Lázaro, ven fuera.

Amar a las personas y asumir su liderazgo espiritual, no está limitado a ir hasta las personas que no tienen recursos suficientes como para devolver el favor de visitarles y enseñarles acerca del amor de  Dios, amar va más allá, mucho más. El objetivo final no está en solamente amarlos, está en obedecer al Padre. Juntos lo vamos a revisar a través de la siguiente historia; Jesús ama mucho, pero mucho a unos amigos suyos que viven en Betania. En el texto original dice que Él les tiene mucho cariño a cada uno, existe una profunda amistad en esta relación.

¿Eres tú muy listo e inteligente? ¿Eres de esas personas que tienen muchas preguntas? Dios tiene respuestas. ¿Tienes preguntas que hacerle a Dios? Él escucha tus preguntas. Creo que, en cierta forma, todos tenemos algunas o hemos llegado con unas pocas preguntas a Dios. Seguramente, tienes por ahí algunas preguntas abiertas todavía. ¿Por qué me pasan estas cosas a mí? ¿Por qué permites esto? ¿Para qué permites que experimente todo este proceso? ¿Qué es lo que yo debo aprender de todo esto? No existe maldad en tener preguntas respetuosas y expresarlas.

Piensa por un momento, qué pasaría si giramos la dirección de quién hace las preguntas. Ahora es Dios quien te tiene algunas preguntas auscultadoras para verificar lo que Él ha visto en tu corazón. Recuerdas las preguntas que le hizo Dios a Adán en el paraíso ¿Dónde estás? o las preguntas repetidas que recibió Pedro mientras sus amigos desayunaban pescado asado ¿Me amas más que todos ellos? Al hombre ciego Jesús le preguntó ¿Qué quieres que haga por ti? Al hombre paralitico Jesús le hizo la pregunta ¿Quieres que Dios te sane? Esas preguntas buscan enfocarnos en algo que no hemos estado observando. Nos indican -distracción- que hemos estado enfocando y observando erróneamente en otra dirección. Nos redirige a la raíz, pues Dios ya miró dentro de tu corazón. Dios tiene su vista en los motivos y pasiones que mueven a nuestro corazón. Para ser absolutamente honesto, a mí me sucede muy frecuentemente que juzgo mal; observo el aspecto, el peinado, el calzado y el vestuario, su carro, su casa de las personas y les juzgo en base a estos criterios materiales. Y sé también que no es algo que solamente me ocurre a mí. ¿Qué pasaría si dependiera de mi fe, seguiría Lázaro en su tumba todavía? Pero Dios le dijo: «Samuel, no te fijes en su apariencia ni en su gran estatura. Éste no es mi elegido. Yo no me fijo en las apariencias; yo me fijo en el corazón» 1 Samuel 16:7

A pocos días de cumplirse el fin del ministerio público de Jesús, esto es a pocos días de ser llevado a la cruz en el cerro de Gulgalta. Jesús -como siempre- se mantiene de viaje, Él es el maestro itinerante y sin local propio, viajando y enseñando junto con su grupo intimo por todo Israel. Jesús recibe la notificación de boca de un emisario, de que su amigo a quien Él le tiene mucho cariño; el hermano de sus amigas María y Marta, los amigos de Betania. Lázaro se ha puesto muy débil y gravemente enfermo. En respuesta, Jesús les aclara el objetivo de este próximo evento a sus discípulos. No es para muerte, se trata de que este evento de salud será usado por Dios para demostrar el increíble poder de Jesús ante los ojos de sus discípulos y amigos.

Recuerda esto, ya casi está completa la obra de Jesús aquí en la tierra y se prepara para fortalecer la fe de ellos ante la prueba que todavía les está por venir.

Jesús, decide mantenerse en ese sitio dos días más. Al tercer día, Jesús y sus discípulos inician el viaje de regreso hasta Betania, en la región de Judea, pero del otro lado del río Jordán. Cuando Jesús les indica que ese día se regresan hasta Judea, un discípulo le recuerda que en Judea -la última vez y no hace mucho- intentaron matarle y molestos no creyeron a su mensaje. Le hicieron la pregunta ¿Estás seguro de que deseas regresar ahí? Y Él les respondió: -Todo el que camina bajo la luz del día no tropieza, los que caminan en oscuridad sí tropiezan. Nuestro amigo -Lázaro- duerme y yo voy a despertarle. Alguien dentro del grupo le respondió que si solo duerme no hay de qué preocuparse se va a recuperar. A lo que Jesús respondió que Lázaro efectivamente ha muerto ya. Entonces el Gemelo (Tomás) dijo: Listo, vamos todos allá y muramos junto a Jesús. 

