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El plan secreto de Dios: Jesús


El jardín perdido. Según el calendario hebreo hace 5 mil 783 años Yo soy, tomó un planeta sumergido en un profundo caos y en sólo seis días, lo transformó en un lugar abundante en medios para sustentar la vida, un cosmos. Dentro de este planeta -la Tierra- el único Dios creador, diseñó y desarrolló un espectacular jardín -un reino- para instruir y encontrarse con un ser muy amado que ya había soñado en su mente y su corazón.

En el día 6 de su labor creadora, colocó dentro de este huerto al ser humano; a un hombre y a una mujer hechos según un meticuloso diseño y manufactura. Dios reunió un espíritu con alma y los envolvió en un cuerpo, el hombre. En este jardín se le asignó la tarea de nombrar a cada animal que Dios había creado; algo como aplicar la taxonomía biológica y crear el primer código de nomenclatura zoológica. El hombre lo debía cuidar y trabajar. Todo este huerto era un ecosistema eficiente y sostenido por el poder de su Palabra. En el ser humano no había maldad, mentira, enfermedad hereditaria, ni celos, ni asesinos, ni esclavitud o sometimiento entre humanos, ni alteraciones genéticas al diseño original, ni la muerte -eran absolutamente puros- pues fueron hechos a la escala y proyección del mismo (הָיָה -jayá- seré) Yo soy. Por las tardes, el hombre disfrutaba de tiempo a solas caminando y siendo enseñado por Dios. Hablaban de los retos del trabajo en el paraíso; no era una simple relación laboral entre el paisajista y el jardinero. Era una relación entre el Dios creador y su rey a cargo. Al ser humano se le compartió autoridad divina -únicamente- sobre todo animal creado.

El jardín es fructífero. Todos los árboles del huerto dan buenos frutos y era permitido agradarse en comer de todo, excepto del fruto de un árbol que ocupa el centro del huerto y tiene por nombre el "árbol del (דַּעַת dáatconocimiento del bien y del mal" o el árbol de todo el conocimiento, pues al tomar y comer su fruto se introduce en el humano y desde éste hasta todo el jardín un agente con poder y capacidad para matar al humano y al planeta junto con los medios para sustentar la vida que aquí existen, el pecado y como su consecuencia directa la muerte (מוּת mut"muriendo morirás" o muerte inminente.

El jardín no era perfecto. Un triste día, los humanos tomaron la errónea decisión de comer del fruto del árbol de todo el conocimiento, que oportunamente se les advirtió que no debían comer. Una rara serpiente; sumamente astuta, cautivó los sentidos, la curiosidad y atención de ella, la engañó acerca de la falsa voluntad de Dios para ellos, ella le creyó y comió del fruto. Adicionalmente, lo llamó a él y juntos, ignoraron la orden de Dios y comieron creyendo a la falsa promesa de obtener todo el conocimiento. Así se abrió la puerta al agente tóxico que corrompe todo a su paso, el pecado. Entró en la vida humana junto con todo su enorme equipaje. Conocieron la desnudez, sintieron la vergüenza. Se escondieron de la pureza y santidad de Dios. Escucharon a Dios preguntar: ¿Hombre, cuál camino seguiste? y se refugiaron en silencio entre los árboles.

