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¿Rechazado yo?

El temor, es un ladrón que le roba el progreso y desarrollo a las personas. Produce dolor y frustración adicional. La fe es la única cosa que conquista el temor. Al ser libres del temor, le quitamos el gobierno a los temores sobre nuestra voluntad y nuestras emociones. Así que podemos reusar ser la víctima de su intimidación y de sus amenazas. La mayor parte de las cosas que tememos nunca terminan pasando. El coraje es hacer lo que tenemos que hacer aún a pesar de sentir algún temor. 
Cada persona guarda la sana expectativa -otros le llaman necesidad- de ser aceptado por los demás todo el tiempo. No ser aceptado y sentirse rechazado en sí mismo es un problema, social y emocional. Pero, cómo voy a enfrentar este problema. Cómo voy a lidiar o gestionar las emociones ligadas al rechazo. Lo idóneo será que encuentres y descubras cómo gestionar esta emoción asociada a la acción de rechazo. Una persona que se siente rechazada se infravalora constantemente, lo que la lleva a actitudes perfeccionistas en ese intento de buscar la validación de los demás. Pero, cuanto uno más busca la perfección, más percibe las carencias, lo que aún aumenta más la sensación de ineficacia y fracaso. Un rechazo no significa que no te aprecien, valoren o consideren importante. Solo significa que, una vez, en una situación y con alguna persona en concreto, las cosas no han salido bien. Todos en esta vida vamos a enfrentar rechazo, nadie saldrá de aquí sin ser rechazado. Entonces, ¿Cómo me preparo para superar el miedo a ser rechazado?

Es totalmente normal aspirar a ser admirados y aceptados. Queremos ser parte de algo y experimentar pertenencia e identificación. Cuando experimentamos un evento de rechazo surge un pensamiento (entiéndase argumento o fortaleza) de autocrítica que nos dice que existe algo malo conmigo: Ese "algo" que está en mi, hace que los demás no me quieran. Los niños y adultos que han sido adoptados, frecuentemente sufren por argumentos asociados al rechazo. Se la pasan tratando de responder la pregunta: ¿Por qué mis padres no me quisieron? Posiblemente, sus padres no tenían otra opción por falta de los medios o recursos. No fue porque algo estaba mal contigo. Echarnos la culpa o hacernos de menos puede exagerar nuestros errores e inducirnos a creer cosas sobre nosotros que, simplemente, no son verdad. Realmente, no hay nada malo contigo. Jesús, fue rechazado antes de nacer -primero- por el esposo de su madre, y por el rey de Israel. Después, también fue rechazado por sus vecinos de Nazaret y hasta por sus hermanos quienes le exigían pruebas espirituales y milagrosas, un show de milagros, sin siquiera creer que él es el mesías prometido a Israel. En cada lugar Jesús enfrentó por igual aceptación y rechazo, el amor implica aceptación y rechazo. Hasta cuando más necesitó compañeros de oración fue rechazado en Getsemaní. Jesús lo conoce muy bien.
El calumniador, el príncipe de las tinieblas sabe que sufres dolor por el rechazo y va a trabajar horas extra para recordarte ese dolor. Nuestro cerebro se activa exactamente igual por el dolor de rechazo y por el dolor físico por un trauma. Un estudio de 2016, mediante la técnica de MRI demostró que el área del cerebro que se activa al sentir rechazo es la misma que se activa al sentir dolor físico. Por esta razón es que incluso un pequeño rechazo, nos produce algo de dolor a nivel neurológico. Nuestro cerebro responde neurológicamente de un modo idéntico al rechazo que al dolor de un trauma físico.
Por amor a ti mismo deja de pensar ¿Qué es eso malo que yo tengo para que otros me rechacen? Todos sufriremos rechazo -al menos- por el diez por ciento de las otras personas sin razón alguna. Así que enfocate en ese 90% que sí te acepta. Hay que aprender a sacudir el polvo del rechazo pasado y presente, para que no te afecte en tu futuro. Lee con calma Lucas 10:1-11. No permitas que el rechazo te hunda y te lleve cada vez más abajo, hasta llegar al fondo. Tú tienes la libertad de decidir qué hacer con lo que otros te hacen. Sigue caminando hacia el siguiente pueblo y continúa adelante.
No te compares con todos, o con otros. No es justo comparar mi área más débil con el área fuerte de otro. No es correcto comparar la fortaleza o mayor experticia de alguien con mi novatez. Tú tienes tus propios dones, posees tus propios talentos. No le debes tener miedo a ser rechazado. Jesús nunca te va a rechazar. No coloques la etiqueta de "nunca" a tus retos, es mejor decir "todavía" no lo logro; bajar de peso, poseer mi propia casa, restaurar tu matrimonio, sanar mi relación, en fin.
Medita por un instante, ¿Cuantos problemas de tu pasado se han superado y ya no tienes que lidiar con ellos? ¿Muchos, varios, un montón de problemas? Vamos a relajarnos un poquito. Pues, esta vez también lo vas a superar también con la ayuda de Dios. Hay personas que temen que se trata de una situación permanente y eterna. Esto nunca va cambiar, mi familia nunca va a cambiar, mi negocio, mi trabajo, mi relación nunca va a cambiar. Yo nunca me voy a casar, nunca habrá suficiente dinero para lograr esto o aquello. En esta vida todo ha estado cambiando siempre, todo está sujeto a cambiar, menos Dios. Si Dios está contigo, entonces todo es posible. Es un error pensar por un instante siquiera que las cosas no van a cambiar en su vida. Debes saber que Dios está -ahora mismo- obrando en tu vida, que hay grandes cosas que vienen en camino para tí. El cambio no debe asustarnos, ni generarnos temor o incertidumbre. Aunque a veces parece que el cambio nos amenaza debemos mirar al próximo cambio como una oportunidad y estar preparados para ese momento. El cambio vendrá, sea que me guste o no. No vamos a permanecer todo el tiempo en el otoño, o en el verano. La familia cambia, los amigos también cambian cada tanto, los vecindarios van cambiando. Un día Dios le demandó a Abraham asumir un cambio, deja tu país, deja tu familia, la idolatría, deja todo yo te diré después a donde te quiero llevar. Prepárate lo antes posible para un gran cambio en tu vida. 

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