En el mundo, todos vivimos para impresionar a los demás.
En la cruz, cada uno muere para agradar a Dios.
La cruz es el punto de referencia. De la misma manera que la línea del horizonte es la referencia que separa al cielo y a la tierra, la cruz será la referencia para tu salvación. Pero, también lastimosamente, será la referencia para el terrible juicio que vendrá y que pondrá todas las cosas en orden. Y mi Padre no juzga a nadie. Es a mí, que soy su Hijo, a quien le ha dado ese poder, para que todos me honren como lo honran a él. Cuando alguien no me honra, tampoco honra a mi Padre, que me envió. Juan 5:22-23
La terrible y cruel práctica de la crucifixión, nos da testimonio de que Dios no está jugando con el juicio. Es por eso que, el juicio que viene será terrible contra quien haya pecado, practicado la maldad, vivido sin ley y sin arrepentimiento. Es -también- la misma cruz, la que aporta la única oportunidad de salvación por la abrumadora manera de amar al pecador que demostró el Hijo de Dios. La cruz, aunque significa muerte, a la vez significa vida abundante. ¿Dónde inició el plan por tu rescate? Vamos al origen: »Haré que tú y la mujer, sean enemigas; pondré enemistad entre sus descendientes y los tuyos. Un hijo suyo te aplastará la cabeza, y tú le morderás el talón». Génesis 3:15
Eva y Adán han desobedecido. El juicio llegó sin aviso, y es muy probable que ambos pensaron que tal juicio nunca les iba a dar alcance. Después de que Adán y Eva perdieron la categoría de reyes en el reino; el huerto del Edén. Dios declaró un juicio sobre la serpiente antigua, el padre de la mentira y la falsedad. Esta declaración trata sobre un mensaje oficial. En griego se le llamaría formalmente un Euaggélion: -Vas a ser (שׁוּף shuf) aplastada. Vendrá un descendiente de Eva que te aplastará (רֹאשׁ rosh) la cabeza y tú le tomarás del talón. Así nació la expectativa de un mesías redentor de la humanidad, se trata de la proclamación del plan perfecto para redimir la relación del hombre en pecado con su Padre bueno y su reposicionamiento en el reino que Dios va a restaurar.
Para la tradición judía el libro de Job fue escrito en el siglo XIII a.C. En este libro se puede leer -en el capítulo 19- acerca de la esperanza que guarda Job en su corazón. Job lo llama una idea asombrosa. Un día en el futuro, cuando yo haya muerto y con mis propios ojos voy a mirar a mi -גָּאַל gaal- que se interpreta como mi redentor, rescatador o mi libertador:
»Pero en cuanto a mí, sé que mi Redentor vive,
y un día por fin estará sobre la tierra.
Y después que mi cuerpo se haya descompuesto,
¡todavía en mi cuerpo veré a Dios!
Yo mismo lo veré;
así es, lo veré con mis propios ojos.
¡Este pensamiento me llena de asombro!
Job 19: 25-27
¿Si alguna vez has visitado una sala de cine y llegaste temprano es posible que hayas visto algunos trailers de sus próximas presentaciones? O quizá lo viste en la misma televisión dónde se presentan spots con teasers que nos invitan a permanecer atentos a un evento que está por venir o suceder en el futuro inmediato o mediato. Algunos de estos teasers, suelen terminar con la palabra: ¡Próximamente en este cine! Así se nos queda presente en la memoria que esto acontecerá en cualquier día en el futuro. Dios prometió que habrá un salvador y redentor próximamente.
En ese mismo huerto que Dios organizó había muchos árboles. Pero, hay uno que es especial; el árbol de la vida. Este representa la vida de Dios, una vida que es para siempre, una vida con calidad eterna. La palabra hebrea que se utiliza aquí para vida, directamente -חַי kjai- se refiere a alguien o algo que vive, que está vivo. Y en un sentido más amplio se entiende como un ser vivificante, uno que es capaz de impartir vida a muchos. Este árbol sí es capaz de otorgar vida. No se trata de un falso árbol de vida eterna, este es el verdadero árbol que brinda vida eterna. Por dicha Adán y Eva, ellos dos no comieron de este árbol, lo que hace que su actual condición de pecado no sea eterna, es todavía un asunto temporal y se puede revertir.