Todos han pecado y están lejos de la presencia gloriosa de Dios.
Romanos 3:23

La ausencia de Dios. Yo soy (הָיָה -jayá- seré) se separó del hombre a causa de la maldad. El hombre fue expulsado de huerto, salieron cubiertos con pieles de animal y su corazón contaminado. Todo aquello que disfrutó a plenitud en el huerto pasó a ser pérdida y ruina, todo se desparramó. El acceso al jardín fue cerrado, Dios se regresó a su trono en el reino de los cielos con toda su abundancia y plenitud. La fuente de la vida se separó de la humanidad. El lugar de encuentro -entre el cielo y la tierra- dejó de ser eso, ya no es un altar de encuentro. Ese mismo día, Dios comenzó a buscar al hombre que perdió.
Antes de la expulsión de los humanos, Dios decretó un juicio -promesa- sobre la astuta serpiente. Un hijo -de la descendencia- de Eva vendrá y luchará contra la serpiente. Este hijo de Eva, será herido en el talón. Pero, te vencerá y te herirá en la cabeza. Eva guardaba esta promesa en su corazón cada vez que miraba a sus hijos.
El ser humano cayó desde el escenario de la absoluta salud y abundancia, hasta un nuevo escenario de escasez y muerte. Pasamos desde el máximo estado posible, hasta lo mínimo. A partir de ese instante, la tierra ya no es como es el cielo, ni el humano es como su Dios es. El dominio de la tierra pasó al padre de la mentira y se comienza a instalar su principado de tinieblas.
Los hijos de Adán y de Eva, al igual que los hijos de sus hijos van a nacer y a crecer sin haber experimentado la plenitud y la salud del reino de Dios en el jardín, tampoco disfrutarán de ser instruidos por Dios mismo al final de cada día. Solo conocerán este mundo caído como su único espacio. Adoptaran y aceptaran las limitaciones de una naturaleza siempre enferma atraída a practicar la maldad como su única realidad posible. Crecerán bajo la cultura -imaginario colectivo- de la enfermedad y de la muerte, crecerán sometidos bajo la idea de que la escasez y la maldad son insuperables, los valores del reino de Dios serán una anécdota y no una experiencia personal. Se deben esforzar mucho para creer por la fe, pues no podrán experimentar a Dios para creer. Nacerán y vivirán con su corazón contaminado, corriendo a diario para saciar sus deseos más egoístas y malvados, preocupados por lo que van a comer, a beber y a vestir. Consumen sus vidas caminando de espaldas a Dios, profundizando en la oscuridad. Su propia naturaleza malvada es una prisión individual y va a tener consecuencias eternas.

La persona que peque es la que morirá. El hijo no será castigado por los pecados del padre ni el padre será castigado por los pecados del hijo. Los justos serán recompensados por su propia conducta recta y las personas perversas serán castigadas por su propia perversidad.
Ezequiel 18:20

Quien sólo vive para pecar, recibirá como castigo la muerte.
Romanos 16:23a

La muerte. Es estar alejados de la fuente de la vida. Yo soy -el Dios viviente- está de regreso en su trono, está en el reino de los cielos. En el huerto -que Dios había hecho para mantener su reino en la tierra- existe un árbol vivificante, se le llama el árbol de la vida. Por otra parte, los humanos salimos del huerto sin el fruto del árbol de la vida y sin Dios, la fuente que da la vida. En otras palabras, estamos alejados de Dios o lo que es lo mismo; Dios está ausente. A este estado, se le conoce como la muerte espiritual. La mala noticia es que Adán y Eva, están alejados de Dios. De la misma manera, esta condición pasó a los hijos de ambos. Desde ellos al resto; a todos los humanos por compartir un origen común.
Porque cualquiera que quisiere salvar su vida, la perderá, y cualquiera que perdiere su vida por causa de mí, la hallará.
Mateo 16:25
Existe una única manera de corregir el pecado de Adán. Ese grave error -que nos está afectando actualmente- se trata de un reinicio, un "reseteo" se le llama la regeneración. También, se le conoce como el nuevo nacimiento (nacer de nuevo) o el nuevo hombre. Hay una forma de salir del estado de la muerte espiritual. Lo primero, es que hay que morir a la cultura del principado de las tinieblas -el mundo- la que debemos eliminar desde su sistema operativo que ya ha sido instalado en nuestro corazón. A este proceso individual se le llama morir a mi mismo, es mi sacrificio personal. Para después volver a nacer y abrir la entrada -nuevamente- al reino de Dios.

—Te aseguro que si una persona no nace de nuevo no podrá ver el reino de Dios.
Juan 3:3b

Antes, ustedes estaban muertos, pues eran pecadores y no formaban parte del pueblo de Dios. 
Colosenses 2:13a

Antes, ustedes estaban muertos para Dios, pues hacían el mal y vivían en pecado; seguían el mal ejemplo de la gente de este mundo, y obedecían al poderoso espíritu en los aires, que gobierna sobre los malos espíritus y domina a las personas que desobedecen a Dios. Efesios 2:1-2

¿Qué vamos a colocar en el vacío que va a dejar la salida de la cultura del principado de las tinieblas? ¿Cuál será ese nuevo sistema operativo que regenerará a mi nuevo hombre?

