Jehová habló a Moisés, diciendo: Conságrame todo primogénito. Cualquiera que abre matriz entre los hijos de Israel, así de los hombres como de los animales, mío es. Y Moisés dijo al pueblo: Tened memoria de este día, en el cual habéis salido de Egipto, de la casa de servidumbre, pues Jehová os ha sacado de aquí con mano fuerte; por tanto, no comeréis leudado. Vosotros salís hoy en el mes de Abib. Y cuando Jehová te hubiere metido en la tierra del cananeo, del heteo, del amorreo, del heveo y del jebuseo, la cual juró a tus padres que te daría, tierra que destila leche y miel, harás esta celebración en este mes. Siete días comerás pan sin leudar, y el séptimo día será fiesta para Jehová. Por los siete días se comerán los panes sin levadura, y no se verá contigo nada leudado, ni levadura, en todo tu territorio. Y lo contarás en aquel día a tu hijo, diciendo: Se hace esto con motivo de lo que Jehová hizo conmigo cuando me sacó de Egipto. Y te será como una señal sobre tu mano, y como un memorial delante de tus ojos, para que la ley de Jehová esté en tu boca; por cuanto con mano fuerte te sacó Jehová de Egipto. Por tanto, tú guardarás este rito en su tiempo de año en año.
Y cuando Jehová te haya metido en la tierra del cananeo, como te ha jurado a ti y a tus padres, y cuando te la hubiere dado, dedicarás a Jehová todo aquel que abriere matriz, y asimismo todo primer nacido de tus animales; los machos serán de Jehová. Mas todo primogénito de asno redimirás con un cordero; y si no lo redimieres, quebrarás su cerviz. También redimirás al primogénito de tus hijos. Y cuando mañana te pregunte tu hijo, diciendo: ¿Qué es esto?, le dirás: Jehová nos sacó con mano fuerte de Egipto, de casa de servidumbre; y endureciéndose Faraón para no dejarnos ir, Jehová hizo morir en la tierra de Egipto a todo primogénito, desde el primogénito humano hasta el primogénito de la bestia; y por esta causa yo sacrifico para Jehová todo primogénito macho, y redimo al primogénito de mis hijos. Te será, pues, como una señal sobre tu mano, y por un memorial delante de tus ojos, por cuanto Jehová nos sacó de Egipto con mano fuerte.
La columna de nube y de fuego
Y luego que Faraón dejó ir al pueblo, Dios no los llevó por el camino de la tierra de los filisteos, que estaba cerca; porque dijo Dios: Para que no se arrepienta el pueblo cuando vea la guerra, y se vuelva a Egipto. Mas hizo Dios que el pueblo rodease por el camino del desierto del Mar Rojo. Y subieron los hijos de Israel de Egipto armados. Tomó también consigo Moisés los huesos de José, el cual había juramentado a los hijos de Israel, diciendo: Dios ciertamente os visitará, y haréis subir mis huesos de aquí con vosotros. Y partieron de Sucot y acamparon en Etam, a la entrada del desierto. Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche. Nunca se apartó de delante del pueblo la columna de nube de día, ni de noche la columna de fuego. Éxodo 13.
La redención implica un precio satisfactorio para cubrir el rescate. En este caso, el cordero representa el pago necesario para liberar la deuda del primogénito. La redención se refiere al acto de liberar o rescatar a alguien deudor o algo mediante un pago o un sacrificio, ambos resultan equivalentes. Por ejemplo, en el Éxodo, Dios instruyó a los israelitas sobre la redención de los primogénitos (Éxodo 13:13). Los primogénitos de los hijos de Israel debían ser redimidos con un cordero, simbolizando su liberación de la muerte. La palabra redención en español proviene del latín redemptio, que a su vez deriva de redimere, que significa “comprar de nuevo” o “rescatar”. Este término tiene profundas implicaciones tanto en el ámbito material como en el espiritual. En el contexto bíblico, la redención se manifiesta como un acto para la liberación o el rescate. Por ejemplo, en este libro, Dios instruye a los israelitas sobre la redención de los primogénitos. Los primogénitos de los hijos de Israel debían ser redimidos con un cordero, simbolizando la liberación de la muerte y la protección divina.
