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Sara, la compañera de Abraham.

Tomó, pues, Abram a Sarái su mujer, y a Lot hijo de su hermano, y todos sus bienes que habían ganado y las personas que habían adquirido en Harán, y salieron para ir a tierra de Canaán; y a tierra de Canaán llegaron. Génesis 12:5

שָׂרַי Sarái, se puede traducir al español también como "princesa". Es hija de Taréh, el mismo padre de Abraham. No comparten la misma madre, son medio hermanos por parte de su padre. Se puede asumir que es originaria de Ur de los Caldeos al igual que Abraham y el sobrino de ambos Lot. Es casi diez años menor que Abraham. Es de un increíble hermoso parecer, este es un talento natural. 
Sara conoce el plan de Dios. Aunque Dios no le ha revelado de manera directa su plan, es a través de la boca -testimonio- de su esposo, Abraham, que ella se entera de la promesa que Dios les declaró. Antes, acompañó en su trayecto a Taréh en un viaje inicial desde Ur hasta Harán. Ahora acompaña a Abraham en su viaje desde Harán hasta Canaán.  A su salida de Harán, Sarái tenía alrededor de 65 años de edad. 
Eva y Sara. Hay algunas similitudes en la vida de Sara y Eva (Kjavvá: Dadora de vida). Ambas son mujeres, ambas están en una relación de pareja estable, ambas se enteran a través de sus esposos que Dios tiene un increíble plan para toda la humanidad a través de ellas. Ambas dudan -en distinta medida- de las palabras de Dios y actúan en base a "leves  inexactitudes" a los dichos de Dios; ambas tienen problemas de comprensión con el lenguaje verbal, poseen un conflicto de criterio acerca de la autoridad delegada. Ambas definen cambios de última hora sin buscar la guía de su esposo ejecutando un plan de acción alternativo. En este punto, me gustaría agregar que podríamos definir a la duda como: Idolatría intelectual o racional; es creer con todo el corazón que Dios no es capaz y no puede hacer algo.
Muchos viajes, ningun hijo. Durante su estadía en Ur no fue madre de hijos propios, por lo que Abraham no posee heredero para el día en que parta de esta tierra más que su sirviente. Durante su estancia en Harán tampoco se logró cumplir su deseo de ser la madre de un heredero para Abraham, su esposo. Cada año, y conforme su juventud y fecundidad típica avanzan hacia la edad de la infecundidad y la vejez, siente mayor presión por alcanzar la maternidad que no le ha acompañado en su matrimonio. Hay todavía muchas costumbres de su pueblo de origen que le van a acompañar por muchos años. Algunas de estas costumbres o leyes se van a oponer al plan de Dios. Sarái, deberá decidir sabiamente qué conviene hacer; obedecer a Dios u obedecer a las leyes de su cultura y de su antiguo reino.
El proceso de Sara. Su viaje con Dios la va a llevar desde ser una persona que confía en sus sentidos naturales, talentos naturales, sus costumbres y cultura, que toma decisiones de manera autónoma y confía sobre medida en su criterio personal hasta ser una persona respetuosa de la autoridad delegada por Dios y una persona que busca el acuerdo -en su matrimonio- que libere la promesa y el poder de Dios en su vida. Descubrirá en este viaje el enorme poder que se libera cuando una persona agrada a Dios con su obediencia.
¿Qué es creer? Repasemos un poco qué se entiende por creer: Tener algo por cierto sin conocerlo de manera directa o sin que esté comprobado o demostrado. Firme adhesión de la mente a algo conocible, sin temor de errar. La esperanza firme que se tiene en alguien. Es lo opuesto a desconfiar o dudar de alguien. El verbo griego credere está formado con dos raíces indoeuropeas. La primera es kerd- (corazón) la segunda es dhe- (poner) es como poner el corazón.
El costo de este viaje. Sarái, tenía una edad avanzada al salir junto a Abraham de la ciudad de Harán. No es común ni típico que una mujer a su edad tenga bebés. A los 65 años de edad se espera que una mujer ya sea abuela. Sarái, es una buena esposa. Dejó atrás a su familia, amigos, posición social, casas, vecinas, etc. Ha dejado atrás su idolatría y ha salido en la búsqueda de un Dios invisible junto a su esposo Abraham. 

Luego vino a él palabra de Jehová, diciendo: No te heredará este, sino un hijo tuyo será el que te heredará. Y lo llevó fuera, y le dijo: Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia. Y creyó a Jehová, y le fue contado por justicia. Génesis 15:4

El gran salto de fe. Hay un avance espiritual muy notable en la vida de Abraham. Se trató de un enorme salto en otra escala, fue como llegar hasta la luna de un brinco de fe. Hay un increíble diálogo entre Dios y Abraham, una plática de amigos. Abraham, ha expuesto sus temores ante su amigo, temores que se enfocan en la falta de un hijo que sea su heredero. Abraham sabe bien que su edad, su cuerpo, su esposa, su historial clínico, que todo a su alrededor conspira contra su paternidad. Pero, decide a pesar de toda esa evidencia contraria que va a confiar en los dichos de su amigo Dios. Ante una promesa tan loca, tan inusual le creyó a Dios que en su infinito poder, que su fidelidad le van a entregar un hijo heredero. Abraham hizo un notable esfuerzo por confiar y creer. Pero, hay alguien más que debe creer a Dios. Así que en base a sus temores, limitaciones y viejas costumbres cananeas. Sarai mujer de Abram no le daba hijos; y ella tenía una sierva egipcia, que se llamaba Agar. Dijo entonces Sarai a Abram: Ya ves que Jehová me ha hecho estéril; te ruego, pues, que te llegues a mi sierva; quizá tendré hijos de ella. Y atendió Abram al ruego de Sarai. Y Sarai mujer de Abram tomó a Agar su sierva egipcia, al cabo de diez años que había habitado Abram en la tierra de Canaán, y la dio por mujer a Abram su marido. Génesis 16:1-4

