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¿Cómo logra una persona temerosa de Dios salir del fondo de una cisterna vacía hasta el trono de un gran reino? ¿Cuál es la importancia que esconde la ingratitud para nuestra promoción en esta vida y en la vida que sigue? ¿Para qué debo conocer la ingratitud? ¿Cómo me puedo graduar en gratitud?
Una vez más, hemos regresado a la pista de carreras. Es muy posible que algunas personas se hayan tomado el tiempo para agradecer a Dios por haber salido de un tiempo de restricciones, confinamiento, cierre de trabajos, donde no podíamos ni reunirnos, ni viajar, en fin habíamos perdido muchas libertades. De pronto, ya otra vez vivimos vidas agitadas, con agendas llenas. Andamos nuevamente corriendo todo el día de aquí para allá, del tingo al tango, como canica dentro de una caja. Nuevamente ya no tenemos tiempo para nada, ni para hacer una pausa en el camino y meditar o mostrar agradecimiento.
El hijo menor de Jacob -un tipo del mesías- ha estado viviendo momentos muy difíciles. En muy poco tiempo -José- pasó de ser el favorito de su Padre, al despreciado de sus hermanos, a casi ser asesinado, a un pozo vacío, a una caravana de vendedores de esclavos, a un mercado de esclavos, a casa de un secretario de seguridad de una gran nación, a ser injustamente enviado a la cárcel y salvarse de la muerte por un pelo de rana. En la cárcel de Egipto conoce a dos personas de la casa real; al jefe de los coperos y de los panaderos. Ambos, en una misma noche mientras dormían recibieron cada uno, un sueño diferente. Ambos estaban muy perturbados por motivo de lo que habían soñado. Lo peor era que no los entendían. Pero, José les hizo el gran favor de escucharlos, de pedir revelación al Dios eterno y les dio una respuesta que nadie más en la tierra hubiera podido lograr y que les mostró el sentido de sus sueños. Veamos como nos lo dice Génesis 40: Tres días después el rey de Egipto celebraba su cumpleaños, así que hizo una gran fiesta e invitó a todos sus ayudantes y consejeros. Allí, delante de sus invitados, el rey mandó a sacar de la cárcel al jefe de los coperos y al jefe de los panaderos. Al jefe de los coperos le devolvió su cargo, pero mandó que colgaran de un árbol al jefe de los panaderos. Así se cumplió lo que José les había dicho. Sin embargo, el jefe de los coperos se olvidó completamente de José.
¿No le parece a Usted que es muy injusto olvidar de esta manera a José? ¿Cree Usted que el jefe de los coperos ha sido un ingrato con José? ¿Es correcto ser indiferente con quien te ha ayudado y ha sido compasivo y generoso?
Nuestra ingratitud, nuestro olvido selectivo, nuestra omisión programada. Tiene un efecto desagradable y molesto que afecta directamente a las personas que nos han favorecido. En medio de los tiempos de crisis solamente pensamos en salir de lo profundo del agujero oscuro en que hemos caído y no tomamos notas de lo que recibimos, no le entregamos recibos con notas de agradecimiento a esas personas que paso a paso nos llevan a la superficie.
Nuestra ingratitud, nuestro olvido selectivo, nuestra omisión programada. Tiene un efecto desagradable y molesto que afecta directamente a las personas que nos han favorecido. En medio de los tiempos de crisis solamente pensamos en salir de lo profundo del agujero oscuro en que hemos caído y no tomamos notas de lo que recibimos, no le entregamos recibos con notas de agradecimiento a esas personas que paso a paso nos llevan a la superficie.
Ser ingratos. Es fundamental hacer manifestaciones intencionales que hablen de nuestro recuerdo, de nuestra memoria activa y dejar atrás la indiferencia. Recuerda dar gracias, actuar con agradecimiento, expresar la gratitud. Buscar el oro y destacar lo bueno.
No dañes ninguna relación sana a través de la indiferencia y la ingratitud. Se humilde, actúa rápidamente. Evita cerrar la puerta que una vez se mantuvo abierta para ti. En mi escasez, en medio de mi crisis yo recibí la empatía y la generosidad de alguien más que fue conmovido y solidario por mi necesidad apremiante.
