Hay una herramienta de manufactura humana con la que se asume que todos salimos airosos y justificados de todos los pendientes que no fueron resueltos en tiempo y forma. Se ha convertido en un falso refugio o falso escudo. Se utiliza en la tierra con mucha frecuencia y crea una falsa sensación de calma y de tranquilidad. Esta herramienta se ha logrado colar entre la iglesia con sutil discreción. Es como mercancía ilegal que ha ingresado -contrabando cubierto en tela negra- a los terrenos del reino y afecta nuestra relación con los demás y con Dios.
Cada excusa tiene su origen en un engaño. Son devoradoras y asesinas de las oportunidades de promoción. Extienden exponencialmente la distancia que nos aleja de Dios. Revelan los tesoros que gobiernan a nuestro corazón. Desvelan nuestras verdaderas prioridades y amores. Son las herramientas más utilizadas por el perezoso, por el irresponsable, por el indiferente, y por aquel que se engaña y se miente a sí mismo. Las utilizamos tanto en la tierra que hasta las decimos -inútilmente- para sorprender a Dios. Y me resulta muy especial el hecho mismo de que Dios se tome el tiempo para hacernos preguntas auscultarías y de auto reflexión para invitarnos a meditar en nuestra actual condición:
Dios se dirigió entonces a la mujer, y le dijo: —¿Qué es lo que has hecho? Y la mujer le respondió: —La serpiente me tendió una trampa. Por eso comí del fruto. Génesis 3:13
Pero los invitados no hicieron caso, y cada uno se fue a hacer otras cosas. Uno fue a ver sus terrenos, otro fue a atender su negocio, y los otros agarraron a los sirvientes del rey y los mataron a golpes. Mateo 22:5-6
La excusa suele aparecer como un síntoma de nuestra baja auto estima. Los siervos de Dios que alcanzaron grandes logros tampoco creían, ni confiaban en ellos mismos. Abraham miraba su aspecto de hombre mayor y el aspecto de Saraí su esposa, y luego miraba a las parejas jóvenes por allí con sus bebés y se desconcertaba. -¿Dios me dará un hijo de este par de cuerpos ancianos? Ni hablar de que Abraham negoció a su esposa a cambio de beneficios económicos en Egipto, que embarazó a la sirvienta de su esposa y la envió al desierto sin sustento junto a su propio hijo.
Moisés “le aconsejó” muchas veces y de varias maneras distintas a Dios que mejor se buscara a alguien más, que él no era la persona correcta para esta misión.
Jonás el profeta de Dios, pensó que “Dios se equivocó” al darles una nueva oportunidad a los malvados nínivitas al no destruir su gigantesca ciudad.
Gedeón no miraba ningún potencial en él mismo, ni una esperanza optimista sobre su futuro, ni en el futuro de su pueblo. Esperaba que el próximo asalto del enemigo sería todavía peor que el último.
El rey David tuvo cerca de 10 esposas y otras 10 concubinas; él buscaba por igual a solteras que a casadas. Su íntima y privada debilidad sexual se extendió desde su alcoba, hasta su familia y hasta todo el reino y a muchas generaciones. Hoy -todavía- hablamos de su débil dominio propio. Mantuvo pacto con un país enemigo para salvar su vida.
Simón después de la Pascua en que groseramente negó a su amigo Jesús tampoco creía ser el hombre que Jesús necesitaba para cuidar a sus demás amigos. No se sentía digno de tener un amigo tan incondicional como Jesús que lo abrumaba con su amor.
Saulo después de aprobar la muerte de varios líderes cristianos en Jerusalén creyó con esto obedecer a Dios sinceramente. Mantuvo diferencias con varios líderes de la iglesia de Jerusalén, descalificó a Juan Marcos, no se consideraba digno como el resto de los apóstoles por las muertes que aprobó, se miraba como un abortado.
Los hombres de fe también lidiaron con dudas y con la falta de certeza. Hebreos capítulo 11 muestra una increíble gallería de gente que confió en Dios, algunos miraron las promesas cumplidas antes de morir, otros murieron sin verlas cumplidas, pero igual siguieron creyendo mientras dormían. Hay algunas ideas locas que alguna vez llegamos realmente a creer. Pensamos que Dios se ha equivocado en su juicio y actuar. Creemos que hemos sido olvidados y abandonados por Dios. Creemos que la primera prueba era nuestro mal mayor, y nos esperaba una prisión en el extranjero, una condena por un falso testimonio, el olvido, el odio de sus medio hermanos corruptos. Lidiamos con la gestión de nuestra fuerza, y por cansancio y hambre temieron y huyeron lejos, los que abiertamente hicieron lo opuesto a la orden recibida al ver riesgos a su integridad física. Saraí pensó que sería bueno ayudar un poco a Dios a dar un hijo heredero a Abraham.
Jesús ha escuchado ya todas las excusas. Siempre está cerca de personas de reputación cuestionable, personas con muy mala fama, personas con amor al dinero fácil y a cualquier costo, personas que han promovido actos de corrupción, personas que traicionan, personas que de frente juran lealtad y al instante le insultan groseramente, se rodea de hombres que huyen en la crisis y le dejan solo. Jesús conversa con hombres hipócritas que prefieren la religión de siempre antes que arrepentirse de su evidente maldad. Jesús se acompaña de personas que aman el poder político sobre el bienestar de los débiles. Jesús siempre está cerca de personas con un corazón herido, de enfermos crónicos, desahuciados, abandonados y endemoniados y hasta de personas muertas.