Mirando mi realidad a través de lentes terrenales. Una de las tareas más complicadas que tenemos en la vida es descubrir cómo somos vistos desde el trono del cielo; como fui creado, para qué, cuál es mi misión y plan de ruta, en fin. En contraste, poseemos un concepto de nosotros mismos marcado con especial énfasis en nuestras propias fallas, accidentes, errores o etiquetas ligadas a fracasos. Es muy probable que guardemos un autoconcepto guiado por el menosprecio y por nuestro conocimiento muy limitado. Sara también tenía una lucha similar a nosotros hoy. Su belleza natural, su infecundidad, su deseo de destacar y liderar, las dudas y temores de su padre Taréh, creer únicamente en lo que es visible y palpable.

¿Qué tengo y qué no tengo? Los pensamientos y atención de Sarái se dirigieron hacia su infecundidad, hizo cuentas de sus propios recursos, creyó que eso era todo lo que había; notó que tenía una esclava de Egipto que tenía potencial, también recordó las costumbres cananeas sobre la posesión de hijos a través de una esclava, además se miró a sí misma como mujer mayor y estéril, Abraham ya está viejito pero todavía es fuerte. La evidencia la aplastó, no fue constante en hacer memoria activa de la promesa de Dios, no fue consistente y por las grietas de sus temores y dudas su corazón llegó a desconfiar de la capacidad y poder de Dios. Quizá pensó: "-Mi pobre esposo está tan ilusionado en que pronto tendrá un hijo heredero. Pero, nada todavía. ¿Será que esta misión es mucho para Dios? Con este nuevo plan sí saldremos adelante". Sara, olvidó incluir la promesa de Dios.

¿Sabes escoger entre las mejores opciones? Algunas veces, creemos saber lo que Dios necesita, algo así como un mejor plan. Además, creemos que tenemos la suficiente capacidad intelectual y control de todos los factores para dar solución. Dios no necesita ningún plan B y menos un plan CH. Él puede perfectamente cumplir lo que ha prometido hacer. Realmente, ya está hecho. Solamente demanda que le creamos a sus dichos, que nos alineemos a su plan, que nos sometamos a sus instrucciones. ¿Tienes problemas con seguir instrucciones? ¿Crees que Dios ya olvidó, o se ha atrasado o que ya es muy tarde? ¿Cómo reaccionas cuando tu propio plan no funciona? ¿Culpas a los demás? ¿Asumes tu responsabilidad?

Cuando Agar se dio cuenta de que iba a tener un hijo, comenzó a despreciar a Sarai. Entonces Sarai le reclamó a Abram: Tú tienes la culpa de que Agar me trate con desprecio. Recuerda que fui yo quien te la entregó. Ahora resulta que como está embarazada, se siente superior a mí. Por eso Dios habrá de castigarteAbram le respondió: —Haz con ella lo que quieras, pues Agar es tu esclava.

Tomar responsabilidad por mi decisión. Resulta curioso que Sarái está muy irritada y molesta por el resultado logrado luego de aplicar su propio criterio personal y en lugar de disfrutar de una solución definitiva, ahora está ante un nuevo conflicto. Lo que ella no sabe es que se va a poner todavía más difícil.
¿Es Dios variable como mi corazón? La sabiduría humana, depende de información disponible, de una percepción que se alimenta de nuestros sentidos limitados, de nuestras emociones de ese momento tan particular. El fruto de una decisión, tomada en base a nuestro criterio se vuelve relevante pues tendrá consecuencias que nos van a afectar por largo tiempo. Vivirán juntos por muchos años o bien hasta el resto de tu vida o más. Ahora Abraham busca corregir las consecuencias de su acción. —¡Dale a Ismael esa bendición de la que hablas! Pero Dios le respondió: Aunque no lo creas, Sara misma va a darte un hijo, y tú le pondrás por nombre Isaac. Mi pacto con él y con sus descendientes durará para siempre. También ya oí lo que me pediste acerca de Ismael, y lo voy a bendecir con muchos, muchos descendientes. De ellos saldrán doce príncipes y una gran nación. Sin embargo, mi pacto lo mantendré sólo con Isaac, es decir, con el hijo que Sara te dará dentro de un año.

¿Será posible que yo puedo chantajear a Dios? ¿Cambiará Dios de parecer para ajustarse a mis errores o seguirá fiel a su plan? ¿Dios, podrías hacerte cargo de mis malas decisiones y sus consecuencias? -Voy a bendecirte con un hijo que va a heredar, será un hijo tuyo y de tu esposa Sara, les voy a demostrar a ambos mi poder en medio de su debilidad, nacerá en un año y ya tengo su nombre; Isaac. Aún y a pesar de ti mismo que recien has alojado desconfianza e incredulidad en tu corazón. Sara, con todo y que has estado sin hijos durante tu edad reproductiva puedes confiar que mi poder hará lo que tú nunca lograste hacer por ti misma.
Para el Espíritu del Dios vivificante, es lo mismo dar vida a un cuerpo hecho con barro, a una matriz adolescente o a una anciana estéril. ¿Has aprendido a poner tu corazón completo en las promesas de Dios?

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