No dañes ninguna relación sana a través de la indiferencia y la ingratitud. Se humilde, actúa rápidamente. Evita cerrar la puerta que una vez se mantuvo abierta para ti. En mi escasez, en medio de mi crisis yo recibí la empatía y la generosidad de alguien más que fue conmovido y solidario por mi necesidad apremiante.
“Tengo tres perros peligrosos: la ingratitud, la soberbia y la envidia, cuando muerden dejan una herida profunda”.
(Martín Lutero)
(Martín Lutero)
La ingratitud se ha ganado muchos titulares. Ha llamado la atención de muchas personas en el cielo, pero también, aquí en la tierra. En esta época y en muchas otras épocas antes. La ingratitud también llamó a la atención del escritor Miguel Cervantes cuando su mundialmente conocido personaje Don Quijote expresó: La ingratitud es hija de la soberbia y uno de los mayores pecados que se sabe.
En el nuevo testamento encontramos en un fragmento de la carta del apóstol Pablo a la congregación de cristianos del puerto griego de Corinto. Ahí Pablo les invitó a poner su mente en perspectiva. Todo lo que tienen, lo han recibido de Dios. Y si todo se lo deben a él. ¿Por qué presumen, como si ustedes solos lo hubieran conseguido? 1 corintios 4:7
Es más común de lo deseado, que una vez que empezamos a disfrutar de las donaciones del cielo y nos resulten ser tan provechosas nos sintamos tan identificados con estas que las hacemos pasar como si fueran nuestras, como si fuéramos la fuente -nosotros- que produce la virtud en nosotros.
Si observamos la vida como si esta fuera un viaje que tiene un origen y un destino. En nuestro avance por este -aparentemente- largo camino, tendremos que tomar decisiones que serán trascendentales y determinantes sobre nuestro éxito o sobre nuestro fracaso. De una manera clara Dios nos hace saber que está en cada uno de nosotros decidir la manera en que su viaje va a continuar. Se nos pide dejar de lado la ingratitud de nuestro corazón y cambiar nuestras costumbres antiguas y adoptar las nuevas. En Deuteronomio 40 se nos confronta de esta manera:
Estas cosas serán una prueba contundente contra ti y tu descendencia, para siempre, por no haber adorado al Señor tu Dios con alegría y sinceridad cuando tantos bienes te había dado. Tendrás que servir a los enemigos que el Señor enviará contra ti; sufrirás hambre, sed, falta de ropa y toda clase de miserias. El Señor te hará sufrir una dura esclavitud, hasta que seas destruido. Desde el país más lejano del mundo, el Señor lanzará contra ti, con la rapidez de un águila en vuelo, una nación cuya lengua no entiendes; gente de aspecto feroz, que no respetará a los ancianos ni tendrá compasión de los niños. Se comerá las crías de tu ganado y los frutos de tu tierra, hasta arruinarte; no te dejará trigo, ni vino, ni aceite, ni las crías de tus vacas ni de tus ovejas, y morirás de hambre.
Dios no nos demanda las fincas, las haciendas, los ranchos, las tierras de cultivo o de ganadería. Él solo se conforma con una pequeña porción (una décima parte) de los frutos. Nos deja el 90% para que lo disfrutemos nosotros.
Dios no nos demanda las fincas, las haciendas, los ranchos, las tierras de cultivo o de ganadería. Él solo se conforma con una pequeña porción (una décima parte) de los frutos. Nos deja el 90% para que lo disfrutemos nosotros.
¿Qué es la ingratitud? Desagradecimiento: Olvido o desprecio por los beneficios recibidos. Es una forma de indiferencia y desprecio. Es una forma de egoísmo. La experiencia de recibir ingratitud nos hace sufrir uno de los sentimientos más desagradables que puede sentir una persona. La ingratitud bebe de varias fuentes, posee varios factores:
No se asimiló la buena educación. No aprendimos de los ejemplos -pocos o muchos- cerca de ti, a tu alcance. Arrogancia. Estaba tan enfocado en mi propio plan, en mi dolor, en mi crisis, en mi problema que no observé a los demás obrar a mi favor. Raíz de amargura. Mi herida emocional, mis carencias emocionales de la infancia o del pasado me han distorsionado -la lente- la percepción de la realidad que me rodea. Envidia e inseguridad. Las necesidades insatisfechas, los traumas emocionales, las heridas bajo mi piel que no son visibles. Brotan espontáneamente de mi interior y me afectan hoy.
