Yo: El agente de cambio

¿En tu vida hay más conformismo que cambios profundos? ¿Sientes que no hay nada que pueda pasar de ser bueno a ser excelente? ¿Los días transcurren sin cambios significativos? ¿Será que ya damos todo por sentado y sin posibilidad de mejora?

Espero que lo que estás a punto de leer te ayude a escuchar la voz de Dios sobre la misión asignada a los redimidos en medio de esta generación y en este lugar. Mi deseo es que estas palabras resuenen en tu corazón.

La mayor crisis humanitaria se está desarrollando silenciosamente ante nuestros propios ojos, y la mayoría de nosotros ni siquiera somos conscientes de que está aquí. Se manifiesta orgullosamente en medio de todos y de cada uno. Es una plaga silenciosa, se comporta con indiferencia, no se deja escuchar, y se alimenta del miedo y el temor. Se trata de nuestro silencio fatal, que resulta mortal para 98 mil personas que mañana no verán la luz del sol de nuevo. ¿Te has preguntado si estás afectando la eternidad de todos a tu alrededor?

Un agente de cambio es una persona u organización que promueve y facilita transformaciones significativas en la sociedad; en su generación y en las que vienen. Los agentes de cambio identifican problemas, proponen soluciones, promueven el conocimiento, crean alianzas para maximizar el impacto. Los agentes de cambio son motores de desarrollo, impulsando a la comunidad hacia mejores condiciones para todos sus miembros. Hoy les voy a presentar a un poco conocido discípulo y apóstol llamado Andrés:

Juan 1: 40 – 42 nos dice: Uno de ellos era Andrés, el hermano de Simón Pedro. Lo primero que hizo Andrés fue buscar a su hermano Simón. Cuando lo encontró, le dijo: «¡Hemos encontrado al Mesías, es decir, al Cristo!» Entonces Andrés llevó a Simón a donde estaba Jesús.

Este hombre sí tiene un plan de acción para el reino de Dios. Andrés cambió y reorganizó sus actividades de ese día. Tomó su agenda y colocó en primer lugar: ¡Voy a ir a compartir lo que he conocido de Jesús con alguien más! En su escasez tomó todo lo que tenía y actuó. Y así lo hizo. Al final del día nuestra agenda diaria habla de nuestras prioridades en nuestro plan. ¿Qué dice mi agenda y mi bodega de mi servicio a Dios?¿Qué dice mi agenda acerca de mis prioridades con el reino de los cielos?

Si escuchamos claramente el consejo y el ejemplo de Andrés, notaremos que hoy, en este año sobre este planeta, caminan aproximadamente 8 mil 208 millones de personas. De estos, solamente un tercio se confiesan cristianos; algo como dos mil seiscientos cuarenta millones. Suena mucho, pero no es así. Existen dos tercios de esta población cuya eternidad está en alto riesgo. Por si tú eres de los que piensan que Dios enviará a sus legiones de ángeles de fuego para irrumpir y hablarle a cada uno el mensaje del reino de los cielos. Lamento ser el encargado de malas noticias, eso no va a pasar. Dios posee un plan diferente. Donde se incluyen; poder para operar milagros y sanidades, el Espíritu Santo de Dios actuando a través de herramientas espirituales donadas y heraldos de la tierra.

No vendrán ángeles del cielo a contar las buenas noticias. La manera en que funciona el plan de Dios es cada persona, se lo dice a otra nueva persona cada día. El diseño del cielo es diferente, un redimido le habla a otro esclavo. Leamos juntos en las pantallas 1 Corintios 1: 21

En su sabiduría, Dios dispuso que el mundo jamás lo encontraría por medio de la inteligencia humana, y determinó salvar precisamente a los que creen por medio de la «locura» de la predicación.

Considera que en breve la tierra completa, los habitantes de este planeta, todos los humanos, estarán hablando de la gloria de Dios. Así nos lo hace saber: Habacuc 2:14 Así como las aguas llenan el mar, la tierra se llenará del conocimiento de la gloria del Señor. La gloria del Señor trata sobre una persona. La gloria del Señor nos habla de la reputación del más alto ser espiritual que habita en el cielo. Alguien que será conocido, alguien con quien todos los seres humanos tendrán una experiencia personal transformadora. Hebreos 1:3 El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la fiel imagen de lo que él es, y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa. Después de llevar a cabo la purificación de los pecados, se sentó a la derecha de la Majestad en las alturas.

¿Podrías tú estimar y calcular las riquezas (valor de marca), la buena fama y reputación de nuestro Dios? Si nuestro poderoso y rico Dios nos envía a hacer algo que es un emprendimiento muy grande y maravilloso, seguramente, Él no está calculando que va a lograrlo con mi escasez de recursos o con mis contaminados conocimientos y mis limitadas capacidades, Dios está invirtiendo su propia abundancia ilimitada y su reputación para lograr que el emprendimiento que nos pide desarrollar se cumpla a plenitud, según la gloria de Dios.

