Diseñados en el cielo para la eternidad

Sepan que el Señor es Dios:

él nos ha hecho y a él pertenecemos;

somos su pueblo, el rebaño que apacienta.

Salmo 100:3

Las necesidades de nuestro cuerpo son muchas, estas hablan elocuentemente de que somos seres absolutamente dependientes y no autónomos. Respiramos y tomamos el oxígeno de la atmósfera de la tierra, que es sólo el 21% de sus gases. En el idioma hebreo se utiliza la palabra shamáyim para definir "cielo". Donde se entiende que el cielo inicia inmediatamente sobre la superficie del agua y de la tierra, esto incluye a la atmósfera del planeta y a todo lo que está sobre de esta.

Desde la tierra tomamos nutrientes para el desarrollo de nuestro cuerpo -envase del ser humano- a través del reino vegetal, de las plantas; sus frutos, sus hojas, raíces, sus semillas. También tomamos leche y de esta sus derivados así como carne de animales, etc.

Nuestro diseño -muy complejo- incluye tres partes reunidas; un alma o corazón, un espíritu y un cuerpo. No resulta sencillo de comprender cómo se mantienen estos tres en perfecta unidad mientras vivimos hoy sobre la tierra.

Vivimos en un planeta -la Tierra- que posee un sinnúmero de características favorables -cualidades- para sustentar la vida de nuestro envase externo. Así desde su núcleo produce campos magnéticos que forman un escudo que protege la vida de las radiaciones perjudiciales del sol y resto del entorno espacial. También, existe otro escudo, una capa muy ligera de un gas que llamamos ozono y filtra los dañinos rayos ultravioleta B y permite el paso de los rayos ultravioleta A, útiles para nuestra vida.

Nuestro cuerpo demanda mucha agua. El 90% de nuestra sangre es agua, así mismo el 85% de nuestro cerebro también es agua, el 75% de nuestros músculos, el 95% de nuestros ojos. En fin, un ser humano adulto es casi 65% agua. De los 1 mil 400 millones de kilómetros cúbicos de agua de la tierra; sólo 53 millones de estos o sea el 2.5% del volumen total del agua de nuestro planeta es agua dulce para consumo humano. Habitamos en un frágil equilibrio -a la vez- ordenado y delicado de leyes que sustentan la vida.  El planeta tierra posee (βίος) los medios para sustentar la vida. ¿Será este el diseño correcto de una mente superior y los medios exactos se han reunido por un casual accidente? ¿Será que existe alguien organizando este lugar y adaptándolo para colocar aquí seres humanos con vida?

Este intercambio preciso de recursos para nuestras necesidades particulares habla de que existe un Dios -sabio y poderoso- que ha organizado a un diminuto planeta para sustentar la vida segundo a segundo. 

—¿Quién es ese que oscurece el consejo con palabras sin conocimiento? Cíñete, pues, los lomos como un hombre; yo te preguntaré, y tú me lo harás saber: ¿Dónde estabas tú cuando yo fundaba la tierra? Job 38:2-4

Durante el día número 6 de la semana en la que Dios organizó este planeta desde el oscuro caos, hasta un jardín perfectamente habitable. Al iniciar el trabajo de ese día, Dios habló y creó animales para surcar los cielos, el agua y moverse sobre la tierra. Luego de verlos, exclamó que todo lo hecho es bueno. Ese mismo día, también se dijo Dios a sí mismo que iba a crear a un ser diferente; uno que tendría su imagen tsélem (צֶלֶם) que traducido es como su imagen proyectada y su semejanza demút (דְּמוּת) que traducido es a mi apariencia. Dijo entonces Dios: — Hagamos al ser humano a nuestra imagen y semejanza para que domine sobre los peces del mar y sobre las aves del cielo; sobre los animales domésticos, sobre los animales salvajes y sobre todos los reptiles que se arrastran por el suelo. Y creó Dios al ser humano a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó. Génesis 1:26-27

El único modelo, el tipo que sirve de referencia para crear al primer ser humano no fue un animal, no fue consultado a ninguna notable asociación local de psicólogos o a un consejo de sabios notables de todas las naciones. Dios tampoco le pidió consejo a los ángeles que ya habían sido creados. El Dios del cielo observó sus mismas cualidades, rasgos y características y las escaló hasta ese primer humano. La identidad del ser humano es el resultado de tomar a Dios como su único modelo. De hecho, nuestra actual palabra identidad, proviene del latín identitas y esta a su vez de idem que viene a ser "lo mismo". 