La redención, se paga con la primogenitura y con sangre. Dios le demandó a Abraham su hijo primogénito, para -luego- liberar sobre éste todas sus promesas. La salida de Israel y de todos los esclavos desde el imperio egipcio -a razón de la dureza de su corazón se pagó -también- con la primogenitura; murió toda su generación de reemplazo. Los egipcios pagaron con la vida de sus hijos primogénitos y la de sus animales por su injusticia. Los hebreos -Israel- pagaron a Dios por su salida -su redención- a través de un sustituto; un cordero de un año puro y sin mancha fue sacrificado en su lugar. La noche de la primera pascua hubo una redención por la libertad de todos los esclavos de Egipto. Entonces tú le dirás de mi parte: “Yo soy Dios, y amo al pueblo de Israel como si fuera mi primer hijo. Éxodo 4:22
Así que, para evitar revertir el increíble poder liberador que provee la cruz; como árbol de vida, el adversario (una especie de Faraón) utilizará todas las armas disponibles a su alcance. Buscará como descarrilar este tren de la salvación antes que sea tarde para él y evitar que sus esclavos logren huir de su dominio. Se va a valer de sutilezas como contaminar el corazón del hombre con envidia y asesinato, contaminar a la raza humana con genes extraños -ángeles caídos- seducir a una generación completa de humanos a practicar la maldad y ocultismo. O bien, dejar al mesías sin un padre terrenal, ofrecer al Hijo de Dios todos los reinos de la tierra sin dar pelea, movilizar a los judíos para que lleven al Mesías a asumir un reino terrenal en Judea ante el imperio romano. O infundiendo tal temor y duda en el Mesías en el huerto de Getsemaní גת שמנים (Gat Shemanim) para que clame al Padre y pida que una legión de ángeles intervengan para que lo salven de ir a la cruz.
La cruz exige mucha determinación. Para subir hasta la cruz Jesús se debió bajar del trono en el cielo, nacer humilde como un bebé indefenso, huir de una masacre de bebés y asumir ser refugiado en Egipto. La cruz es muy demandante de obediencia y de pasión. Hay que asumir ser un maestro itinerante y enseñar desde multitudes hasta grupos íntimos, iniciar su viaje sometiendo su voluntad de Hijo a la voluntad del Padre y bajar a las aguas del Jordán -entrar a Israel desde el desierto- como una señal clara ante el trono del cielo que expresó que ¡Voy a iniciar -ahora mismo- mi camino hasta la cruz! Me someto absolutamente al plan y a la voluntad del Padre para mi.
Aunque Cristo siempre fue igual a Dios,
no insistió en esa igualdad.
Al contrario,
renunció a esa igualdad,
y se hizo igual a nosotros,
haciéndose esclavo de todos.
Como hombre, se humilló a sí mismo
y obedeció a Dios hasta la muerte:
¡murió clavado en una cruz!
Filipenses 2: 6-8
La crucifixión. Este es uno de los espectáculos públicos más humillantes y denigrantes de observar. Se experimenta cuando a un ser humano se le aplica la pena de muerte sobre una cruz de madera levantada en un lugar altamente concurrido. Se trata de una muerte espantosa, dolorosa e indigna para su víctima.
La cruz romana. La cruz llega hasta los romanos a través de los griegos y éstos a su vez les llegó desde los cartagineses y los fenicios. Para muchos investigadores su origen fue en Asiria en el siglo VI antes de la era común (año 721 a.C) cuando en las inscripciones del rey Sargón II, se relata cómo el rey asirio crucificó a 20 mil prisioneros de guerra de la ciudad de Hamat. El rito de la crucifixión posiblemente tiene su origen con los imperios persas que encontraron en ésta una forma humillante de castigar y dar muerte ejemplar a quienes socavaran las bases de su imperio; usualmente esclavos y rebeldes. Desde allí, poco a poco se extendió su práctica hacia el Mediterráneo y sus imperios. Imperio romano. Los ciudadanos romanos no eran víctimas elegibles para este castigo dado su alto nivel de humillación y crueldad. Pero, hicieron uso extendido de este castigo a lo largo de su territorio por muchos siglos.
