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El siervo sufriente: El redentor


El valor del libro de Isaías (Hebreo:Yeshayahu), que forma parte del canon de la Biblia, y cuyo nombre Isaías (Yeshayahu) significa: Dios es salvación.
Este libro es una obra profética de gran importancia para los creyentes en el Dios eterno. El libro de Isaías contiene una rica variedad de enseñanzas, profecías y visiones que abordan temas fundamentales como la justicia, la redención y la venida del Mesías.
Para aquel lector que no esté familiarizado con la Biblia, el libro de Isaías ofrece una mirada profunda a la historia y las creencias del pueblo judío, así como a las profecías que se han cumplido acerca del Mesías. Para un judío, el libro de Isaías es una parte integral de las Escrituras hebreas, conocidas como el Tanak. Este libro es admirado por su mensaje de esperanza, consuelo y promesas de restauración para el pueblo de Israel. Así como también las profecías de Isaías sobre la venida del Mesías y la era mesiánica son especialmente significativas en la fe judía, y todavía hoy continúan siendo objeto de estudio y reflexión. Tanto para el lector que no conoce la Biblia, como para el judío, el libro de Isaías ofrece una visión profunda y conmovedora de la fe, la historia y las profecías que han influido en gran medida en el pensamiento religioso y la cultura occidental.
Isaías יְשַׁעְיָהוּ hijo de Amós, fue un profeta del siglo VIII aC que nació y vivió en Jerusalén y fue consejero y asesor de los reyes judíos Jotam, Ajaz y Ezequías. Isaías se casó con una profetisa con quien tuvo dos hijos. El primer hijo se llamó Sear-jasub, que significa "un remanente regresará", mientras que el segundo hijo se llamaba Maher-salal-hasbaz, que significa "apurándose al botín, se apresura el saqueo". Estos nombres simbólicos se relacionan con las profecías de Isaías sobre la restauración de Judá y la caída de Asiria. Su ministerio profético tuvo lugar en el reino de Judá durante las monarquías de Uzías, Jotán, Acaz, Ezequías y Manasés. Manasés fue un rey que practicó la crueldad y avaló la idolatría de varios dioses. Isaías le llamó la atención al respecto de las consecuencias nefastas que ello tendría para su pueblo, sin embargo, éste no aceptó sus consejos y ordenó su martirio. Isaías es conocido por escribir el libro que lleva su nombre en el Antiguo Testamento, que contiene una rica variedad de enseñanzas, profecías y visiones que abordan temas fundamentales como la justicia, la redención y la venida del Mesías. 
El libro de Isaías fue originalmente escrito en hebreo antiguo y fue traducido al idioma griego en la versión conocida como la Septuaginta. Esta traducción al idioma griego fue realizada en el siglo III aC por un grupo de judíos que viajaron hasta Alejandría, Egipto. La Septuaginta, también conocida como LXX, es una antigua traducción de los textos del Antiguo Testamento al griego koiné. El nombre "Septuaginta" proviene de la palabra latina que significa setenta, en referencia a la tradición de que 70 (o 72) eruditos judíos fueron los encargados de realizar la traducción al idioma griego. Su primer auditorio fue la comunidad judía de la diáspora que había dejado de usar el hebreo y el arameo. Por su extensión este -de 66 capítulos y de alrededor de 1 mil 292 versículos- este libro es considerado como uno de los cuatro profetas mayores del Antiguo Testamento, junto con Jeremías, Ezequiel y Daniel. Se le atribuyeron cualidades de poeta y gran escritor. En este libro, Isaías se valió de una variada y valorada calidad de recursos para transmitir fielmente el mensaje de Dios: Imágenes, metáforas, expresiones interrogativas, epigramas, diálogos, parábolas, hipérboles y símbolos. Este libro está compuesto por una colección de oráculos que abarcan diversas épocas: Un prólogo, dos partes principales que giran en torno a las advertencias sobre el avance asirio hacia los reinos de Judá, y las promesas de redención y la llegada del Mesías.