¿Qué clase de personas son las que Dios utiliza para transformar al mundo? ¿Es acaso Dios alguien que ama trabajar con personas terriblemente imperfectas? ¿Será que el perdón de Dios puede aplastar la maldad que tengo en mi corazón? ¿Será que sus promesas pueden tener mayor efectividad y cobertura que mis más oscuras dudas? ¿Será tan poderoso como para cumplir su plan en mi a pesar de mí mismo y de las fallas de mi corazón? ¿Acaso será que su amor supera toda mi maldad, mis errores, mi pecado, mis argumentos, y supera mi pasado? ¿Será que su amor incondicional me recibe así tal cual estoy, así como soy? ¿Será que su poder regenerador me transforma como nadie?
La regeneración implica un cambio radical. Tal como nuestro nacimiento físico resultó en un nuevo individuo entrando en un mundo terrenal, nuestro nacimiento espiritual resulta en una nueva persona que entra en el reino de luz. Justo aquí es que comenzamos a ver, a oír y a buscar las cosas celestiales; empezamos a vivir una vida de fe y de servicio. Dios y no el hombre, es el origen de esta transformación.
¿Por qué su Palabra guarda promesas? El poder de las promesas se esconde en la eterna integridad de quien las dice y las sostiene. La versión del año 1960 de la Biblia en español Reina-Valera guarda en su interior 3,565 promesas. Otros han contabilizado hasta 3,573 promesas. ¿Cuál es el motivo de tener documentadas tantas promesas? Las promesas están allí para mostrar que, a pesar de mi imperfección y fragilidad humana, Dios siempre permanece fiel a su plan y éste se cumple. Sus promesas son como llaves que abren puertas cerradas que otros no ven. Una promesa de Dios es una declaración de parte de Él que lleva en sí el poder para cumplirse siempre y en su tiempo exacto.
Así, nos dio promesas preciosas y valiosas; confiando en ellas, ustedes serán semejantes a Dios y podrán escapar del mundo, el cual será destruido a causa de los malos deseos de los seres humanos. 2 Pedro 1:4
Contrario a lo que muchos suelen pensar, Dios tiene cosas increíbles y maravillosas planeadas para tu beneficio. Mis planes para ustedes solamente yo los sé, y no son para su mal, sino para su bien. Voy a darles un futuro lleno de bienestar. Jeremías 29:11
Lo que Dios ha declarado para nuestro conocimiento permanece eternamente. Lo que Él ha dicho se cumple, pues Dios está completamente comprometido en que su plan se realice, aún más que nosotros mismos. Dios no es un ser humano para que mienta o cambie de opinión. ¿Acaso él no hace lo que dice, o no cumple lo que promete? Números 23:19
Las promesas de Dios están allí para nosotros. Son como los rayos de sol cada mañana, para disolver nuestras excusas y dudas. Como la neblina, que oculta un bien todavía mayor que no podemos imaginar ni soñar.
Construyendo buena actitud. Nuestra actitud es como una orientación, tendencia o respuesta a la acción tomada en el ambiente que nos rodea y fruto de las experiencias personales y de factores especiales. La buena noticia sobre nuestra actitud es que no es innata. Se crea, se desarrolla y se ancla. De la manera en que el arrepentimiento abre la puerta a los nuevos comienzos, a las nuevas oportunidades, a la misericordia, y a los nuevos tiempos. El ambiente que nos rodea se puede construir para cambiar la vieja actitud por una nueva:
Adopta en tu vocabulario diario declaraciones de poder y abandona las declaraciones de queja constante. Aquí verás tu primer milagro cunado desaparezca la queja.
Dedica más tiempo a estar con Dios a solas, establece un horario para tu oración “en secreto” ten un tiempo solo para ti y la presencia divina, medita en su Palabra de manera individual.
Reúnete en grupos de estudio bíblico durante la semana para fortalecer lazos afectivos. Nuestras respuestas espontaneas se van anclando en base a esta sana relación interpersonal. Hay grupos toda la semana a través de video conferencias y también los hay presenciales, hay estudios bíblicos una vez por semana de manera online, tiempo de adoración una vez por semana. Todo para tu beneficio y para asegurar el desarrollo de tu liderazgo. Este es el escenario idóneo para potenciar los dones que has recibido. Entrena tu corazón, asume una nueva actitud y aprende a aprender y a escuchar su voz. Distingue su voz de entre otras voces, responde a sus invitaciones y preguntas auscultarías sin justificarte. Reacciona correctamente a los encuentros que Dios ha provocado para conectar contigo:
Entonces comprendió Elí que era el Señor quien llamaba al muchacho y le dijo: — Vuelve a acostarte y si alguien te llama, respóndele: “Habla, Señor, que tu servidor escucha”. Y Samuel se fue a acostar a su habitación. El Señor volvió a insistir y lo llamó como antes: — ¡Samuel! ¡Samuel! Y él le respondió: — Habla, que tu servidor escucha. 1 Samuel 1: 9-10
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