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Expectativas equivocadas

Hay una expresión casual y muy común que utilizamos en español, es aquella que se dice después de sufrir un evento sorpresivo, o un susto: - ¡Ay diosito, por poco y nos morimos! Quizá surgió por que en ese momento creímos que Dios es un ser pequeño, como un gadget o accesorio de bolsillo.
Expectativas, se trata de aquello que cada corazón espera ver, espera escuchar, espera recibir anticipándose a los hechos. En el diccionario se puede leer que expectativa se define como la esperanza de realizar o conseguir algo. Son como binoculares o telescopios que nos sirven para imaginar el mañana. Un futuro que está condicionado por nuestra particular percepción de la realidad, y condicionado por nuestros sentimientos. Cuando vemos a las personas que admiramos con un lente de expectativas demasiado altas, finalmente seremos decepcionados por tener las expectativas equivocadas. De allí la importancia de mantener las expectativas en su dimensión correcta. Los humanos tenemos nuestras propias y variadas expectativas acerca de Dios. A veces pensamos en un pequeño diosito, a veces pensamos en uno que me vigila para castigarme, uno que está muy distante y no escucha, otros asumen que es mi sirviente y debe cumplir mis caprichos, también hay quienes piensan en uno que ignora mi situación y realidad.
Cierto día, un hombre llamado Jonás hijo de Amitai recibió un mensaje de parte de Dios: «¡Levántate, ve a la gran ciudad de Nínive y diles que ya he visto lo malvados que son!»  Pero en vez de ir a Nínive, Jonás decidió irse lo más lejos posible, a un lugar donde Dios no pudiera encontrarlo. Llegó al puerto de Jope y encontró un barco que estaba a punto de salir. Pagó su pasaje y se embarcó, contento de irse lo más lejos posible de Dios. Jonás 1:1-3
Cuando pensamos en un profeta que escucha la voz de Dios, también creamos expectativas. En un diccionario podremos encontrar esta definición de profecía, don sobrenatural que consiste en conocer por inspiración divina las cosas distantes o futuras. Por tratarse de un servidor de Dios imaginamos que en su corazón no existen conflictos y vive en completa armonía y orden. Jonás es justo lo contrario. Su nombre significa "pichón de paloma", en hebreo es יוֹנָה, y su forma transliteral es YōnāAsumo también, que nuestros vecinos tienen altas expectativas pues nos miran salir frecuentemente con la Biblia bajo el brazo a nuestra congregación.  Vamos a darle algunos beneficios a este profeta. Lo primero que descubrimos es que Dios habla a sus siervos los hombres. No es un Dios mudo, es uno que habla constantemente y posee voz propia. Jonás ha afinado su oído para escuchar la voz de Dios; le sabe oír y sabe distinguir cuando es la voz de Dios dentro de sí. Dios nos habla con autoridad, algo que los que escuchaban a Jesús también decían frecuentemente. En mi caso particular, muchas veces -en lugar de desear ir a la reunión y congregarme- siento deseo por terminar algunas tareas pendientes o que había dejado postergadas por ahí, así tendré una buena excusa valida y elegante para llegar tarde o simplemente no llegar. Jonás está tratando de sabotear el propósito de Dios, ha entrado en estado de rebeldía en su vida ¿Será esto posible? ¿Jonás ha conectado su corazón con su destino? A este hombre de Dios se le pide visitar una ciudad que no es de su simpatía, se trata de molestos enemigos de su país, hay un sentimiento nacionalista por allí que le estorba, está claro que él no entiende ni practica aquello de amar a nuestros enemigos. Así que de una manera negligente deja plantado a Dios y toma rápidamente un barco que viaja en la dirección contraria y opuesta a la orden que escuchó. ¿Has tratado de silenciar la voz de Dios dentro de ti, has intentado alejarte de Dios, y salir lejos de su alcance y cobertura? No es posible. Vale reconocer que este es el camino que siguen todos los hombres de corazón necio que viven en iniquidad.
¿El destino de cada uno de los nínivitas depende que Dios confronte tu llamado y recuerde tu destino? Las razones de Jonás para no obedecer son creíbles. La ciudad de Nínive era la capital del imperio Asirio, estaba habitada por 120,000 nínivitas, y fue una gran y prominente ciudad en sus días. No era para nada una ciudad de Israel; Dios llamó a Jonás para que fuera a una ciudad pagana y sin aparente temor de Dios, y que les llamara hacia el arrepentimiento. Los antiguos historiadores dicen que Nínive era la ciudad más grande del mundo en aquella época. Era una capital grande e importante de un imperio dominante se trata de un lugar intimidante para alguien con fallas de autoestima. Muchas de sus expectativas hacía esas personas están generadas por los juicios de valor tomados directamente de su entorno inmediato, nuestro imaginario colectivo nos condiciona y afecta nuestros juicios de valor. No menosprecies a tu auditorio, ni tengas prejuicios mal fundamentados hacía éste.
Nínive, hoy Mosul en Irak.
Jonás debía viajar al este por tierra, hasta Nínive -en la actual zona de Mosul en Irak, se trata de una ciudad construida inicialmente por Nimrod- dirigirse a sus habitantes y hablar con ellos sobre su malvado nivel de corrupción espiritual, social, de administración pública y violencia. Después de demostrar su estado de maldad y necedad, debía invitarles a mostrar arrepentimiento y listo, eso era todo. El mundo de Jonás no era muy diferente a nuestro mundo actual, y nosotros no somos tampoco muy distintos a Jonás. ¿Alguna vez ha cruzado la calle para hablar a su vecino sobre tomar la opción del arrepentimiento sincero para acercarse a Dios?
Dios volvió a hablarle a Jonás, y le dio esta orden: «¡Levántate, ve a la gran ciudad de Nínive! Anúnciales el mensaje que voy a darte». Esta vez Jonás sí obedeció a Dios: se levantó y se fue a Nínive. Aquella ciudad era tan grande que para recorrerla toda se necesitaban tres días completos. Jonás entró en la ciudad, y durante todo un día estuvo anunciando: «¡Dentro de cuarenta días Dios va a destruir esta ciudad!» Entonces toda la gente de Nínive dejó de hacer lo malo y decidió obedecer sólo a Dios. Y como querían demostrar que deseaban cambiar su manera de vivir, se pusieron ropa de tela áspera y ayunaron. Todos ellos, desde el más rico hasta el más pobre, no comieron nada ese día. Cuando el rey de Nínive supo esto, se levantó de su trono. Luego se quitó sus ropas finas, se puso ropas ásperas, y se sentó en el suelo. Todo esto lo hizo en señal de humildad ante Dios. De inmediato el rey envió un anuncio a toda la gente de Nínive: «Ésta es una orden del rey y de sus ministros: Que nadie coma nada. Se prohíbe que la gente, las vacas y las ovejas coman o beban. Todo el mundo está obligado a ponerse ropas ásperas, y deberán cubrir los animales con mantas ásperas. »Además, les pedimos a todos ustedes que oren a Dios con todas sus fuerzas, que dejen de hacer lo malo, y que ya no se peleen ni maltraten a nadie.  Si dejamos de hacer lo malo, tal vez a Dios se le pase el enojo, y no nos destruirá». Y al ver que toda la gente de Nínive dejó de hacer lo malo, Dios decidió no destruirlos. Jonás 3:1-10.

