Como un humilde niño pequeño

Los sacrificios a Dios son un espíritu quebrantado;

tú no despreciarás al de corazón humilde y arrepentido.

Salmos 51:17

Visualizar el futuro involucra hacernos preguntas y planificar agendas. ¿Ya has hecho planes para el próximo lunes? ¿Has pensado acerca de lo que vas a hacer el próximo año? ¿Qué vas a comer o a vestir la próxima semana? ¿Te has tomado tiempo para meditar en las cosas que vas a hacer en la eternidad? ¿En qué actividad te vas a gastar? ¿Cómo será el equipo con el que vas a compartir todo ese tiempo?

A los doce discípulos sí se les ocurrió pensar acerca de su futuro. Así que platicaban sobre el reino que Jesús ha estado anunciando y que -en parte- ha sido su motivación para seguir a este maestro itinerante que enseña en los caminos de Israel.

Así que entre ellos mismos se han estado organizando, han estado discutiendo acerca de la estructura que podría funcionar mejor según sus ambiciones personales. El deseo de que el reino de los cielos se instale aquí en la Tierra es sano. Es un anhelo que no solo nos causa interés aquí, en la Tierra, obviamente también es del interés del cielo.

En aquella ocasión, los discípulos le preguntaron a Jesús cuál de ellos ocuparía el cargo más importante en el reino de los cielos. Jesús llamó a un niño de los que andaban por allí y lo sentó en medio de ellos. Entonces les dijo: «Si no se vuelven a Dios, arrepentidos de sus pecados y con sencillez de niños, no podrán entrar en el reino de los cielos. En otras palabras, el que esté libre de altivez como este niño tendrá un puesto importante en el reino de los cielos. El que reciba en mi nombre a una persona así, a mí me recibe. Mateo 18:1-5

Se nos demanda una conversión de la mentalidad centrada en mi mismo, a una mentalidad centrada en el bienestar de los demás para entrar al reino de los cielos.

A los discípulos les inquieta mucho su corazón el saber cuál silla será la suya. ¿Qué puesto, qué jerarquía, qué funciones se les van a encomendar? ¿Quién será el primer ministro? Están asumiendo que su corazón está libre de altivez y que poseen un corazón humilde.

Diferentes puntos de vista. Desde la Tierra todo tiene una perspectiva muy diferente. Cuando subimos a la cumbre del monte y descubrimos una vista distinta a la que se observa cuando uno camina sobre el valle. Cuando las águilas remontan el vuelo hasta las alturas poseen una visión privilegiada y comprenden mejor el terreno. El día que los astronautas subieron al espacio y pudieron ver la circunferencia de la Tierra completa desde afuera vieron que aquí no existen fronteras, que la humanidad es solo una sin mayores diferencias.

El problema no está en subir a la cumbre de la montaña, o salir de la atmósfera y ver  para abajo. El problema está en asumir que estoy completo y subir sobre mi mismo, subir sobre nuestro ego. ¿Qué es la altivez? La altivez es estar demasiado lleno de uno mismo, saciado y satisfecho en sus logros, demasiado contentos con todas sus posesiones terrenales, nos hace creer que somos ya un producto terminado y que no tenemos nada por aprender de nadie más. Afecta a nuestra capacidad de sentir y actuar con empatía entre los demás.

¿Te ha pasado que te has enfocado únicamente sobre tu propia persona? ¿Sobre dimensionaste y sobre valoraste alguna cualidad o talento?

Jesús los escuchó. Él escucha lo que decimos. Él está atento a nuestras pláticas y puede ver el corazón humano, sus motivaciones, su combustible, sus ambiciones. Él cambió el foco de su atención. Jesús desenfocó su conciencia por un momento de ellos mismos. Para ayudarles a ver hacia donde hay que ver. Para evitar que siguieran avanzando por dónde es mejor no avanzar.

