En pleno siglo 21 -casi- todos entendemos que para escuchar claramente la señal de la radiofonía necesitamos permanecer en sintonía con el emisor. Los millennials también entienden bien que para recibir señal de internet a través del Wifi se necesita estar en sintonía o emparejados a un enrutador. Vamos a utilizar esta metáfora para entender a un hombre que ha estado en sintonía permanente con el trono de Dios y con su voluntad. Hoy vamos a meditar un poco en un israelita cristiano cansado de ser solamente un enorme archivo de información cristiana. Y que un buen día decidió ser un hacedor de la Palabra y discípulo activo de Jesús. Te invito a visitar el libro de los Hechos de los apóstoles en capitulo 8:
Sin embargo, los que habían huido de la ciudad de Jerusalén seguían anunciando las buenas noticias de salvación en los lugares por donde pasaban. Felipe fue a la ciudad de Samaria, y allí se puso a hablar acerca de Jesús, el Mesías. Felipe era uno de los siete ayudantes de la iglesia. Toda la gente se reunía para escucharlo con atención y para ver los milagros que hacía. Muchos de los que fueron a verlo tenían espíritus impuros, pero Felipe los expulsaba, y los espíritus salían dando gritos. Además, muchos cojos y paralíticos volvían a caminar. Y todos en la ciudad estaban muy alegres. Hechos 8:4-8
Hoy vamos a conocer acerca de la disposición de Felipe y la forma en que este decidió liderar -en un momento aparentemente no idóneo- cuando a los cristianos no se les miraba con buenos ojos y se les perseguía para matarles en la ciudad de Jerusalén, así que debieron salir hacia otros territorios en el acto.
Felipe, es un hombre que ha crecido como un judío de Israel y que cree en Jesús con todo su corazón. Siente pasión por compartir la noticia de que había tenido un encuentro con Jesús, el mesías prometido. Podemos -en primer lugar- destacar que Felipe es alguien que en la cultura de la iglesia se ha venido a llamar un evangelista; alguien que de forma apasionada comparte con otros como conocer a Jesús. Vemos en esta persona que permanece conectada con Jesús todo el tiempo, y que conecta a otros a su alrededor con Jesús. Es posible que él les compartiera parte de su historia personal, lo que hoy llamamos dar testimonio de Jesús, cómo fue su encuentro con Jesús o bien que instruyera a otros a través de la Palabra de Dios para descubrir a Jesús en los escritos de los profetas. Es importante hacer notar que a un judío común no le era nada fácil acercarse a un samaritano, o a un extranjero, o a un eunuco pues había una fuerte barrera cultural que los separaba.
Vale destacar que se trata de una persona con pasión por conectar a otros con Jesús. También, que es alguien que conoce las escrituras. Se ha preparado para enseñar a otros. El "hermano Felipe" permanece en medio del avivamiento. Felipe aprovecha y capitaliza cada oportunidad para que otros se conecten y conozcan a Jesús, él crea la oportunidad, convierte en idóneo ese momento y no espera tener una segunda oportunidad. Su corazón estaba en sintonía permanente con la voluntad y el mover de Dios.
Felipe se fue desde la ciudad de Jerusalén para apoyar el esfuerzo de la iglesia como misionero y evangelista en la región de Samaria. Mientras en el escenario de Jerusalén les deseaban capturar y matar, en el de Samaria les recibieron con gozo.
Seis siglos atrás, los asirios conquistaron esta área del norte de Israel y deportaron todos los judíos ricos y a las personas de la clase alta del área. Después introdujeron una población pagana desde lejos. Estos paganos se casaron con los de clase más baja de los judíos que quedaron en el norte de Israel, y de esta mezcla de culturas provenían los samaritanos. En general, los judíos del sur de aquel día adversaban a los samaritanos. Los consideraban infieles mestizos que corrompían la adoración de Dios. Aun así, Felipe les compartía a Jesús. Porque Jesús había trabajado en él no había espacio para este tipo de prejuicio en su corazón o mentalidad. Él no hizo excepción entre personas, no era un racista para con los samaritanos y se ocupó en atenderles.