Dios es un espíritu, así que ese ser humano no es otra cosa que un ser espiritual con alma envuelto en un cuerpo. No alcanzamos a comprender cómo pasó. Pero, Dios logró integrar todos estos en un solo ser. El ser humano recibió capacidades reproductivas para producir frutos -pará- (פָּרָא)  a sí mismos de forma abundante -rabá- (רָבָה) y autoridad para gobernar con sabiduría sobre los demás seres vivos creados ese mismo día. Y los bendijo Dios diciéndoles: “Sean fecundos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todos los reptiles que se arrastran por el suelo”. v.28

El ser humano no fue colocado en el jardín para estar como un adorno de porcelana, ni ocioso, ni de vago, o de haragán. Fue asignado a este lugar para ser el administrador y cultivador del jardín de Dios, recibió una agenda de parte de Dios para atender diligentemente sus labores. Debía ponerse a clasificar, definir cualidades y dar nombramiento a cada animal diseñado y creado un poco antes. Dios, el Señor, tomó al hombre y lo puso en el jardín de Edén para que lo cultivara y lo cuidara. Génesis 2:15

Al interior del cuerpo humano, en cada una de sus células se instalaron 46 cromosomas, agrupados en pares, haciendo 23 pares de cromosomas. A los primeros 22 pares se les conocen como autosomas. Mientras que el par número 23 son los cromosomas sexuales. Los seres humanos mujeres poseen dos cromosomas X iguales (XX), mientras que el ser humano hombre posee dos cromosomas sexuales diferentes, uno X y el otro Y (XY). Este cromosoma Y es muy particular y especial, no es parecido a los demás cromosomas. Es muy pequeño, en lugar de portar mil genes sólo posee 27 genes.

Dios formó con sus manos al humano hombre -ish- (אִישׁ), al verlo sólo le sacó una costilla al hombre y con sus propias manos formó al humano mujer -ishshá- (אִשָּׁה), misma que fue entregada al humano hombre por Dios. Esto explica por qué el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer para formar un solo cuerpo. Génesis 2:24

El espíritu humano, es dependiente -también- del Dios que no necesita de nada, ni de nadie para existir. Se trata de un Dios que no necesita recibir nuestro dinero, ni nuestra adoración para seguir existiendo. Al contrario, Él se agrada y premia nuestra generosidad cuando damos así como Él da. Un Dios que es espíritu y que se presenta solamente como Yo soy. Un Dios, que en lugar de tomar recursos de los demás, se goza en dar abundantemente a aquel que no puede pagar. El Dios Yo soy es la fuente divina de donde brota y surge todo lo que los demás van a necesitar para vivir sanos y plenos. El ángel me mostró un río limpio, de agua de vida. Era claro como el cristal, y salía del trono de Dios y del Cordero. Apocalipsis 22:1

No soy un producto de la casualidad, ni del error. Siempre he estado en la mente de Dios. En el cielo existe un libro completo donde están escritas todas las cosas increíbles que Él ha soñado acerca de mi. Entre más experimento estar en la presencia del Yo soy, más aprendo y mejor conozco quién yo soy. Soy amado desde antes de nacer, soy conocido por Él desde antes de venir a este mundo. Su amor por cada uno de nosotros es tal que nos ha adoptado como sus hijos. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre (Jesús), les dio potestad (autoridad y poderes) de ser hechos hijos de Dios...Juan 1:12

El Dios justo, no cambia de opinión. En Él no existe sombra de variación. Yo soy lo que Dios definió que yo soy desde la eternidad, pues mi identidad tiene su origen en Él mismo. Los recursos espirituales y materiales que necesito también provienen todos de su mano. Dios es la fuente donde se sacia todo mi ser. Jesucristo nunca cambia: es el mismo ayer, hoy y siempre. Hebreos 13:8

La mente humana y el corazón del hombre son fácilmente atraídos por palabras bonitas llenas de engaño y de mentira que le prometen dicha y felicidad instantánea. Durante nuestro viaje por la vida escucharemos muchas variadas y diferentes voces que nos invitan a abandonar nuestra obediencia a la Palabra de Dios y a su ley. La mentira trabaja como el asesino traidor que busca envenenarte con su tóxico producto, haciéndose pasar por un amigo y mezcla su veneno con sabores y aromas agradables para que no te resistas a caer en la trampa. Al conocer el corazón de Dios descubrimos las debilidades que nos atraen y conducen hasta hacer lo malo. Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová. Porque será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a la corriente echará sus raíces, y no verá cuando viene el calor, sino que su hoja estará verde; y en el año de sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto. Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras. Jeremías 17:7-10

Resulta ser que nuestros sentidos; los sensores periféricos de nuestra mente que alimentan de información a nuestro corazón poseen límites, no nos permiten ser conscientes de toda la realidad que nos rodea en tiempo real. Estos sentidos son susceptibles de ser conducidos a voluntad, así pueden ser engañados, pueden crear ilusiones, espejismos acerca del ambiente que nos rodea. Así que debemos ser muy listos para no permitir el ingreso de información que contamine nuestra mente y corazón. La información falsa o fake news no es algo que nació recién con las redes sociales, ha estado entre nosotros casi desde siempre. En el Jardín del Edén, el padre de mentira, en la forma de una serpiente entregó información falsa al corazón de la mujer, y desde ella la transmitió al corazón del hombre y juntos desobedecieron las órdenes de Dios. No debo explicar las consecuencias eternas que nos trajo el haber abierto nuestro corazón a ideas que no provienen de Dios y que combaten a Dios. Provocó que nuestra eternidad fuera limitada y pasamos a tener fecha de muerte. Pasamos de vivir en plenitud y abundancia al estado de escasez. Perdimos la salud permanente y lo peor, fue que perdimos nuestra comunión perfecta con Dios.