¿Quién es ingrato(a)? La persona ingrata lo es -incluso- con los seres amados y amigos más cercanos, en ese caso, carece de suficiente empatía para ponerse en el lugar del otro. Todos en alguna medida reproducimos la ingratitud. La fomentamos y la enseñamos a otros. En más de una oportunidad asumimos la ingratitud y fuimos indiferentes. La persona que defrauda a la otra porque con su actitud -su reacción, su respuesta- hiere las buenas intenciones de quien le ofreció su ayuda en algún momento. Omitimos regresar y manifestar nuestra gratitud, como pasó con los otros 9 leprosos sanados.
Si su casa ha sido visitada por algún amigo o algún otro pariente. Habrá notado que hay quienes viajan ligero con una botella de agua, un libro y una mochila. Pero, hay otros que viajan con muchas maletas. La ingratitud es de estos últimos. Siempre viene con muchas maletas cuando nos visita. No llega sola trae al menos 4 maletas completamente cargadas:
Adversa a la adoración. Cuando se instala en nuestro corazón elimina el deseo de reconocer y dar crédito a Dios por sus bondades y maravillas.
Alimenta la arrogancia. Nuestro orgullo se sienta en el trono y espera ser servido. Nuestro amor propio se vuelve muy exigente, fuerte y busca ser saciado.
Rechaza a la autoridad. Negamos la eficacia del poder de Dios. Invalidamos las promesas. Borramos sus exigencias, mandamientos y demandas. Preferimos desobedecer y salir de su jurisdicción.
Desconoce a la fuente de su provisión. Todo lo que tenemos proviene de Dios. La salud, la fuerza, la capacidad mental, las oportunidades, en fin.
¿Has observado tu propio comportamiento? ¿Te conoces realmente? Te va a sorprender cuál es nuestra tendencia ¿Qué efecto nos describe mejor ante los demás; el efecto Velcro o el efecto Teflón?
EFECTO VELCRO: ¿Existe en mí una tendencia a no olvidar cada vez que alguien me hiere, ignora o no me agradece?
EFECTO TEFLÓN: ¿Existe en mí una tendencia a ser indiferente luego de recibir ayuda de alguien más?
Por favor marque la casilla que identifique como algo común y regular en Usted. Vamos a hacer una lista de chequeo o check list junto al Espíritu de Dios:
• No hay abundancia de recursos. Me rodea la escasez.
• El éxito aparece muy rara vez. Alejado del éxito en casi todas mis áreas.
• Dificultad para alcanzar logros. No hay logros frecuentes de propósitos y resoluciones.
• Todos los demás tienen obligaciones para contigo. Las personas que me rodean no tienen que esperar “nada” de mí.
• No hago ningún esfuerzo real por recordar un favor recibido. No hago memoria activa para recordar cada favor. Ni me fijo en ellos.
• Me quejo y murmuro constantemente de todos a mi alrededor. Mi lenguaje está mayormente dominado por quejas y murmuraciones: ¡De verdad que aquí son incompetentes e inútiles!
• No siento empatía ninguna hacia los demás. ¡Lo que piensen o sientan los demás es su asunto, no es mi problema! Yo solo cierro los ojos y sigo.
• Yo estoy posicionado en el centro del universo. ¡La gente no me aprovecha ni me valora. No saben de lo que se pierden! Primero yo, después yo y por último yo.
• En relación con mis semejantes: Yo soy superior. ¡De verdad que estoy rodeado de personas sin iniciativa y que no hacen nada bien!
• Hay presencia de envidia por las posesiones y relaciones de otros. ¡De chiripa es que tiene un buen matrimonio! ¡Está bonito, pero no es tan bueno como este que tengo yo! Yo no veo ojos bonitos en la cara ajena.