El rollo o copia de mayor antigüedad de este libro es llamado el Gran Rollo de Isaías, descubierto en los Rollos del Mar Muerto. Se calcula que data de entre 150 y 100 aC y eso un mil 100 años más antiguo que el Códice de Leningrado, y contiene varias diferencias con el posterior texto masorético, que forma la base de las biblias modernas hebreas. Esta copia fue encontrada en el año de 1947 por pastores beduinos en una cueva cerca del mar Muerto, específicamente en la Cueva 1 Qumrán. En el año de 2013, Israel lanzó a nivel mundial durante el evento ferial Internacional del Libro -FIL- de Guadalajara la versión digital en español de los pergaminos del Mar Muerto, que incluye el Rollo de Isaías.
Para muchos de los estudiosos modernos se considera que el Libro de Isaías es como una antología, cuyas dos composiciones principales son el Libro de Isaías propiamente dicho (capítulos 1 al 39, con algunas excepciones), que contiene las palabras del propio profeta Isaías, que datan de la época del Primer Templo, alrededor del 700 a. C., y Segundo Isaías (Deutero-Isaías, desde los capítulos 40-66), que comprende las palabras de un profeta anónimo, que vivió unos ciento cincuenta años después, en la época del exilio babilónico y la restauración de El Templo en el Período Persa. Cuando se copió el Gran Rollo de Isaías (el último tercio del siglo II a. C.), el libro ya se consideraba una composición única.
Entre algunos aspectos más destacados de la vida de Isaías se incluyen que su obra profética abordó temas como la justicia, la redención y la venida del Mesías. Isaías criticó la idea de una alianza con los extranjeros por temor a una contaminación idolátrica. Los que aceptaron las exigencias del eterno Dios verían realizado el reino futuro, a cuya cabeza estaría el rey Mesías, el Emmanuel (Dios con nosotros), descendiente del rey David. Isaías advierte a los reyes de Israel que en el caso de continuar oprimiendo a las personas pobres, y practicando la corrupción y la idolatría, el Dios eterno haría un duro juicio sobre ellos. La forma de este juicio será la salida de Israel de su tierra y ciudades y vivir forzadamente exiliados en otro país y sometidos bajo una cultura ajena. En poco más de 100 años Asiria y Babilonia toman Jerusalén y se llevan a los judíos cautivos para ser sometidos a servidumbre. Durante este exilio, Israel sería purificada de la corrupción y de la deslealtad a su Dios eterno. Una vez más hay un anuncio de consuelo para el cautiverio futuro, pareciera que Isaías viajó 200 años en el futuro, describe una era donde el cautiverio ya cumplió su propósito.  Lo maravilloso aquí es que lo que Isaías les había declarado, se cumplió.
Dios -a través de Isaías- argumenta que el Dios eterno siempre ha estado en control a pesar de la corrupción y deslealtad. Recordemos que durante su redacción inicial el libro de Isaías no contaba con una edición o división en capítulos, ni versos, esta división comenzó en el siglo IX dC. gracias a los judíos masoréticos.