Lázaro, su nombre en el idioma griego es Lázaros (Λάζαρος.) probablemente deriva del hebreo Eleazar (אֶלְעָזָר) que podría traducirse como Dios es fuerte ayudador.

Marta (Μάρθα), es un nombre de origen arameo y significa Señora.

María, cuyo nombre hebreo es Miriám (Griego: Μαρία) (Hebreo: מִרְיָם) que significa Muy rebelde.

Betania, es un nombre de origen arameo o lengua semítica, Bedsanía. En idioma griego se escribe Βηθανία, y se entiende como Casa de dátiles. Se trata de una comunidad que queda únicamente a 3 kilómetros de la ciudad de Jerusalén.

Llegó, pues, Jesús y halló que ya hacía cuatro días que estaba en el sepulcro. Betania estaba cerca de Jerusalén, como a tres kilómetros; y muchos de los judíos habían venido a casa de Marta y María, para consolarlas por la muerte de su hermano. Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, fue a su encuentro, pero María se quedó sentada en casa. Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Aun ahora, yo sé que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo concederá. Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. Marta le contestó: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día final. Jesús le dijo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque muera, vivirá, y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto? Ella le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que viene al mundo. Y habiendo dicho esto, se fue y llamó a su hermana María, diciéndole en secreto: El Maestro está aquí, y te llama. Tan pronto como ella lo oyó, se levantó rápidamente y fue hacia Él. Juan 11:17-29

La conversación entre Jesús y Marta posee una gran riqueza, pues nos muestra una ruta que permite detonar el poder de Dios de una manera maravillosa, en una medida mucho mayor a otros milagros que los amigos y discípulos de Jesús suelen observar como sanidades instantáneas. ¿Por algún momento has pensado que ya has visto todo acerca de Jesús? En tu interior te dices a ti mismo que ya miraste muchos milagros donde su poder sanó a las personas con enfermedades en su cuerpo. Tengo sobre mi mucho tiempo observando a Dios hacer sanidades increíbles en todo tipo de personas. He orado por enfermos que están muy graves y Dios respondió con su increíble poder sanador. Es posible que muchos cristianos hoy piensen que Jesús es un amigo conveniente en caso de caer enfermo, pues Él posee suficiente poder para sanar en el instante cualquier enfermedad.

La pregunta que hace Jesús a Marta es válida para todo creyente en la actualidad. Es una pregunta correcta y vigente, muchos por comodidad mental, argumentan que ese tiempo ha pasado y Dios no hace ya esas cosas hoy. Lo mismo pasaba ese día en Betania, de allí que es importante responder con la actitud correcta a Dios.

Es tu turno para responder a Jesús. No puedes fallar, si tu actitud y confianza en Dios no cambia, no crece, no da el salto suficiente tampoco provocarás el cambio. Si decides arroparte en tu fe de siempre, simplemente el milagro que Dios tiene para ti se pone en pausa, se cancela, anulas y limitas el poder de Dios. Ya no es un asunto de amor, ni de cariño. Es un asunto de fe ¿Qué habría pasado con Lázaro si Marta le responde con una actitud de duda y una débil fe? -Jesús, eso no va a pasar. Dios no actúa de esa manera. Jamás se ha visto algo así en siglos. O bien otro argumento similar, una buena excusa diplomática y educada; mejor dejemos esta pregunta incomoda en hielo por un rato.

Pero, Marta le respondió a Jesús con un enorme salto de fe, empujó su fe a otro escenario más alto y su poder detonó inmediatamente en ese lugar:  Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que viene al mundo.

Unos minutos después Jesús fue hasta la tumba donde estaba el cuerpo muerto de Lázaro y le habló desde afuera al interior:

Jesús gritó: «¡Lázaro, sal de ahí!
Juan 11:43b

Algunas preguntas para meditar:

¿Cuál es la respuesta y la actitud que detonará el poder de Dios sobre mi problema?

¿Estoy yo correctamente enfocado para provocar a Dios?

¿Jesús es alguien a quien yo conozco bien, sé quién es Él?

¿Está  hoy mi confianza en Dios en modo agresivo?

¿Tengo hoy la misma medida de fe que tenía ayer, cuando no pasó nada?

¿Poseo -en este momento- una fe atrevida?

¿Cuándo alguien me pregunta sobre Jesús, cuál es mi respuesta?

¿Está respaldando el poder de Dios mi fe atrevida?