Un embajador en el estanque

Imagine que, un sábado -como pocos- Ud. está en medio de una multitud de enfermos crónicos. Cuando de pronto Usted escucha -desde el fondo- la voz de un hombre, que curiosamente lleva un catre bajo el brazo:
-Con su permiso. Perdón, ¿Me da permiso joven? Disculpe señora ¿Me permite el paso? Ya es tarde y debo llegar a mi casa. No pasó así exactamente. Realmente el pasaje nos dice que:

Después de estas cosas había una fiesta de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén. Y hay en Jerusalén, cerca de la puerta de las ovejas, un estanque, llamado en hebreo Betesda, el cual tiene cinco pórticos. En estos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua. Porque un ángel descendía de tiempo en tiempo al estanque, y agitaba el agua; y el que primero descendía al estanque después del movimiento del agua, quedaba sano de cualquier enfermedad que tuviese. Y había allí un hombre que hacía treinta y ocho años que estaba enfermo. Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser sano? Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y anda. Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho, y anduvo. Y era día de reposo aquel día. Juan 5:1-9

¿Ha estado usted parado en medio de un valle cubierto con huesos secos? ¿Ha estado en un lugar con creencias erróneas acerca del reino de Dios? ¿Ha asumido ideas o argumentos espirituales o ha sido alimentado con leche adulterada, tradiciones humanas que sustituyen a la poderosa voluntad de Dios para usted?

Hoy quiero llevarlo a conocer a unos personajes muy particulares, serán solo dos personas que sostienen un breve pero, poderoso diálogo. Es "poderoso" por quien provoca el dialogo. Para entrar en contexto recordemos que la palabra enfermedad, se trata de una palabra que en español proviene del latín infirmitas que se puede interpretar como: Lo que es débil (cuerpo o mentalidad). Ahora avancemos hasta el primero de los actores.

Del primer personaje, no se conoce su nombre. Posee conciencia -nublada- de algunas condiciones tangibles y obviamente notorias. Son límites que marcan su status en la vida. Se trata de una lista de ideas -ideario- que funcionan como un molde que le da forma a su existencia de cada día. Veamos cómo piensa él y que es lo que él cree acerca de él mismo. Sus ideas acerca de sí mismo le limitan dentro de un área o perímetro. Se trata de un conjunto de ideas que han sido plantadas en su corazón y que han sido adoptadas por él. Estas ideas, han crecido dentro de su corazón a la par de "la verdad del reino de Dios" al estilo de la cizaña y del trigo. Cuando conoce a alguien siempre repite un argumento que deriva de las ideas que adoptó y que gobiernan su corazón. Como trasfondo ha nacido y ha crecido sabiéndose judío dentro de Israel, sabiéndose heredero de las promesas de Abraham. Ha crecido en la ciudad de Jerusalén quizá ha sido visitado por algún piadoso prushim o fariseo y habría sido enseñado. Por su enfermedad crónica es posible que los mismos fariseos le consideren "un pecador" o bien a sus padres. Por esta razón además, se le mantiene al margen del sistema de adoración del templo de la ciudad u otra sinagoga. No participa de las actividades de adoración del templo.

En su cuerpo existe una debilidad -le llamaremos "enfermedad"- que le ha invalidado el poder para caminar, no puede avanzar por si mismo, no avanza con sus piernas según su voluntad. Desde hace 13 mil 870 días (38 años) no avanza. Él posee un tapete, una especie de camilla (krábbatos griego antiguo: el que posee el poder de caminar) que hace las veces de un catre portátil. Esta es su mayor posesión.

La localización. Se asume que cada día desde hace mucho tiempo, cada día este hombre paralítico es cargado por sus amigos o por sus familiares sobre su krábbatos; desde su habitación hasta un lugar de la ciudad. Ese lugar se conoce como el estanque de Betesda. Se trata de un nombre cuyo origen es un vocablo arameo Bedsesdá que significa "casa de la misericordia". Se localiza en el valle de Bet Zeta, está muy cerca de la puerta de las ovejas. Según los arqueólogos que lo han estudiado recién, el estanque fue en la era romana un complejo de cinco piscinas, cada una de las cuales tenía una fuente en el centro. Las piscinas estaban rodeadas por pórticos, que proporcionaban sombra y refugio a los visitantes. Todos los días, este lugar se llenaba de un gran número de personas enfermas. Cada una "sabía" que en su cuerpo existe una partícula negativa o debilidad que anula alguna función en su cuerpo.

Argumentos y fortalezas. El estanque les resulta atractivo a los enfermos y los congrega en multitudes. Existe una creencia popular -conocimiento o imaginario colectivo- que está muy arraigada en sus corazones. Un ángel se acerca y baja a la superficie del agua y la toca, dejando en el agua el poder de restaurar la salud original y anulando la partícula negativa de cuerpo al primero que toque el agua después del ángel. El relato de Juan nos deja ver que eran personas con cuerpos cuya función de ver, la función de caminar o la función de movilidad había sido anulada por alguna enfermedad crónica. Se sabe que hasta los romanos le asignaron valor sanador al estanque y se lo dedicaron a Asclepio.

¿Será el alto aprecio y el apego a esta fortaleza, la razón por la nadie en este lugar ha corrido hasta Jesús a pedirle un milagro de sanidad?

