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El precio de no escuchar.

¿Escuchar o no escuchar? Es mi decisión.
Durante el medievo se hizo popular en toda Europa una historia que es parte de la tradición oral y que se llamó La caperucita roja, posiblemente su primera compilación escrita fue al francés como Le Petit Chaperon rouge. Se trata de una narración corta de ficción o cuento que guarda una moraleja; no escuches, ni hables con extraños. Es un cuento con personajes que engañan egoístamente para lograr sus deseos a cualquier precio, y los otros son buenas personas pero desprevenidos, incautos y olvidadizos. Para sorpresa de muchos en el cuento medieval la narrativa es más cruda y sangrienta que la que nos sobrevive hoy en nuestro imaginario colectivo. Nos revela que el lobo es un depredador sexual que ataca a ancianas y a niñas que escuchan su seducción por igual. Hoy sobrevive en los soportes de productos culturales varios como; películas, dibujos animados, cuentos, novelas, libros, podcast, adaptaciones de teatro, etc.

Nuestra historia inicia hace unos 5 mil 781 años atrás, según estima la tradición judía que ocurrió la creación de la humanidad. Dios diseñó un lugar increíble para que la humanidad se desarrollara. El escenario fue el lado este del Edén, donde había un Jardín fructífero y de deleite; allí había plantas, animales, humanos. Podríamos llamar a esta narración de los primeros tres capítulos del Génesis; East side story.

Entre los animales salvajes que Dios creó, no había otro más astuto que la serpiente. Un día, la serpiente le dijo a la mujer: —¿Así que Dios les dijo que no comieran de ningún árbol del jardín? La mujer le contestó: —¡Sí podemos comer de cualquier árbol del jardín! Lo que Dios nos dijo fue: “En medio del jardín hay un árbol, que no deben ni tocarlo. Tampoco vayan a comer de su fruto, pues si lo hacen morirán”. Pero la serpiente insistió: —Eso es mentira. No morirán. Dios bien sabe que, cuando ustedes coman del fruto de ese árbol, serán iguales a Dios y podrán conocer el bien y el mal. La mujer se fijó en que el fruto del árbol sí se podía comer, y que sólo de verlo se antojaba y daban ganas de alcanzar sabiduría. Arrancó entonces uno de los frutos, y comió. Luego le dio a su esposo, que estaba allí con ella, y también él comió.  En ese mismo instante se dieron cuenta de lo que habían hecho y de que estaban desnudos. Entonces tomaron unas hojas de higuera y las cosieron para cubrirse con ellas. Génesis 3:1-7

Lo primero que vamos a destacar es que hay una diferencia entre oír y escuchar. Oímos los ruidos típicos producidos a nuestro alrededor y éstos construyen un paisaje sonoro, oímos hasta involuntariamente. Escuchar involucra mi voluntad, mi conciencia y mi atención; todos enfocados en el mensaje que se comparte. Nuestro nivel de atención está ligado a nuestra intensión -acto de la voluntad- de obedecer, o a veces no. Yo puedo oír mientras me hablan mis padres y rechazar el mensaje que mi emisor me comparte. -Ve a lavar los platos de la comida. La respuesta inmediata en nuestro corazón suele ser: -No quiero hacerlo, no te deseo obedecer. Cuando en el libro de Lucas 8:8 se dice el que tenga oídos para oír que oiga, lo que se dice claramente es que el que tenga oídos para oír que obedezca. Si yo oigo y después de obtener la información no la llevo a la práctica, me estoy engañando a mi mismo.
Aprender a escuchar atentamente.
A los primeros humanos les costó muchos trabajos y penas aprender a escuchar. Oían y olvidaban lo que se les decía en poco tiempo. Tuvieron que aprender a escuchar a un costo muy alto, literalmente este aprendizaje les costó la vida. Algo que era totalmente evitable con la actitud y la voluntad suficiente.
La primera cosa a atender hoy será escuchar la voz de Dios y actuar en obediencia a ésta. Luego de esto podremos no escuchar al adversario. El propósito de Dios es gobernar desde el cielo la tierra a través de los humanos, para lograr completar este deseo Dios necesita humanos que no tiendan a escuchar voces diferentes o distintas a la suya, que no seamos atraídos por una voz diferente, que además no le prestemos nuestra atención a ninguna otra fuente.

Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. Juan 10:27-28

La mejor forma de ahuyentar al adversario está en vivir bajo la cobertura de Dios, lo que nos lleva a vivir de forma obediente a Dios. Entre líneas nos queda la moraleja que guarda el cuento de Caperucita roja, donde se nos invita a no hablar con extraños. En primer lugar, no debes caminar por allí solo, es mejor que estés junto a tu pareja. Así si uno llega a caer, el otro le podrá ayudar a levantarse. Si sales por allí a dar una vuelta no te pares, sigue caminando, avanza. Y si además te hablan perfectos desconocidos no oigas, no atiendas, no te quedes para escuchar. No le prestes tus oídos a voces ajenas. Esto no es solo un consejo que viene oportuno y sano para las personas casadas, es valido para todos.