De pronto, desde el trono de Dios surge un mensaje, esta orden es compartida a un ángel; que seguramente estaba muy ocupado allá en el cielo. El ángel se dio prisa en entregar el mensaje a Felipe, que entonces estaba muy ocupado sirviendo a los cristianos de la región de Samaria y desarrollando sus dones en el servicio a otros, allí es interrumpido por este mensajero de Dios y recibe un mensaje que conlleva una orden, dejar todo allí y salir de viaje en el mismo instante a la región sur. Podemos ver aquí que a Dios le gusta llamar a personas sumamente ocupadas en las cosas de reino de los cielos. ¿Cómo está tu agenda del reino de los cielos para el día de hoy? ¿Has escuchado a algún ángel recientemente?
Un ángel del Señor se le apareció a Felipe y le dijo: «Prepárate para cruzar el desierto, y dirígete al sur por el camino que va de la ciudad de Jerusalén a la ciudad de Gaza.»
Se trata de un mensaje con información mínima, es posible que hayan surgido dudas y preguntas, pero Felipe no se puso a preguntar más o a investigar los detalles, actúo. Este es el tipo de respuesta y actitud que el cielo necesitaba, por esta razón el cielo contaba con un corazón totalmente dispuesto.
Felipe obedeció. En el camino se encontró con un hombre muy importante, pues era oficial y tesorero de la reina de Etiopía. Ese oficial había ido a Jerusalén para adorar a Dios, y ahora volvía a su país.
No conocemos su nombre. Se trata de un hombre extranjero, no es un hombre común es un muy ocupado funcionario público y es parte del equipo de ministros de la corte de la reina de Etiopía. Sabemos que se trata de un eunuco; lo que significa que sus órganos reproductivos han sido alterados por algún tipo de cirugía. La ley impedía a un eunuco participar del servicio religioso dentro del templo:
«Si alguno de tus descendientes tiene algún defecto físico, no podrá acercarse a mi altar para presentarme las ofrendas que se queman en mi honor. No podrá ser mi sacerdote nadie que sea ciego, bizco, cojo, manco, jorobado, enano, o que esté deforme, que tenga alguna enfermedad de la piel, o que tenga los testículos aplastados. Levítico 21: 20-21.
Muy probablemente, en su visita al templo de Jerusalén fue separado a un área aparte de los patios del templo y observó desde lejos el lugar donde ministran los sacerdotes. Aún con todo, su hambre y su sed de Dios no había menguado, permaneció buscando respuestas hasta provocar a Dios en su trono a través de su actitud. Cumplida su visita toma de regreso su camino a Etiopía con más preguntas en su corazón. ¿Tienes preguntas para Dios? Dios tiene respuestas para ti.
Hay un alto contraste entre los dos escenarios que se narran en este momento en acerca de Felipe. Está en medio del mayor avivamiento que ha visto la joven iglesia de Samaria con manifestaciones poderosas y muchos abundantes frutos espirituales por recoger. Cuando se le pide moverse al desierto, un escenario con un alto contraste. Solo alguien con tal actitud y motivación resulta útil para ir a producir buen fruto en pleno desierto.
El oficial iba sentado en su carruaje, leyendo el libro del profeta Isaías. Entonces el Espíritu de Dios le dijo a Felipe: «Acércate al carruaje, y camina junto a él.» Felipe corrió para alcanzar el carruaje. Cuando ya estuvo cerca, escuchó que el oficial leía el libro del profeta Isaías. Entonces le preguntó: —¿Entiende usted lo que está leyendo?
