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Introducción a la carta a los romanos.

La carta a los Romanos es un libro altamente significativo para la vida de cada creyente en el Dios eterno. En la ciudad de Roma vivían muchos judíos, hasta habían desarrollado una forma particular de oraciones. No es una carta dirigida solamente a los gentiles de las naciones que se han convertido a Jesús, esta comunidad contaba con numerosos judíos convertidos también.

La carta de Pablo a los Romanos es una obra maestra teológica del Pacto Renovado, escrita alrededor del año 57 d.C. Dirigida a la comunidad cristiana en Roma, esta epístola aborda temas fundamentales como la justicia de Dios, la justificación por la fe y la santificación. Pablo, consciente de las tensiones entre los grupos cristianos de judíos y gentiles en la iglesia romana, busca unificar a los creyentes bajo una comprensión común del evangelio. La carta se estructura en varias secciones clave, incluye la necesidad de la justicia de Dios, la justificación por la fe, la vida nueva en Cristo y el plan de salvación para Israel. En ese momento, Pablo tendría aproximadamente entre 50 y 55 años. Se encontraba en su tercer viaje misionero y estaba planeando un viaje a Jerusalén para llevar una colecta destinada a los creyentes pobres de esa ciudad.
La importancia teológica de Romanos ha sido inmensa a lo largo de la historia del cristianismo. Su énfasis en la justificación por la fe sola fue un pilar de la Reforma Protestante y sigue siendo central en la teología cristiana contemporánea. Para los estudiantes de esta carta, el estudio de Romanos ofrece una oportunidad única para profundizar en la teología paulina y comprender mejor la relación entre la ley, la gracia y la fe, proporcionando una base sólida para la práctica de la fe cristiana en el mundo moderno.
Pablo aspira a que su mensaje sea muy accesible a la mayor cantidad de personas posible. Al redactar en griego se le permitía que tanto los judíos como gentiles pudieran leer y entender su carta. Además, muchas de las primeras comunidades cristianas fuera de Israel hablaban griego, lo que facilitaba la difusión del evangelio. Pablo mismo era un judío helenizado, educado en la cultura griega y muy familiarizado con su idioma. Esto le permitía expresarse con claridad y precisión en griego, aprovechando su formación para comunicar de manera efectiva sus enseñanzas teológicas.

Yo, Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol y apartado para el evangelio de Dios, que él ya había prometido por medio de sus profetas en las santas Escrituras, les escribo acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que conforme a los hombres descendía de David, pero que conforme al Espíritu de santidad fue declarado Hijo de Dios con poder, por su resurrección de entre los muertos. Por medio de Jesucristo recibimos la gracia del apostolado, para que por su nombre llevemos a todas las naciones a obedecer a la fe. Entre esas naciones están también ustedes, llamados a ser de Jesucristo. A todos ustedes que están en Roma, los amados de Dios que fueron llamados a ser santos: Que la gracia y la paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo sean con ustedes. En primer lugar, por medio de Jesucristo doy gracias a mi Dios por todos ustedes y porque su fe se difunde por todo el mundo. Dios, a quien sirvo con todo mi corazón predicando el evangelio de su Hijo, es testigo de que los recuerdo siempre en mis oraciones, y de que en ellas le ruego que, si es su voluntad, me conceda que por fin pueda ir a visitarlos. Porque deseo verlos para impartirles algún don espiritual, a fin de que sean fortalecidos; es decir, para que nos fortalezcamos unos a otros con esta fe que ustedes y yo compartimos. Pero quiero que sepan, hermanos, que muchas veces me propuse ir a visitarlos para tener también entre ustedes algún fruto, como entre los otros hermanos no judíos, pero hasta ahora he encontrado obstáculos. Estoy en deuda con todos, sean griegos o no griegos, sabios o no sabios. Así que, por mi parte, estoy dispuesto a anunciarles el evangelio también a ustedes, los que están en Roma. No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para la salvación de todo aquel que cree: en primer lugar, para los judíos, y también para los que no lo son. Porque en el evangelio se revela la justicia de Dios, que de principio a fin es por medio de la fe, tal como está escrito: «El justo por la fe vivirá.»
La ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad y maldad de quienes injustamente retienen la verdad. Para ellos, lo que de Dios se puede conocer es evidente, pues Dios se lo reveló; porque lo invisible de Dios, es decir, su eterno poder y su naturaleza divina, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, y pueden comprenderse por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues a pesar de haber conocido a Dios, no lo glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón se llenó de oscuridad. Aunque afirmaban que eran sabios, se hicieron necios, y cambiaron la gloria del Dios inmortal por imágenes de hombres mortales, de aves, de cuadrúpedos y de reptiles. Por eso Dios los entregó a los malos deseos de su corazón y a la impureza, de modo que degradaron entre sí sus propios cuerpos. Cambiaron la verdad de Dios por la mentira, y honraron y dieron culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén. Por esto Dios los entregó a pasiones vergonzosas. Hasta sus mujeres cambiaron las relaciones naturales por las que van en contra de la naturaleza. De la misma manera, los hombres dejaron las relaciones naturales con las mujeres y se encendieron en su lascivia unos con otros. Cometieron hechos vergonzosos hombres con hombres, y recibieron en sí mismos la retribución que merecía su perversión. Y como ellos no quisieron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente depravada, para hacer cosas que no convienen. Están atiborrados de toda clase de injusticia, inmoralidad sexual, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades. Son murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, insensibles, implacables, inmisericordes. Y aunque saben bien el juicio de Dios, en cuanto a que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se regodean con los que las practican. Romanos 1