La primogenitura (hebreo: Bekor) que aquí se nos describe que debemos reconocer como santo o que debemos consagrar como santo para Dios al primer fruto del vientre. Cuando la vida se manifieste por primera vez -su primer fruto- será apartado para Dios (ese fruto es propiedad de Dios). En el caso de los animales de crianza doméstica -el ganado- los animales son un símbolo de riqueza.
Nueva identidad. En el verso 3 se utiliza la palabra salir o prorrumpir, que también se utiliza para describir la salida de un bebé desde la matriz. Los hebreos que salen de Egipto son para Dios los primogénitos -primera generación- de su pueblo escogido. Egipto recibió a un clan familiar de 75 personas desde la tierra de Israel, ha sido como la matriz donde creció abundantemente una nueva nación y los hebreos -de esa primera generación- son como ese primogénito que abre la matriz por primera vez. Pertenecen a Dios, son consagrados santos para Él. El verbo hebreo zakár en modo imperativo indica que debes mantener presente este día, recuérdalo siempre. Ya nunca más pienses como esclavo egipcio (casa de servidumbre), saca esto de tu corazón. Implica un pacto. Implica además, una nueva mentalidad.
No te debes contaminar con la levadura. Kjaméts es un término hebreo que se relaciona con la levadura y su efecto en la harina de trigo. En la Biblia, la levadura (conocida como kjaméts) tiene un significado simbólico más allá de su función culinaria. Permítame explicarle: la definición etimológica: Kjaméts (חָמֵץ) se deriva del hebreo y se relaciona con el proceso de fermentación. Específicamente, se refiere al leudado o fermentación de la masa de pan o harina en su estado puro. La raíz de kjaméts implica un cambio, de dulce a agrio o ácido. Cuando la levadura actúa sobre la harina, provoca una transformación en la textura y sabor, haciendo que la masa se eleve y se vuelva esponjosa. Dios ordena a su pueblo que no debe comer kjaméts; no te llenes de orgullo. Significado simbólico: En la Biblia, la levadura se asocia con la corrupción y el orgullo, la hipocresía y el pecado. Por ejemplo, Jesús advirtió a sus discípulos sobre la “levadura de los fariseos”, que representaba las enseñanzas falsas y las prácticas hipócritas (Mateo 16:6-12). Durante la festividad judía de Pesaj (Pascua), se prohíbe el consumo de kjaméts como símbolo de purificación y liberación de la esclavitud en Egipto. El pan sin levadura (matstsá) se convierte en un recordatorio de la necesidad de alejarse del pecado y la falsedad.
Dios advierte que van a una tierra ocupada por 5 pueblos. Otras veces el texto bíblico menciona 7 u 8. Ese número es importante pues indica algo más allá de la cantidad. ¿Qué nos indica este 5? Habla de algo incompleto; no se trata de la redención final. Habrá otra redención amplia y absolutamente completa que permitirá la entrada al reino de Dios. Las promesas hechas a Abraham y a sus descendientes se van a cumplir en ustedes, los llevaré hasta otro escenario o nueva localización, a otra tierra; una tierra que sí posee la capacidad de sustentar la vida, posee medios para la vida -leche y miel- además, estando allí -dentro del escenario correcto- sí podrás trabajar en servirle a Él en el primer mes del año.
Evita tener levadura cerca de ti. A pesar de que actualmente no se puede celebrar una pascua según el texto bíblico. Sí podemos estudiarla y prepararnos correctamente en el inicio de la nueva temporada. Debemos estar preparados -sin kjaméts- para ser dignos de adorar con manos limpias y santas. Abandonemos la -kjaméts- mentalidad humana natural (Ejemplo: Pedro oponiéndose al sacrificio voluntario de Jesús) y adoptemos una nueva mentalidad del reino. Aléjate de todo riesgo o de la atracción de pecar. Usted puede cantar todos los días cantos e himnos espirituales. Pero, sólo después de haberse preparado y de haberse guardado de todo orgullo estará listo y será digno de adorar a Dios. Siempre habrá una preparación previo a nuestra adoración.