Dar vuelta de 180 grados, cambiar de sentido.

Lo lamento, hoy no vamos a detenernos en la maravillosa parte del gran pez. Donde por tres días estuvo atrapado y en esa nueva condición volvió a decidir que era una buena hora para volver a obedecer a su Dios. Fue allí que Jonás experimentó que no es posible burlar la instrucción de Dios. Una vez que organizó su mensaje, valoró a su auditorio, y que -por fin- entendió que al final la voluntad de Dios prevalecería sobre la de cualquier ser humano. La población de esta ciudad hizo muestras claras de
arrepentimiento.
El arrepentimiento es una agente altamente exigido y apreciado por Dios que implica abandonar nuestra independencia y autonomía de Dios, dejar atrás nuestra enemistad y rebelión contra él, para volvernos y regresar a su justicia. Esto nos lleva a no desear más la vida de maldad, pero también a un sano deseo de hacer la voluntad de Dios. Se trata de una decisión firme y consecuente de cambio.
Esto provocó nuevamente a Dios, le hizo valorar que hay un nuevo espacio para mostrar su infinita misericordia y gran bondad entre los humanos. Así que Dios cancela el juicio fatal contra la violenta ciudad y sus habitantes. Cualquier profeta debería estar más que satisfecho con este resultado, Dios ha respaldado su mensaje y ha hecho grandes maravillas entre unas personas que no eran su pueblo. Pero, no es el caso de Jonás.  Quien cree que Dios se ha excedido en su bondad y misericordia. Jonás no soportaba ver ojos bonitos en la cara ajena. Sus expectativas eran equivocadas, creyó que sería el único testigo y cronista de la destrucción de Nínive a manos de su Dios. Es probable que algunos también crean que nuestro Dios se ha excedido un poco con Usted y conmigo a causa de nuestra reconocida maldad. Es posible que surjan celos al ser testigos de tan grande oportunidad y generosidad.
Las expectativas equivocadas, el dar mayor valor al imaginario colectivo de nuestra cultura y mentalidad actual también nos impiden y nos obstaculiza disfrutar y gozar de la misericordia y la bondad de Dios. Es el tiempo de abandonar la comodidad de nuestra silla y visitar a nuestros vecinos del vecindario o edificio, de oficina, del taller, a los que nos siguen en la redes sociales. ¿Ya decidiste seguir la instrucción de Dios para ti? No dejes de reconectarte con tu destino y con tu llamado. Se valiente, enfrenta tu negligencia y tu deseo de dar la espalda a Dios nuevamente. Son muchos en el futuro los que serán afectados por tu valor.

Comentarios

  1. Hoy comparti este estudion con mi grupo conexión y todos estamos de acuerdo que al igual que Jonas nosotros somos faltos de misericordia y no queremos que Dios la aplique a los demás pero si a nosotros.

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    Respuestas
    1. Marco, muchas gracias. Wow que bueno que tu Grupo Conexión está siendo bendecido y en pleno crecimiento. Me encanta saber que tu vida está siendo bendecida, éxitos totales.

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