Hay que -reprogramar- instalar el nuevo sistema operativo de Dios dentro de nuestra mente, renovar la mentalidad. El ser humano de hoy, está necesitando morir a sus deseos malvados, morir a los deseos egoístas y pecaminosos de su carne y a sus frutos. Si el hombre (naturaleza de pecado) se diera cuenta y fuera consciente de que necesita morir para ser regenerado y así volver a nacer, se va a encontrar con un escenario muy desalentador. Pues va a utilizar su voluntad y sus energías, capacidades y talentos naturales para eliminarlo y al intentarlo se va a encontrar con un rechazo y una feroz resistencia interna. La de "el viejo hombre" que lucha para no morir y va a boicotear cada intento para darle muerte. Pero también me sucede otra cosa: hay algo dentro de mí, que lucha contra lo que creo que es bueno. Trato de obedecer la ley de Dios, pero me siento como en una cárcel, donde lo único que puedo hacer es pecar. Sinceramente, deseo obedecer la ley de Dios, pero no puedo dejar de pecar porque mi cuerpo es débil para obedecerla. ¡Pobre de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo, que me hace pecar y me separa de Dios? Romanos 7:24-25a

La verdad es que no entiendo nada de lo que hago, pues en vez de hacer lo bueno que quiero hacer, hago lo malo que no quiero hacer. 
Romanos 7:15
En medio de esta lucha para llegar a ser una buena persona, en nuestro máximo esfuerzo por ser el mejor religioso posible, en nuestro intento por hacer cosas para impresionar a Dios nos encontraremos con la frustración, la escasez de recursos idóneos para vencer al viejo hombre. El ser humano no puede hacerlo por sí mismo, ni por sus medios, ni con sus mejores talentos. Los humanos necesitan ayuda externa, a un salvador, necesitan a un redentor, necesitan a alguien que sí pueda pagar todo el precio de la deuda eterna. ¿Quién puede satisfacer la demanda de justicia de Dios de una manera amplia y plena? ¿Recuerdas la promesa de Dios a Eva? Necesitamos a un nuevo Adán, un segundo Adán.

La Biblia dice que Dios hizo a Adán, y que Adán fue el primer hombre con vida. Pero Jesús, a quien podemos llamar el último Adán, es un espíritu que da vida.
1 corintios 15:45

El propósito de la redención es producir libertad eterna en aquel que está prisionero o bajo esclavitud. Se suele aplicar al hecho de pagar por la libertad de un esclavo, o pagar o liberar completamente la hipoteca o la deuda de algo que ha sido empeñado, es un rescate. La persona que hace el pago se conocerá entonces, como el redentor; Jesús. Y a la persona que recibe el beneficio por este pago se conoce como el redimido o liberado; los humanos. En Jesús se reconcilió el reino de los cielos y el reino de la tierra; por cuanto es el hijo de un humano (Miriam) y es el unigénito Hijo de Dios. Solamente el Hijo primogénito heredará todo el reino de los cielos y podrá dar libertad a quienes Él quiera. Jesús les respondió: —Ningún esclavo se queda para siempre con la familia para la cual trabaja. El que se queda para siempre es el hijo de la familia; si él así lo quiere, puede dejar en libertad al esclavo. Les aseguro que cualquiera que peca es esclavo del pecado. Por eso, si yo, el Hijo de Dios, les perdono sus pecados, serán libres de verdad. Juan 8:36

La promesa del Padre se cumplió a través de un plan que Dios guardó y ocultó desde el principio con el fin de recuperar el reino de la tierra para el reino de los cielos. El Hijo de Dios cumplió esta misión y nos redimió, nos salvó, nos justificó al morir sobre una cruz y resucitar al tercer día. Su fiel obediencia al Padre le hará el más grande en su reino. Por la muerte de Jesús en la cruz, Dios perdonó nuestros pecados y nos liberó de toda culpa. Esto lo hizo por su inmenso amor. Por su gran sabiduría y conocimiento, Dios nos mostró el plan que había mantenido en secreto, y que había decidido realizar por medio de Jesús. Cuando llegue el momento preciso, Dios completará su plan y reunirá todas las cosas, tanto en el cielo como en la tierra, y al frente de ellas pondrá como jefe a Jesús. Efesios 1:7-10

¿Te has tomado un instante para abrir tu corazón a Dios y permitir que Jesús limpie tu maldad y tu error? ¿Has invitado a Jesús a entrar a tu vida para ser tu rey y Señor? 

Yo estoy a tu puerta, y llamo;
si oyes mi voz y me abres,
entraré en tu casa
y cenaré contigo.
Apocalipsis 3:20

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