El autor: 
(ΠαῦλοςPablo declara en esta carta verdades eternas muy profundas, fundamentadas desde la Instrucción (la Ley de Moisés). Veamos la forma en qué Pablo se describe a sí mismo: Doúlos (δοῦλος) hoy se puede entender como esclavo; dentro del contexto de la contabilidad de la redención. Se hace un pago que será transferido a través de la sangre que Jesús derramó para darle una nueva vida. Pablo nos explica que él es un emisario, un heraldo, un mensajero. No está hablando de hacer cosas que le nace o le place decir para alagar o entretener a un auditorio, él habla acerca de algo que le fue encomendado hacer a él. Pablo actúa en obediencia a Dios. También, nos explica que Dios ha irrumpido en este punto de su ruta de vida, lo tomó y lo nombró (kletósapartó para cumplir una misión, anunciar las (euanguélionbuenas nuevas; "Dios ha venido a visitar a los hombres en carne y hueso". Pablo, explica aquí que las buenas noticias ya se habían anunciado o proclamado -desde antes de Juan el bautista- a través de múltiples promesas reveladas en el TaNaK acerca de su Hijo que proviene del linaje o de la simiente de David. Jesús viene de la semilla del Espíritu Santo, pero legalmente en el judaísmo; José, el esposo de María, es legalmente el padre de todos los hijos nacidos dentro del pacto de su matrimonio. Eso define que Jesús es descendiente de David.
El evento, que demuestra la divinidad de Jesús, quedó evidenciado a través del poder de la resurrección de Jesús. Ese evento lo declara el Hijo de Dios. Gracias a esto Jesús recibe el título de Señor y mesías.
A partir de este Jesús resucitado -el mesías- mismo, es que hemos recibido -a través de su bondad inmerecida- y de su gracia los títulos de emisarios y heraldos de las buenas noticias. (Usted y yo somos heraldos de Dios) para manifestar-voluntariamente- su Gloria en este mundo.
Destinatario o auditorio: ¿A quiénes le escribe Pablo esta carta? Pablo destaca el señorío de Jesús resucitado el mesías. Estoy agradecido con mi Dios, por cada uno de ustedes. Su confianza en Dios -su fe- se ha vuelto famosa en todo el mundo. Poseen un gran prestigio y fama gracias a su fe. Tengo a Dios como testigo de que en mis oraciones siempre les recuerdo. Yo deseo con pasión y planeo ir muy pronto para estar con Ustedes en Roma.
Tengo un fuerte deseo de impartir dones espirituales entre Ustedes, deseo que experimenten la manifestación del poder del Espíritu de Dios para que se desarrollen y sean fortalecidos y maduren en su fe. La fe es algo cambiante, está en constante proceso de desarrollo y busca madurar. Esto nos va a confortar a ambos; todos estaremos satisfechos.
Hermanos de la iglesia de Roma, mi deseo es que sepan acerca de mi deseo por visitarles. Pero, desde hace mucho tiempo desee visitarles y hubo oposición -de parte del enemigo- que me ha estorbado. Deseo tener algun (karpós) fruto entre todos ustedes; a las personas más preparadas en la cultura (los griegos) como a las personas más simples o sencillas (los bárbaros). Aquí Pablo utiliza la yuxtaposición por contraste para hacer un enfasis. Tengo una deuda con todos ustedes, me veo como un pecador altamente necesitado de su perdón gratuito que Dios me donó, cultos y sencillos. En cuanto a mi, Dios me ha capacitado, para predicarles.
Los versos 16 y 17. No estoy haciendo concesiones, hablaré con valentía las buenas noticias de Dios y su mesías, pues el poder de Dios se evidencia en su victoriosa salvación, a todo el que le crea; primero a Israel y a los judíos y ahora hasta todas las naciones. Ahora que el poderoso evangelio vive en nosotros la justicia de Dios -en Él- nos cubre y somos vistos por los ojos de Dios como justos por la eternidad. Mi fe en Dios producirá una mayor fe. Pablo -luego de esto- cita al profeta Habacuc, en el capítulo 2:4 Esos babilonios son muy orgullosos, pero ustedes, que son humildes, vivirán porque confían en mí.