• Tengo dificultad para expresar mis emociones. No me alegro cuando alguien celebra, no siento dolor cuando alguien sufre, no digo gracias a nadie, aunque sienta gratitud. No agradezco, aunque no sienta nada.
• No respondo apropiadamente a la ayuda recibida de los demás. ¡Me vale un pepino si se rompió una pierna por hacerme el favor! ¡Me resulta indiferente, ese es su trabajo, para eso recibe un salario! No puedo valorar el esfuerzo hecho por otros. Nunca doy gracias a mi equipo al final de un día.
EFECTO TEFLÓN: ¿Existe en mí una tendencia a ser indiferente luego de recibir ayuda de alguien más?
Por favor marque la casilla que identifique como algo común y regular en Usted. Vamos a hacer una lista de chequeo o check list junto al Espíritu de Dios:
• No hay abundancia de recursos. Me rodea la escasez.
• El éxito aparece muy rara vez. Alejado del éxito en casi todas mis áreas.
• Dificultad para alcanzar logros. No hay logros frecuentes de propósitos y resoluciones.
• Todos los demás tienen obligaciones para contigo. Las personas que me rodean no tienen que esperar “nada” de mí.
• No hago ningún esfuerzo real por recordar un favor recibido. No hago memoria activa para recordar cada favor. Ni me fijo en ellos.
• Me quejo y murmuro constantemente de todos a mi alrededor. Mi lenguaje está mayormente dominado por quejas y murmuraciones: ¡De verdad que aquí son incompetentes e inútiles!
• No siento empatía ninguna hacia los demás. ¡Lo que piensen o sientan los demás es su asunto, no es mi problema! Yo solo cierro los ojos y sigo.
• Yo estoy posicionado en el centro del universo. ¡La gente no me aprovecha ni me valora. No saben de lo que se pierden! Primero yo, después yo y por último yo.
• En relación con mis semejantes: Yo soy superior. ¡De verdad que estoy rodeado de personas sin iniciativa y que no hacen nada bien!
• Hay presencia de envidia por las posesiones y relaciones de otros. ¡De chiripa es que tiene un buen matrimonio! ¡Está bonito, pero no es tan bueno como este que tengo yo! Yo no veo ojos bonitos en la cara ajena.
• Tengo dificultad para expresar mis emociones. No me alegro cuando alguien celebra, no siento dolor cuando alguien sufre, no digo gracias a nadie, aunque sienta gratitud. No agradezco, aunque no sienta nada.
• No respondo apropiadamente a la ayuda recibida de los demás. ¡Me vale un pepino si se rompió una pierna por hacerme el favor! ¡Me resulta indiferente, ese es su trabajo, para eso recibe un salario! No puedo valorar el esfuerzo hecho por otros. Nunca doy gracias a mi equipo al final de un día.
El profeta Jeremías hizo una invitación a una nación llamada a adorar a Dios para que regresaran a la gratitud y abandonaran el camino de la indiferencia y de la ingratitud. En el libro de las Lamentaciones en el capítulo 3: Reflexionemos seriamente en nuestra conducta y volvamos nuevamente al Señor. Elevemos al Dios del cielo nuestros pensamientos y oraciones. Nosotros pecamos y fuimos rebeldes, y tú nos perdonaste.
David, la persona que tenía un corazón cercano al corazón de Dios, meditó en lo terrible que es permanecer en estado de ingratitud. Así fue que escribió en el libro de los salmos -103:2- lo siguiente: Que todo lo que soy alabe al Señor; que nunca olvide todas las cosas buenas que hace por mí.
¿Has meditado en lo horrible que es ser ingrato?
¿La ingratitud tiene algo que enseñarnos sobre nuestra pobreza al agradecer?
¿Por qué se manifiesta la ingratitud en mí?
¿Puedo aprender y salir de este estado de ingratitud?
¿Estoy yo también en alto riesgo de caer en este error?
Saluda a la ingratitud como una experiencia que enriquecerá tu alma. (Auguste Rodin)
Ingrato es el que sólo en secreto es agradecido. (Séneca)
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