Jesús nos invita a meditar acerca de las prioridades, acerca de nuestro corazón. Este no debe ser arrastrado o atraído por el poder que hay en una silla. Lo que debe mover a nuestro corazón es algo muy diferente. Adopta una forma de ver a los demás; donde ellos sean lo más importante.

Coloca un nuevo lente. Un lente con el que puedas observar -como prioridad- a los demás. Decide verte a ti mismo como menos importante que los demás, tratar a los demás como personas de mayor jerarquía y saber que no hay problema con esto.

¿Por qué colocó a un niño como modelo? Los niños son humildes, sencillos, no esconden, ni guardan pretensiones y no guardan ningún interés egoísta oculto. ¡No le pongas mucha crema a tus tacos! ¡No te dediques solo a cargar agua para tu molino! Jesús no asume la gloria para sí mismo, se la otorga su Padre. Ni el Padre asume la gloria para sí mismo, se la reconoce el Hijo. Ni el Espíritu de Dios toma la gloria a sí mismo. Jesús decidió ser humilde. Fue su elección, fue algo que después de meditarlo lo asumió en su vida.

Padre a todo el mundo le he mostrado lo grande y poderoso que eres tú, porque cumplí con todo lo que me ordenaste. Juan 17:4

Nadie busque el bien sólo para sí mismo, sino para todos. Tengan la misma manera de pensar que tuvo Jesucristo: Aunque Cristo siempre fue igual a Dios, no insistió en esa igualdad. Al contrario, renunció a esa igualdad, y se hizo igual a nosotros, haciéndose esclavo de todos. Como hombre, se humilló a sí mismo y obedeció a Dios hasta la muerte: ¡murió clavado en una cruz! Filipenses 2:4-8

Reenfocar. Jesús los acompañó y los guio hasta dirigir su atención hasta la virtud de la humildad. Les ofreció la oportunidad para que ellos mismos puedan tomar su decisión. Cuando logres sacar toda la altivez, el orgullo y la soberbia del corazón -entonces- te conviertes en un candidato de alto perfil para entrar al reino de Dios.
¿Te has observado bien? ¿Has calculado tus propios límites? ¿Ya descubriste cuál es el error que te hace fallar una y otra vez? ¿Has observado con atención? Desarrolla tu humildad, entra al gimnasio del reino, se humilde ante el cielo y en la tierra. Existen cosas que te van a ayudar a avanzar en el desarrollo de tu humildad:

Aprender a pedir disculpas. Al decir: ¡Por favor perdóname! Reconozco que soy un ser limitado que puede fallar y se equivoca. Solicita apoyo oportuno. Cuando descubro que no podré lograr un objetivo sólo por mí mismo, es hora de saber pedir ayuda oportunamente. No trates de aparentar mayor fortaleza que aquella que realmente posees. Tener conocimiento acerca de mí mismo. Saber el máximo alcance de mis fuerzas y mis límites. Debo ser modesto cuando disfruto de estadios de éxito. El éxito, como todo en este mundo suele ser temporal. Por cada escalón de éxito. Subiré otros dos de humildad. Pregunta, pide consejo, asesórate bien, ningún humano puede saberlo todo, debemos admitir humildemente cuando algo nos supera y necesitamos recibir consejo y guía de lo alto.

Se humilde al exponerte a caminar por fe sobre el agua a medianoche. Debes mantenerte dispuesto a aprender siempre y a buscar la ayuda oportuna en tu Dios. No quites tus ojos de Jesús. Disfruta tus victorias y tus logros. Celebra cada uno, sin ser arrogante y siempre respetando a Dios y a nuestros semejantes. Cada vez que puedas comparte -multiplica- el éxito y el logro alcanzado junto a otros, con tu equipo, con tu familia, con el resto. Involúcrate y sirve a los demás. Recíbelo como oportunidad en lugar de observarlo como un inconveniente.

El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido. 

Proverbios 29:23