"El agradecimiento es la memoria del corazón. La persona que da, no debe volver a acordarse; pero la persona que recibe nunca debería olvidar. Agradecer, habla bien del corazón y permite a tu corazón hablar."
Luego de buscar en algún diccionario la palabra agradecimiento, podríamos encontrar una definición que nos ayude a entenderla mejor: Es el acto y resultado de agradecer. Quien agradece, expresa su gratitud: la valoración que se tiene hacia aquel que realiza un favor o que presta ayuda, un sentimiento que generalmente lleva a tratar de devolver, de alguna forma, la colaboración recibida.
Ustedes fueron llamados a formar un solo cuerpo, el cuerpo de Cristo. Dejen que la paz de Cristo gobierne sus corazones, y sean agradecidos.
Colosenses 3:15
En esta oportunidad vamos a revisar una historia que tuvo como escenario una población froteriza cerca de Samaria y en la que los personajes principales sufrían una enfermedad incurable.
La lepra: Es una enfermedad infecciosa crónica causada por el bacilo de Hansen, cuyo nombre científico es Mycobacterium leprae. Se caracteriza por los síntomas nerviosos y cutáneos, con la aparición de manchas, tubérculos y úlceras.
El término lepra proviene del griego y significa escamoso. Hipócrates y los médicos de la Hélade llamaban lepra a las lesiones aparecidas en la piel con aspecto de pequeñas escamas, lo que hoy conocemos con el nombre de psoriasis. También llamaban este tipo de lesiones psoriasis léuki, lepra blanca.
La persona que adquiría esta enfermedad debía aislarse para no contagiar a otros, abandonar a los suyos, ir a vivir a la orilla de las poblaciones, eran marginados, se les etiquetaba y estigmatizaba, con el tiempo se podían perder los dedos, y experimentaban lesiones con muy mal olor. El término hebreo tsara´ath, servía para designar a las lesiones blanquecinas de la piel, y es traducido por la palabra griega lepra. La mayoría de las culturas antiguas creían que su origen era pecaminoso, o un castigo divino por no cumplir una regla o por impureza. Se le consideraba una enfermedad incurable y muy contagiosa.
Jesús siguió su viaje hacia Jerusalén, y tomó un camino que pasaba entre la región de Samaria y la región de Galilea. Cuando entró en una aldea, salieron a su encuentro diez hombres que estaban enfermos de lepra. Sin embargo, se quedaron un poco lejos de Jesús y le gritaron:
—¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros y sánanos!
Jesús los vio y les dijo:
—Vayan al templo, para que los sacerdotes los examinen y vean si ustedes están totalmente sanos.
Y mientras los diez hombres iban al templo, quedaron sanos. Uno de ellos, al verse sano, regresó gritando: «¡Gracias, Dios mío! ¡Muchas gracias!» Cuando llegó ante Jesús, se arrodilló hasta tocar el suelo con su frente, y le dio las gracias. Este hombre era de la región de Samaria. Al ver eso, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿No eran diez los que quedaron sanos? ¿Por qué sólo este extranjero volvió para dar gracias a Dios?» Lucas 17:11-18
Si Usted -más de una vez- se ha preguntado ¿Qué vamos a comer hoy? sabiendo que no tiene respuesta para esta pregunta. Si alguna vez experimentó y sintió no poseer los recursos o herramientas necesarias para resolver una necesidad urgente. Si alguna vez ha vivido una larga época de graneros vacíos, o de una larga enfermedad. Puede comprender bien que la historia reciente de estos diez hombres con lepra no fue fácil. No podían visitar a su familia, a sus hijos, esposas, no podían acercarse al resto de personas, debían advertir constantemente a otros del riesgo de tener proximidad con ellos y gritar desde lejos que eran inmundos. Eran señalados, victimas de comentarios groseros, de bromas y sarcasmo entre otras cosas, pero uno de ellos no era de la región de samaria, posiblemente también sufrió menosprecio adicional por parte de sus compañeros leprosos por ser de otra región. Ese sufrimiento es algo que todos ellos desean nunca volver a recordar.
