierra. Que con el polvo de la tierra creó un cuerpo humano todavía sin vida, al que le compartió de su Espíritu y le prestó de su divina vida. Todo en el hombre es donado o prestado. El ser humano no se puede autodefinir, Dios determinó como sería por siempre. Es una atribución del rey, es únicamente el rey del reino quien determina lo que yo soy. Tú viste cuando mi cuerpo fue cobrando forma en las profundidades de la tierra; ¡aún no había vivido un solo día, cuando Tú ya habías decidido cuánto tiempo viviría! ¡Lo habías anotado en tu libro! Salmos 139:15-16
Jesús les dijo: —Cuando ustedes oren, digan: “Padre, que todos reconozcan que tú eres el verdadero Dios. ”Ven y sé nuestro único rey. Lucas 11:2
El origen de cada ser humano, la fuente de donde surgimos o hemos emanado, la paternidad que nos hace sus hijos va a determinar el tipo y la clase de nuestro fruto. También va a determinar el tipo y la clase de su potencial; la medida, la cantidad, la calidad, la frecuencia de reproducción, etc. Un árbol de naranjas siempre va a producir naranjas y de las semillas de la naranja van nacer nuevos árboles de naranjas. El árbol de manzanas hará igual, el árbol de mango también. El árbol no va cambiar el tipo o clase de fruto por sí mismo, no tiene autoridad espiritual para hacerlo. El reino vegetal ya tiene un rey que determinó cuál será su tipo, su clase y su fruto. Observe Usted el tercer día de trabajo creador: Al ver Dios tal belleza, dijo: «Quiero que haya en la tierra árboles y plantas que den fruto y semilla». ¡Y al instante se hizo así! La tierra produjo árboles y plantas; los árboles dieron frutos, y las plantas dieron semillas. Génesis 1:11-12
En el reino de los cielos; un reino de seres espirituales con un rey que es espíritu, allí gobiernan leyes espirituales. Las leyes espirituales poseen mayor autoridad y preeminencia sobre las leyes de la naturaleza, las leyes de la biología, y de la agricultura. Por eso se puede comprender que los árboles en el jardín de Dios que está en la nueva ciudad de Dios, al igual que los árboles en la tierra se someten a la misma ley; así en la tierra como en el cielo. Son como árboles sembrados junto a los arroyos: llegado el momento, dan mucho fruto y no se marchitan sus hojas. ¡Todo lo que hacen les sale bien! Salmo 1:3
Las leyes, los principios del reino de los cielos son de orden, tipo y de clase espiritual. El mundo espiritual es eterno, como su Palabra, como su autoridad, como su gloria misma, todo está ahí sustentado por el poder de los dichos de su boca. El mundo material es pasajero, es temporal, todo es limitado en el tiempo y espacio. De allí que la ciencia humana, el conocimiento de este siglo está limitado a solamente la verificación a través de cinco sentidos que también están limitados en su capacidad de percepción, poseen rangos, paradigmas, y fronteras. Es por esto que los dichos de Jesús pueden someter a la enfermedad, pueden someter a las leyes de la naturaleza, pues provienen del mundo espiritual. Un día, Jesús subió a una barca con sus discípulos, y les dijo: «Vamos al otro lado del lago». Entonces partieron, y mientras navegaban Jesús se quedó dormido. De pronto se desató una tormenta sobre el lago, y el agua empezó a meterse en la barca. Los discípulos, al ver el grave peligro que corrían, a gritos despertaron a Jesús: —¡Maestro, Maestro, nos hundimos! Jesús se levantó, y ordenó al viento y a las olas que se calmaran. Y así fue; todo quedó tranquilo. Luego les dijo a los discípulos: —¡Ustedes no confían en mí!
Pero ellos estaban tan asustados y asombrados que se decían: «¿Quién es este hombre, que hasta el viento y las olas lo obedecen?» Lucas 8:22-25
Calmar la tormenta con una orden. |
Un día frente al trono del Altísimo, se escuchará a los lavados en su sangre, a los regenerados y nacidos de nuevo utilizar un lenguaje diferente, un lenguaje del reino de los cielos, darán testimonio en base a la verdad eterna que gobierna sus mentes. Sabrán dar la correcta gloria a Dios, reconociendo que sus cuerpos son de Dios, que su vida proviene de Dios, que Dios les adoptó como sus hijos, que la Palabra eterna de Dios sustenta todo lo que existe, declararán que el reino de los cielos no utiliza paliativos, ni paños calientes ante el problema, simplemente los ataca en su raíz y los elimina. Este es el reino que Jesús vino a establecer y a predicar entre los que temen a Dios, a los que saben que están en extremo necesitados de Dios. Dichosos los pobres en espíritu, porque el reino de los cielos les pertenece. Mateo 5:3
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