Por eso, obedezcan a Dios. Háganle frente al diablo, y él huirá de ustedes. Santiago 4:7

Vivir en el Jardín del deleite y fructífero, en un clima y ambiente perfecto hecho por Dios. Donde el lugar en sí es un portal entre el cielo y la tierra, donde mantienes de forma constante una relación con Dios. Un lugar lleno de frutas y árboles increíbles. Un espacio de paz donde los animales conviven en paz. Cuentas con una pareja que no se enferma, que se alimenta sano. Nadie escucha noticieros llenos de malas noticias todo el día, nadie escucha rumores de malos tiempos ni de futuras crisis que se están levantando, no hay ningún problema con los vecinos. Cuando todo a tu alrededor te dice que Dios está a tu favor y eres la joya de su creación. ¿Cómo habría allí espacio para dudar, cómo podría alguien pensar en que Dios te ha mentido? Pero, abriste tu mente y tu corazón a través del sentido audible, curiosamente abriste tu oído a otro mensaje y a otro mensajero, a un argumento diferente.
Nuestro ser interior -alma y espíritu- frecuentemente es impactado y sacudido por lo que recibe en su interior desde su alrededor. En la Biblia se le llama el corazón, pero aquí no se refiere a la bomba que hace circular la sangre por nuestro cuerpo, se hace referencia al centro de nuestros pensamientos y emociones. Las puertas o ventanas que permiten el ingreso de información desde el exterior a nuestro corazón son nuestros sentidos y nuestra mente es como el guardián.
Nuestra voluntad define aquello que escuchamos o no.
Los ojos nos permiten observar cierta cantidad de la energía lumínica que nuestra mente interpreta como color, perspectiva, nitidez y otros. También poseen parpados con los que podemos cerrar nuestros ojos y cancelar la entrada de estímulos del exterior, además los protegen del viento y del polvo. Nuestro oído no tiene un mecanismo para cancelar a voluntad aquello que se oye, a menos que nos llevemos la mano a las orejas, estos están abiertos aun cuando dormimos. Pero, sí podemos  decidir voluntariamente cuando enfocamos nuestra atención o no de manera consiente; esto lo hacemos al escuchar. Escuchar se trata de un acto de nuestra voluntad; yo decidí escuchar para así obedecer. Dios mismo nos pide:

»¡Escucha, pueblo de Israel! Nuestro único Dios es el Dios de Israel. Ama a tu Dios con todo lo que piensas, con todo lo que eres y con todo lo que vales. Deuteronomio 6:4-5 (Versión Lenguaje actual)

Este pasaje que leímos en Deuteronomio 6, es muy conocido entre el pueblo judío y lo repiten a manera de oración con frecuencia:
She-ma yisrael, adonai eloheinu, adonai ejad
Baruj shem kavod maljuto l’olam va-ed
(Transliteración del hebreo)
El primer verso de el Shema es considerado como la declaración más esencial de la fe, el Señor es nuestro Dios, el Señor es uno. El verso que continúa detalla en particular las formas en las que la fe debe de ser vivida: amar a Dios con todo tu ser, enséñaselo a tus hijos, recítalo cuando te levantes y te acuestes, átalo como un símbolo a tu cuerpo.
Escuchar atentamente y obedecer a Dios alimenta y nutre nuestra confianza en Dios, el escritor de la carta a la iglesia de Roma lo dice así.

Así que las personas llegan a confiar en Dios cuando oyen el mensaje acerca de Jesús. Romanos 10:17

Así de claro lo afirma también el escritor de la carta a Santiago en el verso 22 del primer capitulo.

¡Obedezcan el mensaje de Dios! Si lo escuchan, pero no lo obedecen, se engañan a ustedes mismos y les pasará lo mismo que a quien se mira en un espejo: tan pronto como se va, se olvida de cómo era. Santiago 1:22

Dios anhela que nuestra mente -de forma continuada- esté atenta y abierta a su mensaje y que nos enfoquemos en él. Estar enfocados en su persona y sus dichos demanda tenacidad, pues estamos rodeados de abundante información a nuestro alrededor, proviene de múltiples  y de muy variadas fuentes, vivimos en carne propia lo que se ha venido a llamar la segunda revolución del conocimiento. Nuestra mente trabaja en cantidades industriales analizando datos, información, estímulos y demás. Piense por un instante ¿Cuántos mensajes luchan por atraer nuestra atención para ser atendidos por nuestra conciencia y conquistar nuestra voluntad?  No es posible que el guardián de nuestro corazón se duerma o se distraiga. El atalaya que cuida los muros de nuestro corazón no puede irse a dormir ni tomar vacaciones.