Los "argumentos y fortalezas" de la sabiduría humana pueden ser tentadores para los cristianos. Pueden parecernos más convincentes que las verdades del evangelio, que a veces pueden ser difíciles de entender. Sin embargo, es importante recordar que la sabiduría humana no es suficiente para salvarnos. Solo la sabiduría de Dios, revelada en el evangelio del reino, puede salvarnos.

En su primera carta a los corintios, Pablo afirma que como un correcto embajador del reino de Dios no predicó el evangelio con palabras persuasivas de sabiduría humana, sino con demostración del Espíritu y de poder. Esto significa que Pablo no usó argumentos racionales o razonamientos para convencer a los corintios de la verdad del reino de Dios.

Así que, hermanos, cuando fui a vosotros para anunciaros el testimonio de Dios, no fui con excelencia de palabras o de sabiduría. Pues me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a este crucificado. Y estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor; y ni mi palabra ni mi predicación fue con palabras persuasivas de humana sabiduría, sino con demostración del Espíritu y de poder, para que vuestra fe no esté fundada en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios. 1 Corintios 2:1-5

Los testigos presentes en el estanque de Betesda. Entre todos ellos mantenían una fortaleza de pie -idea equivocada- que imperaba espiritualmente en ese lugar. No por ser una idea popular era verdad, la multitud está equivocada. La cantidad de personas con variedad de disfunciones, debilidades o partículas negativas en sus cuerpos era un número no exacto. Pero, sí podemos estimar un colectivo de tamaño impresionante o que el lugar estaba completamente lleno (griego pléthos: muchedumbre). En estos yacía una multitud de enfermos, ciegos, cojos y paralíticos, que esperaban el movimiento del agua. Juan 5:3

En el estanque de Betesda imperaba una idea opuesta -fortaleza espiritual- al reino de Dios. En el reino de Dios, la fuente de la salud y de la vida es el rey del reino, es Dios. La muchedumbre fue atraída hasta este estanque cada día bajo la equivocada expectativa del agua sanadora. Su argumento, su fortaleza, su falsa esperanza estaba en tocar el agua primero que el resto de enfermos para así obtener la anulación de la enfermedad que gobernaba sobre su cuerpo.

En este contexto de creencias dominantes ¿Es acaso posible una sanidad sin ángel, sin agua, sin bajar corriendo, sin tocar el estanque?

Jesús. Es el enviado del reino de los cielos como el heraldo y el mensaje, una vez que pague el precio por el rescate por nuestros errores, una vez que le quite las llaves a la muerte será exaltado como el único ser digno y asumirá el trono en el reino de los cielos. Jesús vino como el embajador del reino de Dios, donde él esté, ahí funciona el reino de Dios y su autoridad a plenitud. Jesús es mayor que las reglas del talmud acerca del sábado.

Storytelling. Todos hemos levantado algunas fortalezas espirituales que usamos como la excusa perfecta a lo largo de miles de días. La historia del personaje que tenía años visitando el estanque es muy triste. Es como la historia de cada uno de nosotros, es triste. Una persona que ha confiado equivocadamente en la fortaleza de una salud fuera del reino y del poder de Dios. Creer un engaño. Su narrativa, la que le contaba a todos desde hace 38 años es una perfecta media verdad.

¿Por qué no eres sano? Llevas aquí tanto tiempo, tan cerca, has visto a muchos enfermos sanar en este lugar ¿Y tú? ¿Qué es lo que está mal en tu confianza? ¿Dónde estás buscando la salud? ¿Estás conforme con las condiciones que te rodean y ya no deseas ser sanado? Señor, le respondió el enfermo, no tengo quien me meta en el estanque cuando se agita el agua; y entre tanto que yo voy, otro desciende antes que yo. Juan 5:7

¿Ves el error? Todavía no. Escucha la pregunta que Jesús hace en el versículo 6: Cuando Jesús lo vio acostado, y supo que llevaba ya mucho tiempo así, le dijo: 

¿Quieres ser sano?

¿Es todavía tu voluntad llegar a ser sano?

La voluntad de Dios. No le respondas todavía a Jesús. Antes piensa bien, no vayas a declarar algo equivocado. ¿Sabes que la persona que está delante de ti es el futuro rey del reino de los cielos? ¿Reconoces que es el autor de la vida quién te está hablando? Tu respuesta siempre debe estar alineada con la (θέλημα) voluntad o deseo de Dios. Entonces, ¿Cuál es la buena voluntad de Dios para mi? Si tú confías en Jesús descubre el deseo de Dios para tu cuerpo, para tus finanzas, para tu alma a través de estos versos de Lucas 5:12-13

Sucedió que estando él en una de las ciudades, se presentó un hombre lleno de lepra, el cual, viendo a Jesús, se postró con el rostro en tierra y le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Entonces, extendiendo él la mano, le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante la lepra se fue de él.

Un ecosistema espiritual sin fe. En ese sitio Jesús no enseñó nada, no inició una provocación verbal o de argumentos racionales, el contexto espiritual de ese lugar no le favorecía pues nadie allí confía en él. Jesús utilizó el poder sanador sobre -sólo- uno de los enfermos para que fuera visto por los demás. 

Medita por un momento, escucha esa voz que te habla y que te pregunta ahora mismo: ¿Es todavía tu  deseo y voluntad  ser sano?