En la época de las social media la moneda de cambio por la que las redes sociales te resultan gratuitas es gracias a tu atención. El dinero mueve las economías del mundo y al acudir a las redes sociales inocentemente somos parte de un poderoso sistema; la economía de la atención. Aquí es donde tú quedas vulnerable y en alto riesgo a través de tus sentidos y los mensajes multimediales que ahí sobre abundan. Los grandes desarrolladores de las redes sociales trabajan sin descanso por cautivar y esclavizar tu atención. En el modelo de negocio basado en la gratuidad el producto eres tú; y así como tu atención y tu información personal son el oro de este este sistema, a los comerciantes de las social media todo esto les produce billones de dólares en ganancias cada año.

¿Cuál es el problema que esto representa para mi? Mi atención puede ser dirigida a uno u otro escenario, uno de desarrollo o uno de cautividad, es como entrar por un túnel o por el otro, así se determina mi futuro y lo que me dan a consumir. Al dirigir mi atención por la vía de mis instintos más básicos me premian con satisfacción inmediata "gratis". Así me conducen -atención cautiva- hacia servicios, productos e ideas que me harán dependiente para  que malgaste mis valiosos recursos -tiempo y dinero- para que no duerma lo suficiente y viva cansado sin deseos y fuerzas. Así logran retorcer mi sistema de recompensas haciendome un ser humano lleno inseguridades. Una persona perezosa y dependiente -adicta- de recibir frecuentemente más su falsa recompensa inmediata. Esta es la forma fácil de destruir tu salud mental y limitar tu desarrollo espiritual. Los estímulos más tóxicos y dañinos para nuestra mente son aquellos de carácter sexual, pues estos poseen un potencial enorme para retener -cautivar- nuestra atención con softporno y escenas eroticas dentro de las películas, la literatura, las fotografías, los podcast, etc. Hoy han convertido a la sexualidad en algo sobrevalorado y sobre apreciado, lo han exaltado al nivel de prioridad, es una mercancía aparentemente cara a la que sobrestimamos y a su vez nos obligan a hacer de todo para obtener premios y gratificación instantánea. Nuestro cerebro, ahora piensa en temas sexuales 24/7 y así es como quedamos atrapados en el escenario -prisión- en que seremos fácilmente controlados y gobernados.

Si quieres retomar el control y el gobierno de tu vida, controla tus impulsos sexuales a la brevedad de lo contrario te van a llevar a prisiones cada vez más profundas. Para salir de esta prisión de la hipersexualización o sexualización generalizada esfuérzate por disminuir los estímulos sexuales en tu entorno cotidiano. Elimina y suprime todos los estímulos sexuales innecesarios de nuestra vida cotidiana; de nuestra vida diaria, de nuestro día a día. Se radical y renuncia a la pornografía en todas sus formas -incluidas las más sutiles- y a la vez alejate de esas redes sociales llenas de imágenes y de vídeos de chicas autosexualizadas que bailan, se visten y desvisten, asumen posturas sexys. Así evitas despertar a la bestia morbosa dentro de ti y te alejas de desvirtuar las relaciones humanas. Organiza tu agenda de cada día para no tener tiempo de ocio a solas. Cada minuto cuenta. La mente que está desprevenida y dispersa es más fácilmente capturada por la sexualización generalizada, se tenaz y no te boicotees a ti mismo. Al tener objetivos para tu desarrollo personal y espiritual en cada momento nuestro corazón poco a poco volverá a colocar a la sexualidad en su sano lugar, proporción y prioridad correcta. Adquiere un nuevo hábito, como más tiempo de lectura, más tiempo de estudio de la Palabra de Dios y de su aprendizaje más profundo. Si te es posible agrega actividades al aire libre como la caminata, deportes en campo abierto, etc. Diseña un proyecto que pueda darte frutos en el futuro y te ayuden a crecer. Desarrolla control sobre tu atención cuando estás en espacios públicos. No quedes mirando de más a las personas que te atraen, ni alargues el tiempo, ni avances en ver detalles, esto habla de tu débil falta de autocontrol. Tú serás dueño de tu destino, en la misma medida que eres el dueño de tu atención.

Mantener conversaciones precisas sin un contexto sexualizado. Aprende a no enfocarte en la relación sexual con una persona que te atrae, aleja la relación sexual de tu mente y enfócate en los valores que pueden permitirte una relación permanente y estable. Interesate por el carácter de la persona integral y no únicamente en el envase que le cubre. Aprende a dominar los pensamientos intrusivos que de pronto te asaltan y te han arrastrado en el pasado. Organiza una lista de ideas, actividades o eventos que debes mantener en el foco y te alejan de la agenda de sexualización generalizada. No debes visitar y entrar a las redes sociales sin tener claro que es un entorno altamente sexualizado, que amenaza con tomar el control de tus pensamientos, tu tiempo, tus fuerzas, tu atención y tus recursos.

Dios bendice a los que tienen

un corazón puro,

pues ellos verán a Dios.

Mateo 5:8