Así que, el texto completo del siervo sufriente de Isaías da inicio al finalizar el capítulo 52: 
“He aquí que mi siervo triunfará. Será engrandecido y exaltado, y será muy enaltecido. De la manera que muchos se asombraron de él, así fue desfigurada su apariencia, más que la de cualquier hombre; y su aspecto, más que el de los seres humanos. Así asombrará a muchas naciones. Los reyes cerrarán la boca delante de él, porque verán lo que nunca les había sido contado, y comprenderán lo que nunca habían oído”. Isaías 52: 13-15

Es aquí donde típicamente aparece el siervo sufriente. Uno que va a cumplir aquello que Israel no ha sido capaz de hacer. Estamos estudiando el inicio del capítulo 53:

¿Quién ha creído nuestro anuncio? ¿Sobre quién se ha manifestado el brazo del SEÑOR? Subió como un retoño delante de él, y como una raíz de tierra seca. No hay parecer en él ni hermosura; lo vimos, pero no tenía atractivo como para que lo deseáramos. Fue despreciado y desechado por los hombres, varón de dolores y experimentado en el sufrimiento. Y como escondimos de él el rostro, lo menospreciamos y no lo estimamos.
Ciertamente él llevó nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores. Nosotros lo tuvimos por azotado, como herido por Dios y afligido. Pero él fue herido por nuestras transgresiones, molido por nuestros pecados. El castigo que nos trajo paz fue sobre él, y por sus heridas fuimos nosotros sanados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas; cada cual se apartó por su camino. Pero el SEÑOR cargó en él el pecado de todos nosotros. Isaías 53:1-6 RV

El siervo sufriente de este capítulo representa a dos figuras, no sólo a una. En algunas partes el siervo sufriente representa a los hijos de Israel, pero en la gran mayoría de partes del capítulo 53 el siervo sufriente representa el mesías prometido. ¿De quién nos habla Isaías en este capítulo 53, de Israel o del Mesías? Seguramente si has crecido como un judío ortodoxo -muy probablemente- tu respuesta a esta pregunta será que el siervo sufriente de Isaías 53 describe a "los hijos de Israel." Revisemos juntos esta porción del Talmud Bablí: “Rab dijo: el mundo fue creado solamente por causa de David. Samuel dijo: Por causa de Moisés, Rabí Yonatán dijo. Por causa del Mesías. ¿Cuál es su nombre [el del Mesías]? –La Escuela del Rabí Shilá dijo: Su nombre es Shilóh, porque está escrito: Hasta que venga Shilóh…Los Rabinos dijeron: Su nombre es "el erudito leproso," como está escrito: Ciertamente ha llevado él nuestros dolores, y llevado nuestros quebrantos; sin embargo lo estimamos leproso, azotado del Poderoso, y afligido [Isaías 53:4].” -Sanhedrín 98b (vol. 2, págs. 667,668, de la edición Soncino del 1935).