La razón de esta celebración es por todo lo que Dios hizo para beneficiarme o bendecirme a mi el día que salí de Egipto. Gracias a la redención (ahora soy redimido) podremos meditar en los mandamientos de Dios.
Los machos que nazcan primero son propiedad de Dios. La tierra hacía donde van es una herencia. Pero, antes de entrar en ella debían estar en calidad de "redimidos". Tú vas a transferir -abár- desde tu posesión a la posesión de Dios todo aquel fruto de tu ganado; los primogénitos machos. Ahora son propiedad de Dios y si deseas redimirlo y recuperar su posesión vas a recomprarlo -comprarle a Dios- este primogénito pagando íntegramente su precio. Como muestra de gratitud, Dios exigió que los primogénitos (tanto humanos como animales) fueran consagrados a Él. Sin embargo, en lugar de sacrificar a los primogénitos humanos, se les redime mediante un proceso especial. Actualmente, el procedimiento de redención implica el pago de cinco monedas de plata al sacerdote. Esto simboliza la liberación de la obligación de consagrar al primogénito a Dios. La ceremonia de redención generalmente se lleva a cabo en una sinagoga o en casa.
Los padres deben enseñar a sus hijos. Así le vas a responder a tus hijos cuando te consulten acerca de los actos de la memoria activa: El brazo fuerte de Dios nos salvó de la casa de servidumbre en Egipto y ahora yo le pago a Dios ese favor. Dios se cobró el precio en Egipto de los primogénitos que no habían sido redimidos; pagados a Él.
Ahora se nos explica que es gracias a la redención -pago satisfactorio- que en nuestra vida se manifiesta la obra maravillosa de Dios (por ser redimidos). Parte de la salida de Egipto incluía "estar libres" para recibir su ley y así poder obedecerla. La ley de Dios se le entregó a las personas que no están bajo la servidumbre de Egipto, ahora sí pueden obedecer a Dios sin conflictos.
Dios ha guiado a su pueblo, les dio una ruta de escape y así evitó que al salir de Egipto -los hebreos- cayeran directamente en tierra de filisteos donde deberían luchar por su vida, y así evitar una cruel guerra. Ese escenario de guerra -sin estar preparados- los hubiera hecho regresar a los brazos del faraón.
Moisés tomó los huesos de la tumba de José. José había renunciado en su corazón a toda la cultura egipcia. Al morir por favor regresen mis huesos a la tierra que Dios nos prometió. La historia de los huesos de José, narrada en el libro del Génesis, tiene un significado profundo en la fe. José, vendido como esclavo en Egipto, pidió que sus huesos no permanecieran allí, sino que fueran llevados a la Tierra Prometida, Canaán. Esta solicitud reflejaba su confianza en la promesa divina de que su descendencia heredaría esa tierra. Moisés, cumplió este deseo al llevar los huesos de José consigo. Así, los israelitas recordaron la fidelidad de Dios mientras viajaban hacia su herencia celestial. Esta historia nos enseña sobre la confianza y la importancia de recordar nuestras promesas en nuestro propio viaje espiritual. Después del regreso a la Tierra Prometida, los restos de José fueron sepultados en Siquem (Josué 24:32).
La palabra hebrea Midbbar; para describir el desierto. En este lugar no se dispone de medios para sustentar la vida, es un lugar pleno de necesidades insatisfechas. El horario del viaje será muy amplio; de día o de noche. Deberás tener disponibilidad absoluta y completa para seguir a Dios. La presencia de las columnas de fuego -lenguas de fuego- y de humo dan testimonio de la fidelidad de Dios. Él no te va a abandonar a causa de que ya has sido redimido (comprado nuevamente) y ahora nosotros le pertenecemos otra vez. Dios sólo puede guiar a las personas que no tienen ningún conflicto de servidumbre con otro señor (idolatría, debilidades, atracciones, pecado, etc.). ¿Estás dependiendo de la capacidad de proveer de tu buen Dios?
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