Recuerda que yo te di libertad; yo fui quien te sacó de Egipto, país donde eras esclavo; yo envié a Moisés, a Aarón y a María para que te sacaran de allí.
Miqueas 6:4
Algunas veces olvidamos muy pronto, y otras nunca olvidamos. De alguna forma ésto explica que nuestra memoria es selectiva. Los altares de piedras, como otros tipos de monumentos ayudan a las personas a recordar un pacto.
Hay un par de cosas que deberíamos aplicar y utilizar casi de manera inmediata, una es el perdón y la segunda es el agradecimiento. Posponer decir gracias es un error, pues se corre el alto riesgo de olvidar demasiado pronto el favor recibido, perdiendo así la oportunidad única de expresar agradecimiento.
¿Recuerda usted la última vez que agradeció personalmente a alguien por un favor?
El escritor de los salmos nos invita a no olvidar los beneficios recibidos de la mano de Dios, en otra oportunidad David le ordenó a su alma -voluntad- agradecer por todos los beneficios recibidos.
Muchos de los favores recibidos resultan no ser percibidos por la persona que los recibe, en otros casos sí somos conscientes de haber recibido algún favor o beneficio, pero lo olvidamos solo un minuto después.
La mayoría de las veces olvidamos ser agradecidos en nuestro hogar y con los más cercanos, y también entre los colaboradores y compañeros de nuestro trabajo.
La mayoría de las veces olvidamos ser agradecidos en nuestro hogar y con los más cercanos, y también entre los colaboradores y compañeros de nuestro trabajo.
Hoy podemos terminar con esa falta de agradecimiento. Agradece a los que están a tu alrededor. Agradece por cosas especificas; y no solamente por haber hecho bien su trabajo, focaliza bien tu agradecimiento. Un regalo significativo y personalizado dice mucho de tu agradecimiento y de tu interés. Has que tu agradecimiento sea un acto sincero que viene tu corazón. Ante un gran esfuerzo y un gran trabajo la gratitud puede estar asociada a un regalo en público que también motiva a los demás, nunca olvides -a los más humildes colaboradores- decirles gracias personalmente.
Dios siempre tiene algo todavía mejor para nosotros, más que todo lo recibido hasta hoy, si al recibir un pequeño milagro inmediatamente desatamos nuestro genuino agradecimiento hacia él, vamos a liberar un milagro todavía mayor. Habrá un mayor beneficio por solo expresar nuestro agradecimiento, por alabar a Dios por su generosidad inmerecida. De los diez hombres, diez fueron sanados de su piel, uno aprendió a agradecer y alabar, y este uno alcanzó la salvación de su alma por ser agradecido. El hombre y mujer agradecidos, alcanzan doble bendición.
Luego Jesús le dijo al hombre: «¡Levántate y vete! Has quedado sano porque confiaste en mí.»
Lucas 17:19
“Si eres agradecido con lo que tienes, generarás más. En cambio, si te concentras en lo que no, jamás tendrás lo suficiente”.
Oprah Winfrey
Oprah Winfrey
“Si una persona no es agradecida con lo que tiene ahorita, difícilmente lo será cuando lo obtenga”.
Frank A. Clark
Frank A. Clark
“Tal vez la gratitud no sea la virtud más importante, pero sí es la madre de todas las demás”.
Marco Tulio Cicerón
Marco Tulio Cicerón
“La gratitud siempre tiene cabida en nuestra vida. Estudios demuestran que la gente agradecida es más feliz porque en vez de preocuparse por las cosas que le faltan, agradece lo que tiene”.
Dan Buettner
Dan Buettner
Muy acertado comentario acerca de la gratitud que reamente es la clave de una vida en paz y felíz.
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