El Talmud, desde la Guemará nos presenta la pregunta ¿Cuál es el nombre o el carácter del Mesías? ¿Qué hará el mesías? ¿Cómo lo podremos entender? (La Guemará fue escrita en arameo y se compone de discusiones y debates rabínicos sobre la ley, la ética, la costumbre y la historia. La Guemará es esencial para el estudio del Talmud y es una fuente importante de la ley y la tradición judía). Es dentro de este marco, que la Guemará -escrita por los rabinos Amoraim- nos presentan al pasaje de Isaías 53 como la evidencia profética documentada para reconocer al mesías. Los rabinos Amoraim fueron una serie de sabios y eruditos judíos que vivieron entre los siglos II y IV dC y contribuyeron significativamente a la recopilación y transmisión de la tradición oral en el judaísmo. Claramente el Talmud dice que Isaías 53 describe al Mesías. Shilóh: Puede referirse a un descendiente de David, como a un estado de tranquilidad y reposo, como al alma del Mesías. Entonces, ¿Qué nos dice Isaías aquí? Antes del siglo 11 de nuestra era, el siervo sufriente de Isaías 53 solía interpretarse en el judaísmo como una clara y directa referencia al Mesías. Por ejemplo, en la Guemará del Talmud, se aplica Isaías 53 al Mesías, y se menciona que antiguamente se leía ese capítulo en la Hagadá de la Pascua, lo que indica la asociación del siervo sufriente con el Redentor. (La Hagadá de la Pascua es un texto que guía la secuencia u orden de los actos rituales y plegarias que se llevan a cabo durante la cena pascual, conocida como Séder).
En los versos 1 y 2 busca destacar su verdadero valor e importancia. No busques ser atraído por el aspecto de su rostro. ¿Quién ha creído a este mensaje o informe que fue declarado? ¿Sobre quién se ha manifestado la descendencia del Señor, o el brazo sacrificial de Dios? Él ha ascendido como un renuevo tierno delante de Él. El entorno de este tierno brote no le es receptivo. Al observar su rostro no existe un rasgo que lo describa claramente. Al verlo no vas a ver algo especialmente hermoso. Isaías nos reta a buscar una capa más profunda. Su importancia y atractivo no se relacionan en la manera en que este luce o en su aspecto físico. De manera que quien lo observa no le deseará, ni se sentirá atraído a éste.
En el verso 3, Isaías describe la manera en que ha sido rechazado, desechado y despreciado por las demás personas semejantes a Él. Este siervo no encaja, no hace match con las expectativas previas que se han formado las demás personas. No pertenece a este lugar, éste no se siente como en su propia casa en este lugar. Describe a uno que conoce el dolor físico en muchas maneras. En el verso 4 conocerá la enfermedad como consecuencia del pecado. Habrá experimentado a profundidad las consecuencias (enfermedad y pecado) de estar en la era posterior a la entrada del pecado. Al verlo -la reacción natural- será voltear a ver para otra parte. El siervo sufriente será visto con menosprecio y rechazo, no habrá ningún atractivo al verlo primera vista. Nuestras enfermedades (y su origen) Él las llevó, nuestro propio dolor Él lo llevó. Si fuera el caso de que los hijos de Israel se han llevado las enfermedades de Israel, la frase carece de todo sentido. El profeta Isaías se incluye Él y a los habitantes de Israel, cuando declara que sin estar Él enfermo, ni herido de muerte sufre su dolor.
Este siervo sufriente de Isaías 53, es considerado otro leproso más en medio de los demás leprosos. Pero, Él está completamente en medio de todos los enfermos solamente para consolarles.
El verso 5, aquel que nunca pecó fue profanado -Él cargó sobre sí mismo- con todos los pecados de la humanidad. El siervo sufriente recibió las consecuencias del pecado de los demás, Él era inocente y aun siendo no culpable, recibió las demoledoras heridas del culpable. Por nuestra conducta Él fue herido. La paz, se pagó con un substituto, el siervo la pagó. No fue el pueblo de Israel aquel que pagó por su paz. Ha sido el siervo quien ha pagado por Isaías, por Israel y por toda la humanidad. Han sido los moretones y heridas del siervo el pago para recuperar nuestra salud integral.
En el verso 6, Isaías menciona que el mismo e Israel toda se han equivocado, han pecado. Cada hombre ha tomado su propio camino, todos perdimos el camino como ovejas. Hemos escogido obedecer a nuestro criterio personal y esa culpa, se la han cobrado o lo han golpeado al siervo sufriente. El perfecto pagó por los imperfectos, el inocente por el culpable.
En los siguientes versos Isaías se mantiene hablando de "el siervo" más no del pueblo de Israel:
V.3: Él es despreciado.
V.3: Él es un varón de dolores.
V.4: Él llevó nuestros dolores.
V.4: Él es azotado.
V.5: Él fue herido.
V.5: Él fue quebrantado.

En los siguientes versos Isaías se mantiene hablando de él mismo y del pueblo de Israel en la forma de nosotros (el pueblo de Israel), más no del siervo:
V.2: No lo deseamos.
V.3: No lo estimamos.
V.4: Escondimos el rostro.
V.4: Lo estimamos azotado.
V.4: Lo estimamos plagado.
V.4: Lo estimamos afligido.
V.5: Fuimos curados por su herida. 
V.6: Nos extraviamos como ovejas.
V.6: Fuimos como ovejas.