Aquel que prefiera mantener su necia e injusta manera de vivir y suprime la verdad  -en consecuencia- se enfrenatará a la ira de Dios, que se va a mostrar o a revelar contra toda la injusticia. El conocimiento de Dios es manifiesto en ellos; Dios les ha manifestado su poder, sus atributos -el orden- de diseñador resultan palpables y visibles, así como también los invisbles, como su carecter a través de todo lo creado, todos observamos que las cosas no son aleatorias. Así su divinidad y poder nos muestran a Dios.
Dice el necio en su corazón: No hay Dios. Se han corrompido, hacen obras abominables; No hay quien haga el bien. Salmos 14:1
El autoengaño. Así que, ese conocimiento -conciencia- los deja libres de excusas. Sabiendo que hay un Dios, decidieron no dar a Él su reconocimiento ni gratitud, decidieron volverse (matataióo) vanos como producto de sus razonamientos. Es una decisión similar a lo que faraón había decidido. En su propio criterio se decían sabíos. Pero, se volvieron (moraino) insensatos. Así que, substituyeron o cambiaron la gloria del Dios incorruptible por imagenes; de humanos, animales (aves y reptiles). Por esa razón Dios los entregó a los deseos impuros de su corazón. Se entregaron a la deshonra de sus cuerpos, abandonando la imagen de Dios. Substituyeron la verdad de Dios de su interior, por falsedad y se sometieron a la mentira, se enfocaron en la creación y su diseño y lo convirtieron en el sujeto de su adoración. Dejando de lado -rechazando- al Dios que sí es digno de adorar eternamente, Amén.
Desde un escenario de amor. Si yo decido rechazar la verdad del reino de Dios habrá consecuencias. La reveldía, tendrá efectos en cada persona. Esta es la revelación de una ley espiritual, y aquí se ven los resultados en esta comunidad. Su corazón se apasionó por cosas vergonzosas, su mente se inclinó y fue facilmente atraída a actos de deshonra. Abandonarón el diseño de la naturaleza (la creación de Dios) por otro distinto al pacto matrimonial de un hombre y una mujer. Sus bajos deseos los apasionan -obstinación- y los atraen a la práctica de actos sexuales que son vergozosos y abominables ante los ojos de Dios. Actos que -en sí mismos- los llevan a la culpabilidad delante de Dios, actos que los condenan ante la Ley de Dios. Todos los humanos luchamos con la naturaleza pecaminoza, todos tenemos atracciones y debilidades. Pero, cada uno decide obedecer a Dios u obstinarse. Todo esta obstinación los llevará a una retribución -efecto o consecuencia- una mentalidad desprovista de todo conocimiento de Dios produciendo cosas cada vez más injustas y malvadas. Se han estado llenando de iniquidad, inmoralidad sexual, maldad y malicia, celos y envidía, sus pensamientos alojaran el odio y el homicidio, hablarán de forma maliciosa unos contra otros, harán calumnias, no serán nada tolerantes y muy sobervios, se van a oponer a la autoridad de los padres, rechazan a todo nivel de autoridad, no pueden mantener pactos buscando siempre ser desleales, se llenan facilmente de rencor, no hacen misericordia. A pesar de poseer una conciencia de la alta justicia de Dios, mantienen prácticas vergonzosas aprobando y apoyando a quienes las hacen. Están bajando por una escala descendente en su agrecibo rechazo a Dios.

El capítulo 1 de la carta a los Romanos establece la base teológica de la epístola, destacando la justicia de Dios revelada en el evangelio y la necesidad universal de salvación. Pablo introduce su misión apostólica y expresa su deseo de visitar Roma. Subraya la culpabilidad de la humanidad, tanto judíos como gentiles, debido a su rechazo de Dios y su entrega a la idolatría y el pecado. Este capítulo prepara el terreno para la argumentación de Pablo sobre la justificación por la fe, mostrando que todos necesitan la gracia redentora de Dios manifestada en Jesús.

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