Pero tengo miedo de que les pase lo mismo que a Eva, que fue engañada por la astuta serpiente. También ustedes pueden ser engañados y dejar de pensar con sinceridad y pureza acerca de Cristo. 2 Corintios 11:3

Ante esta enorme cantidad de información muy bien estructurada y tan bien decorada, que nos abruma a diario, siempre existe el riesgo de que dejemos entrar mensajes y argumentos con una tentadora y seductora envoltura o ser cautivados por su empaque de lindos colores y elegante aspecto, pero que realmente resultan ser una toxica bomba que inquieta o trastorna todo el equilibrio en nuestro interior.
Nuestro corazón suele enfrentarse a argumentos tóxicos que buscan destruir nuestra vida. Muchas veces se presentan envueltos y decorados de una platica casual. Se vestirán con ropas de productos culturales o informativos bien consolidados y confiables; libros, canciones populares, seudo ciencia, noticias falsas, entrevistas a expertos, voceros muy creíbles, memes en redes sociales, avisos y comentarios de influenciadores, podcast, vídeos, películas de ficción, documentales, anuncios de líderes de opinión; políticos, músicos, actores, modelos, etc. convirtiéndose así en educadores informales de las audiencias de las que formamos parte.
El impacto de muchos de estos mensajes en nuestras emociones y memoria pueden ser duraderos y alterar nuestro sano equilibrio interno. El fuerte impacto que producen estas imágenes en nuestro interior puede durar semanas. En algunos casos la activación neuronal mientras observamos y escuchamos una película. El vínculo entre cerebro y las películas se hace latente. A diferentes películas, diferente actividad cerebral. Este torrente de emociones fílmicas está fuertemente ligado a las llamadas neuronas espejo, gracias a éstas es posible que sintamos diferentes emociones a través de la movilización de procesos empáticos. Esto permite que interpretemos las emociones propias y ajenas, activa neuronas del giro del cíngulo. Nuestro cerebro nos permite identificarnos con los personajes y alegrarnos o entristecernos de su destino.

No menosprecies su astucia, el adversario de Dios es sagaz. Por mucho tiempo Lucero fue guardián del trono del Eterno. También fue algo como el director de la alabanza, sobresalía por su hermosura y brillo en su antiguo trabajo. Su nivel de oratoria también es destacado, logró que una cantidad importante de ángeles le siguiera en su plan de colocar su trono en el lugar más alto. Sabe hacer discursos cortos, y usar frases atractivas, conoce el efecto de las palabras en nuestra mente. Sus argumentos viajan en sentido contrario a los decretos y voluntad de Dios. No le tiembla la mano a la hora de decir que Dios miente, que no existen consecuencias por desobedecer a Dios, utiliza nuestro apetito por el nuevo conocimiento y la curiosidad para sembrar mentiras en nuestro corazón, sus trampas tienen como objetivo robar, matar y destruir al primer golpe. No es sabio darle la menor oportunidad.

No mires dos veces. Los ojos son uno de los sentidos que más procesos involucran en nuestro cerebro. Este fenómeno se produce en una zona del cerebro llamada cuerpo geniculado lateral que está ubicado en el lóbulo occipital. En la actualidad las imágenes y los vídeos son el tipo de archivos que mayor demanda tienen en la Internet, amamos la imágenes, estás nos seducen muy fácilmente. Será prudente tener un guardián sabio que encienda la alarma y fortalezca nuestro carácter para no mirar más allá de lo prudente, nuestra voluntad debe ser firme y no ser atraída por el coqueteo de la maldad. Hoy es muy fácil tener acceso a la pornografía desde un dispositivo con acceso a internet, y los varones son fácilmente atrapados por esta industria legal. Es muy sencillo tener acceso a podcast eróticos, que atraen a mujeres de todo el mundo en su red. Timoteo, el joven pastor de una congregación solía aconsejarnos que huyamos de esas pasiones, y que sigamos la justicia, la fe y el amor. 

Durante nuestro viaje por la tierra debemos caminar con los ojos mirando a Jesús. Habrá muchas voces distrayéndonos a ambos lados del camino a cada paso. No las escuches; son solamente ofertas de ocasión, promociones temporales. Asegura tu propio corazón para que se confirme de qué material estás hecho, que se evidencie que nuestro testimonio es verdadero, y que nuestro servicio a Dios es el de un fiel siervo que guarda puro su corazón para Dios.
La manera de visibilizar y establecer el señorío de Dios aquí en la tierra es a través de nuestro escuchar atentamente y obedecer fielmente sus dichos.

¿Por qué me llaman ustedes “Señor, Señor”, y no hacen lo que les digo?
Lucas 6:46

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