Avancemos y revisemos el verso 7. Oprimido, (hebreo nagás: angustiado) es una palabra que se utiliza en la Toráh en el libro de Éxodo (Shemot) para describir lo que padecieron los hebreos en los años de su esclavitud en Egipto a mano de los crueles  capataces egipcios. El siervo sufriente no invirtió tiempo para justificar o excusar, tampoco convocó a algunas legiones de ángeles del cielo para proteger su vida y ser rescatado, en su lugar Él guardó silencio, enmudeció ante los que le atacaban. Hay una diferencia entre ponerse vulnerable voluntariamente y disponerse a llegar hasta la muerte misma sabiendo bien que había capacidad de sobra para salir de allí y evitar todo ese dolor. Sucede aquí que Él -el Hijo de Dios- fue enviado por su Padre desde el trono del cielo con esta misión. ¿Para qué? ¿Qué es lo que se ha puesto a disposición a través de todo este sufrimiento? 
El verso 8, nos muestra la palabra ótser que se refiere a una prisión o cárcel, en hebreo moderno significa toque de queda, pero este no es el caso aquí. Se trata de que el siervo sufriente es hecho prisionero o es detenido. También continúa explicando que después de su detención se le sometió a un juicio. La persona que habla aquí observa todo el cuadro completo y agrega que nadie dentro de sus contemporáneos, los de su generación sobre la tierra no captaron el sentido, ni vieron el valor de lo ahí está ocurriendo y nadie habló de su caso. Por tal razón, sin ninguna justicia y sin importar la verdad fue (lacákj) cortado de entre los humanos con vida. ¿Cuál es la razón para producir la muerte del siervo sufriente? Mi (עַם: am) pueblo -los hijos de Jacob- se ha apartado, son transgresores de mi instrucción (Hebreo pécha: pashá) y urge de ser redimido y rescatado. Es a través de su rescate los judíos -mi pueblo- en primer lugar y la humanidad -ellos- toda en extensión. El siervo sufriente es golpeado por su pueblo.
Verso 9. Se refiere a la sepultura del siervo sufriente, su cuerpo sin vida fue colocado en un campo donde otros cuerpos de hombres malvados descansan. El profeta Isaías, además detalla que su sepultura será en un sepulcro de una familia muy rica. Lo cual se puede relacionar con los cuatro evangelios que señalan a José de Arimatea como un (prushím)judío miembro del sanedrín y que junto a Nicodemo eran discípulos secretos de Jesús. Arimatea se conoce también como Ramá y quedaba a unos 10 kilómetros al noreste de Jerusalén. El cuerpo muerto del siervo sufriente quedó sepultado entre malvados a pesar de no haber maldad en Él, ni su boca se utilizó para engañar más estaba al servicio de la verdad.
En el verso 10, el deseo de Dios Padre fue desmenuzarlo (pues conoce la magnitud de la redención que esto va a producir cuando finalice) no por que Él haya pecado como individuo, si no a causa de la maldad y los pecados del resto de los humanos. El resultado final -la salvación- es tan maravillosa que al Padre le resulta deseable. Además, Él mismo permitió que el dolor de la enfermedad -el resultado de poseer maldad y de pecar- entraran en Él para poder cargarla. Este siervo sufriente, se hizo a él mismo una ofrenda por la culpabilidad. Él mismo toma la culpabilidad y la condenación de los judíos y de los demás seres humanos sobre sí. Este siervo sufriente será testigo de como los límites de la vida se extenderán más allá de la muerte, la limitada vida humana pasará ahora a ser eterna, y será exitoso en su propósito.
El verso 11, a razón del sufrimiento de tomar la maldad y el pecado experimentó el ser abandonado. Su alma vivió un tiempo de terrible angustia, es tal la magnitud del dolor experimentado que ya no queda nada más por hacer. Cuando vea el alcance de todo lo logrado se sentirá completamente satisfecho. Todo este justo esfuerzo de mi siervo sufriente permitirá que muchos malvados se cubran bajo su justicia, los justificará a pesar de su pecado. Los va a cubrir con su justicia.
Llegamos al verso 12.  ¿Cuál es el contexto para comprender este pasaje del profeta Isaías? Salvar a los culpables, todos nosotros. Los logros de este sufrimiento, el botín final, el producto de su entrega voluntaria. El Padre tomará de la porción del Hijo y la va a utilizar para beneficiar a muchos otros que no podían -simplemente- ser justos. El Hijo tomará de lo suyo y lo va a compartir ampliamente con los otros. El Hijo derramo su misma esencia -la vida abundante y eterna- en aquellos indignos. Se echó la culpa de muchos reconocidos pecadores (tú y yo). Isaías agrega, además que experimentaría su sufrimiento entre o en medio de reconocidos malvados y transgresores de la instrucción del Padre. Los ancianos de Israel lo condenaron como un delincuente común.

Que la luz de Dios resplandezca sobre tu entendimiento y que recibas una revelación especial del Eterno.

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