El apóstol Pablo (שָׁאוּל = Sha'ul), que fue un judío que nació y creció en lo que hoy conocemos como Tarso, Turquía (Asia menor). Desde sus primeros años fue educado en la obediencia de la ley de Moisés, formado en la academia del maestro Gamaliel. Y quien después de experimentar un encuentro personal con Jesús -en el camino que desde Jerusalén conduce a Damasco- Pablo visita de forma presencial a muchas comunidades de judíos convertidos y de gentiles creyentes en Jesús alrededor del Mediterráneo, a otras las visita de manera virtual; con cartas. Él escribió en "la carta del gozo", se trata de un mensaje que fue escrito desde una prisión para los creyentes de Filipo:
Por eso, lo único que deseo es conocer a Cristo; es decir,sentir el poder de su resurrección, sufrir como él sufrió,y aun morir como él murió,¡y espero que Dios me conceda resucitar de los muertos!Filipenses 3:10-11
Pablo, ha recibido la revelación de una capacidad especial que potencia a los creyentes en Jesús que han nacido de nuevo. Existe -de parte de Dios- una capacidad disponible para cada uno de los miembros de su Iglesia. Esta posee el enorme potencial de regenerar la valentía y falta de temor que hubo en Adán, regenera la vergüenza y la cambia por confianza y certeza absoluta. Como el corazón de Adán antes de decidir desobedecer a Dios. El poder de la resurrección, se ha convertido en el sano objeto del deseo de Pablo, él sabe que algo diferente opera en cada creyente que recibe esta capacidad. Es una ambición secreta que lo llevará a superar todo lo que él ha logrado hasta hoy. Pablo busca provocar en su vida que esta experiencia le enriquezca y le ayude a servir a Dios de una manera aún más poderosa. Conocer; tener una relación más profunda, más cercana, más intima con el Jesús que venció a la muerte. Pablo, sabe que al liberar esa capacidad y el impetuoso poder en su propia vida iniciarán manifestaciones poderosas; milagros, señales, maravillas, sanidades, manifestación de los dones, valentía, seguridad, certeza, el fruto del Espíritu de Dios, toda una nueva actividad espiritual operando activamente a través de su persona y en respaldo a su confianza en Jesús.
Es posible que a los 11 discípulos su propio conocimiento previo de Jesús hombre; el judío que come según la ley, que camina, que duerme, uno que llora, uno que parte el pan, de pronto genere algunos conflictos en su corazón; como la velocidad de procesamiento, ordenar sus pensamientos, toda esta abrumadora información que llegó de golpe, organizar una nueva narrativa para conocer a este Jesús divino -el Hijo de Dios- que recién se ha manifestado a ellos. Cuando observamos, en el libro de Los Hechos; que nos compartió el médico amado Lucas, el proceso que experimentó el pescador Shimon Bar-Yochanan desde el patio del Sumo Sacerdote en Jerusalén, hasta la madrugada en que Jesús le pidió a este mismo Pedro (arameo: Kêfâ') cuidar de aquellos que no pueden cuidarse por si mismos, descubrimos que en él se manifestó el poder de la resurrección de Jesús. Simón hijo de Jonás, fue uno de los discípulos que sí se atrevió a entrar en la tumba vacía de Jesús.
Era posiblemente la hora azul; la primera manifestación del amanecer sobre el camino que va desde las tumbas de las familias ricas de Jerusalén; en la orilla del Monte del templo en dirección hacia Jerusalén. Al mismo tiempo, por la misma ruta, van dos grupos de mensajeros corriendo a toda velocidad, con el mismo mensaje, para diferentes públicos; a los herederos del Reino de los cielos y a los herederos del reino de las tinieblas: ¡Jesús, está vivo!