Felipe fue sagazmente usado por el Espíritu de Dios para compartir a Jesús ante un hombre etíope, es un miembro de la corte de Candace, la reina etíope. Felipe encontró al etíope viajando sentado sobre su carruaje, leyendo con mucho esfuerzo una copia del rollo del profeta Isaías y tratando de encontrarle sentido a las palabras del profeta. Felipe mostró interés, inició el dialogo; se acercó y se ofreció a explicárselo, y el eunuco lo invitó a que se subiera con él en esta parte de su viaje y se sentara junto a él. Una efectiva manera de enseñar a otros está en el acompañamiento personal.
Y el oficial de Etiopía le respondió: —¿Y cómo voy a entenderlo, si no hay quien me lo explique? Dicho esto, el oficial invitó a Felipe a que subiera a su carruaje y se sentara a su lado. En ese momento el oficial leía el pasaje que dice:
«Fue llevado al matadero, como se lleva a las ovejas para cortarles la lana.
Como si fuera un cordero, él ni siquiera abrió su boca.
Fue maltratado y humillado, pero nunca se quejó.
»No lo trataron con justicia; no llegó a tener hijos porque le quitaron la vida.»
El oficial le preguntó a Felipe: —Dígame usted, por favor: ¿está hablando el profeta de él mismo, o de otra persona?
Es muy probable que este etíope haya sido atendido en el templo por lideres fariseos o saduceos y que le hayan explicado acerca de la muerte de un revoltoso maestro que fue crucificado hace poco por no obedecer el talmud judío, y por ser amigo de ladrones y prostitutas. Ahora el etíope tiene la oportunidad de escuchar a Felipe y abrir su corazón a Jesús. El funcionario de Etiopía ha escuchado con atención y ha reaccionado al testimonio y enseñanza de Felipe. Al avanzar en su viaje personal encuentran un cuerpo de agua en medio de ese desierto.
Entonces Felipe, partiendo de ese pasaje de Isaías, le explicó las buenas noticias acerca de Jesús. En el camino pasaron por un lugar donde había agua. Entonces el oficial dijo: «¡Allí hay agua! ¿No podría usted bautizarme ahora?»
Luego, el etíope tuvo un encuentro personal con Jesús y también solicitó ser bautizado.
Enseguida el oficial mandó parar el carruaje, bajó con Felipe al agua, y Felipe lo bautizó. Pero cuando salieron del agua, el Espíritu del Señor se llevó a Felipe; y aunque el oficial no volvió a verlo, siguió su viaje muy contento.
Inmediatamente después de su bautismo, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe de ese lugar y lo llevó a Azoto, donde continuó compartiendo con otras personas como podían tener un encuentro personal con Jesús en las ciudades desde allí hasta Cesárea. El avivamiento no posee una posición geográfica en el mapa, si observas bien Felipe portaba el avivamiento a cualquier lugar donde estaba su presencia; Jerusalén, Samaria, Gaza o Azoto, Cesárea, ciudades o desiertos etc.
¿Estoy sintonizado con el cielo?
Más tarde, Felipe apareció en la ciudad de Azoto y se dirigió a la ciudad de Cesárea. Y en todos los pueblos por donde pasaba, anunciaba las buenas noticias acerca de Jesús.
Algunas preguntas para meditar juntos y compartir:
¿Cómo explico que una radio está en sintonía o qué mi dispositivo está emparejado al WiFi, o que Dios nos comparte su voluntad si ésta domina mi agenda?
¿El cielo posee una estructura a través de la cual Dios le habla a sus siervos?
¿Cómo es que Dios le envía mensajes a los creyentes que se ocupan a fondo en hacer su voluntad, puede acaso Él irrumpir y cambiar mi presente?
¿Mi agenda personal de lunes a domingo está principalmente ocupada por el Reino de los cielos; alimentandome bien y ayudando a otros a crecer más?
¿Es el avivamiento la principal característica de mi agenda diaria o se trata de un evento ocasional?
Comentarios
Publicar un comentario
Valoramos y agradecemos su comentario al Estudio bíblico semanal, su comentario es bienvenido y puede ser sujeto de eliminación en caso de no ser apropiado.