¿Eres capaz de reconocer tu debilidad, tu torpeza, tu escasez, tu naturaleza y condición espiritual? ¿Eres pobre en espíritu? No hay problema con eso… Dios tiene recursos de sobra, esto lo encontramos en Romanos 8: 32 Dios no nos negó ni siquiera a su propio Hijo, sino que lo entregó por nosotros, así que también nos dará junto con él todas las cosas.

¿Necesitas un ejemplo de lo que pasa cuando un hombre decide ser agente de cambio en las manos de Dios? Te invito a revisar la vida de Abraham, en Hebreos 11: 8 Abraham confió en Dios, y por eso obedeció cuando Dios le ordenó que saliera de su tierra para ir al país que le daría, aun cuando no sabía hacia dónde iba.

Alguien que sí pudo terminar aquello que su padre no logró. Uno que sin un plan de ruta inició un viaje sin conocer con certeza el destino final. Alguien que aprendió a colocar a Dios como la prioridad entre todos los factores destacados de su vida. Abraham escuchó y obedeció.

Observemos a otro hombre que deseaba escuchar la voz de Dios. Hubo otro hombre de fe con un carácter pusilánime. Era una montaña rusa, era “complicado”. Un día decía una cosa y hacía otra. Le gustaba primero de un color, pero a la hora de la verdad cambiaba todo. Jonás oraba a diario para oír la voz de Dios y el día que la escucha claramente se dio vuelta sobre lo plano. Jonás, contra toda su voluntad, finalmente llegó a Nínive y habló el mensaje de Dios. Sorprendentemente, los habitantes de Nínive, desde el rey hasta los ciudadanos de a pie, creyeron en el mensaje de Jonás. Cambiaron radicalmente todas sus malas acciones.

¿No tienes suficientes respuestas? Es posible que hoy no tengas todas las respuestas a tus preguntas, no necesitas saberlas todas. Dios va a trabajar con tu obediencia, con tu disponibilidad inmediata y con tu actitud correcta. Con todo y lo que aún no sabes, puedes confiar en que Dios sí sabe.

Recuerdas a Simón. Al que Jesús llamaba Cefas. Pedro habló cosas terribles acerca de Jesús, su maestro la noche que este fue arrestado, no era leal. Pedro no era confiable, hasta que un domingo muy temprano conoció a un hombre que posee el poder para vencer a la muerte.  Desde ese momento su mensaje, su poder, su sombra, sus pañuelos ungidos, transformaron a su generación. Medita por un instante: ¿A cuántas personas hoy está afectando la obediencia de Abraham? ¿A cuántas personas afectó Jonás con su predicación? ¿A cuántas personas de su generación afectó Pedro?

El primogénito de Dios fue enviado por su Padre. Jesús bajó desde el reino de los cielos para dejar de reinar, adoptar aquí el trabajo de heraldo real del cielo. Vino en carne, como el vocero oficial del cielo, como el embajador plenipotenciario del cielo para establecer la cultura de su reino en medio de cada uno de nosotros. En tu corazón y en mi corazón.

Dios no envió ángeles para entregar su buen anuncio. Uno sumamente valioso e importante, Él mismo vino en persona a entregarse como el mensaje. Jesús es el heraldo real de la declaración real de que el principado de las tinieblas ha sido abolido, derrotado y exhibido públicamente y que su tiempo aquí ya terminó.

Existe ahora mismo, muy cerca de ti -al menos- una persona sumamente necesitada de ser inquietada acerca de su eternidad. Hay una persona esperando -tu manifestación como hijo de Dios- escuchar tu testimonio de cómo fue que Jesús cambió las cosas y cómo responde a nuestra oración.

¿Qué debo hacer con el llamado de Dios?

¿Callar por el miedo o hablar con valentía?

Esta generación se juega la eternidad.

¡Sé tú la voz que desafía el mortal silencio!

Isaías 6:8 Enseguida oí la voz de Dios que decía: «¿A quién voy a enviar? ¿Quién será mi mensajero?» Yo respondí: «Envíame a mí, yo seré tu mensajero».

¿Qué me ha llamado Dios a ser? ¿Para qué estoy en esta generación?

Yo soy lo que Dios me envió a hacer. El heraldo real del mensaje más poderoso y transformador que ha llegado a los hombres y mujeres de la tierra. Hoy es un día para elegir. Ya Dios nos habló, nos mostró la necesidad, nos señaló al auditorio, nos confió su mensaje, nos dejó ejemplos y nos ha compartido de su persona y poder. ¿Ya decidiste bien a quién le vas a hablar mañana temprano?