En el calendario hebreo de ese año, se fechó como Yom Rishon (primer día de la semana: Domingo), fue un 18 de Nisan (primer mes del calendario hebreo). La tumba nueva que recién habían mandado a construir los familiares de José de Arimatea y que desde la tarde del miércoles -cuando a marchas forzadas le dieron sepultura al cuerpo sin vida de Jesús- que en el calendario hebreo aconteció según la Ley de Moisés (15 de Nisan; Yom Revii). El cuerpo sin vida de Jesús se podía reconocer fácilmente pues tiene marcas de su amor en forma de 39 heridas de látigo flagrum, un rostro muy golpeado, unos brazos con heridas, unos pies con heridas de clavos, un costado con herida de lanza, y una cabeza con heridas de espinas estuvo sepultado en la cueva desde la noche del miércoles, la mañana, tarde y noche del jueves, la mañana, tarde y noche del viernes, la mañana, tarde del sábado. Todo este tiempo; tres noches y tres días, estuvo vigilada por guardias de la legión romana de Judea y con sellos romanos para que nadie osara mover la piedra que tapaba la entrada. Las mujeres hicieron compras -antes del Shabat- para preparar sales aromáticas para ungir el cuerpo sin vida según la costumbre judía, pero el día se les terminó muy rápido y no lograron llegar a tiempo a la sepultura, vino el día de reposo; la tarde-noche del viernes, mañana y tarde del sábado. Por esa razón el domingo por la madrugada ya tenían todo listo para ungir el cuerpo sin vida de Jesús y se coordinaron para llegar muy temprano a la tumba de Jesús. Pero, algo no esperado les sorprendió al llegar y ver la pesada piedra de la entrada ya removida, los sellos romanos rotos, las cuerdas rotas, al entrar solo encontraron sabanas en un extremo, el cuerpo sin vida que iban a ungir ya no estaba allí, ni los guardias romanos asignados al lugar tampoco estaban ahí. Las mujeres se asustaron mucho, pero también se alegraron, y enseguida corrieron a darles la noticia a los discípulos. En eso, Jesús les salió al encuentro y las saludó. Ellas se acercaron a él, le abrazaron los pies y lo adoraron. Entonces Jesús les dijo: «No tengan miedo. Corran a avisarles a mis discípulos, para que vayan a Galilea; allí me verán.» La mentira que contaron los soldados. Las mujeres fueron a buscar a los discípulos. Mientras tanto, algunos de los soldados que cuidaban la tumba regresaron a la ciudad. Allí les contaron a los sacerdotes principales todo lo que había pasado. Mateo 28:8-11
¿Estás procesando -todavía- el increíble ímpetu del poder de la resurrección de Jesús? |
Cuando ellos, por fin, lograron creer -justo ahí- el enorme poder milagroso de Dios comenzó a operar así como el cielo esperaba. Con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y había abundante gracia sobre todos ellos. Hechos 4:33
¿Para qué, por qué motivo Dios necesita hombres y mujeres regenerados y llenos de esta poderosa capacidad? Es solo una bonita aspiración estética, es para formar miles de denominaciones de todos lo colores y sabores, para construir templos en cada comunidad, será acaso que es solo un asunto de presumir trofeos y certificados en una pared o en una vitrina. ¿Cuál es la honesta y correcta razón para que el cielo se tome tantos trabajos? ¿Para que ratificar en un monte de Galilea su poder, su autoridad? ¿Por qué les permitió adoración a las mujeres y a sus discípulos? ¿Por qué tanta bondad inmerecida sobre mi? Los once discípulos se fueron a Galilea, al cerro que Jesús les había indicado. Cuando se encontraron con él, lo adoraron, aunque algunos de ellos todavía dudaban de que realmente fuera Jesús. Pero él se acercó y les dijo: «Dios me ha dado todo el poder para gobernar en todo el universo. Ustedes vayan y hagan más discípulos míos en todos los países de la tierra. Bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Enséñenles a obedecer todo lo que yo les he enseñado. Yo estaré siempre con ustedes, hasta el fin del mundo.»
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