Los verdugos romanos previamente azotaban con un látigo de varias cuerdas -flagrum taxillatum- a la víctima hiriéndola en su espalda y piernas; usualmente cuarenta menos uno, y después obligando a la víctima a cargar parte de la cruz; que podía alcanzar unos 30 kilogramos (el yugo horizontal o patibulum) fuera de la ciudad a un sitio altamente concurrido. La muerte en la cruz llegaba lentamente; luego de algunas horas o días después de ser colocado allí. Generalmente la muerte llegaba por causa de la deshidratación, fatiga y asfixia. Al crucificado lo colgaban sin sus vestidos. Pero, en el caso de la provincia de Judea no se les permitía quedar completamente sin ropa. La ley judía no permitía castigar a un condenado a muerte pública con este método, ni desvestir totalmente a la víctima. Luego sería atado y fijado con clavos de hierro de unos 15 centímetros, subido al (stipes) tronco vertical, de brazos y pies con un clavis pedis (Hebreo: מחובר masmer), así quedaría colgando en ésta. Los verdugos romanos que clavan a los condenados no desean pelear con cada hombre para que se deje clavar, así que los sedaban con una bebida llamada posca; agua de lluvia, vinagre con mirra y especias. Para alargar un poco más la agonía del reo también se colocaba un apoyo a la altura de la cadera, y para acompañar la humillación pública se solía agregar un aviso escrito de tono irónico y burlón con dedicatoria del imperio romano referente a la falta cometida, en la parte superior del poste vertical. En casos necesarios se les rompían sus piernas para incrementar el dolor y acelerar la muerte.
Más de doscientos años antes de que por primera vez utilizara la crucifixión sobre la tierra ya se había escrito el Salmo 22: Una banda de malvados, que parece manada de perros, me rodea por todos lados y me desgarra pies y manos, ¡hasta puedo verme los huesos! Mis enemigos me vigilan sin cesar, hicieron un sorteo para ver quién se queda con mi ropa. Salmo 22:16-18
El primer templo de Jerusalén existió entre los años 960 a. C. durante el reinado del rey Salomón y hasta el 586 a. C. cuando fue destruido por los babilonios, los expertos estiman que fue justo en ese mismo periodo que se escribió el Salmo 22. Casi 240 años antes de que se usará por primera vez la muerte sobre postes en forma de cruz. También, en este mismo periodo se estima que fue escrito el libro de Deuteronomio. En su capitulo 21: 22-23 nos dice que:
»Si un hombre ha cometido un crimen digno de muerte, y se le ejecuta colgándolo de un madero, su cuerpo no pasará la noche en el madero. Deberás sepultarlo el mismo día, porque es una maldición de Dios el que es colgado en un madero. No contaminarás la tierra que el Señor tu Dios te ha dado.
El calendario hebreo se basa en un calendario de tipo lunar. El orden que forma un día judío inicia con el anochecer y le siguen la noche, la madrugada, la mañana, el mediodía y finaliza con las horas de la tarde. De manera que el cuerpo de un condenado debía de ser bajado de la cruz antes de que iniciara el anochecer, cerca de las 5 de la tarde.
Yo, el Hijo del hombre, soy así. No vine a este mundo para que me sirvan, sino para servir a los demás. Vine para liberar a la gente que es esclava del pecado, y para lograrlo pagaré con mi vida. Marcos 10:45
La cruz de Jesús. Trata del clamor apasionado de un Hijo a su Padre amoroso por el perdón de sus amigos, es la puerta que nos conduce hasta el Padre. Es la renuncia al mundo y a sus deseos, es abandonar la opción de tomar el reino según el plan de los hombres y del adversario (sin cruz). Mantenernos en la cruz nos convoca a honrar a nuestra familia, nos despoja del peso del pecado y nos separa del mundo, nos provoca sed por el Padre bueno y nos permite descansar en sus promesas. Abre las puertas de la prisión de la falta de perdón.
Si sólo les preocupa salvar su vida, la van a perder.
Pero si deciden dar su vida por mi causa, entonces se salvarán.
Mateo 16:25
La cruz me demanda dejar de vivir sólo pensando en mí mismo, me exige morir a mi mismo cada día, a nunca quitar los ojos de Jesús y me convierte en un aprendiz de su reino. ¡El cielo ha invertido demasiado para que llegues hasta la cruz, como para que te sientas contento con algo menor a lo que fuiste llamado a ser!
Y todos los que hayan dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o tierras por causa de mí, recibirán el ciento por uno de beneficio y la herencia de la vida eterna. Mateo 19:29
Todo ese enorme menosprecio y el rechazo violento que fue cargado -cobrado- sobre Jesús era en realidad el pago para que tú y yo fuéramos aceptados como hijos de Dios. ¿Puedes entender que tú paz con el Padre se compró con la horrible violencia de la crucifixión? ¿Puedes comprender que tú sanidad integral fue comprada con las heridas de golpes puños, látigo y clavos?
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