El dinero en sí mismo no posee maldad, no es una persona ni un dios, no siente atracción. El dinero no ama ni odia, como lo diría alguien con dos padres; el dinero es un buen sirviente, pero es un cruel amo. Si se enseñorea de ti descubrirás lo cruel que éste puede ser.
Aunque hablar de dinero pudiera parecer muy poco espiritual, en exceso materialista, de muy mal gusto, o hasta terrenal. La Palabra de Dios nos invita a meditar, nos da muchos ejemplos, nos dicta reglas, nos trata de proteger acerca de los riesgos y los peligros de no actuar sabiamente acerca de los recursos financieros que se nos confían y de los compromisos que adquirimos en forma de crédito. Hoy vamos a valorar el dinero un poco más allá de un simple medio de pago en efectivo o cash o de numismática. Pues, resulta que el dinero posee la cualidad de ser una herramienta útil para formar a nuestro corazón en disciplina, carácter, y modelar nuestra fidelidad. Pregunte Ud. a un emprendedor exitoso, éste también se lo dirá.
Si Usted alguna vez ha observado un tren, aunque sea en las películas de vaqueros del viejo oeste americano, habrá descubierto que el motor -la motivación- suele estar al frente del resto, éste guía a todo el tren y lo lleva hasta su destino. Dentro de la locomotora -de vapor, de diesel o eléctrica- hay un conductor -el corazón- que ha hecho un plan de la ruta que ha de seguir. El conductor no sale cada madrugada desde su casa a la terminal de trenes sin idea alguna de hacia donde se dirige, por donde deberá cruzar o sobre el tipo de cargas que conduce, el tiempo que le espera, la cantidad de combustible, etc. Salir por allí a dar vueltas en la red de vías del ferrocarril sin tener ninguna idea y de forma despreocupada, sería muy necio e irresponsable.
Cuando el dinero tiene muchos controles y se hace compleja su salida, se tiende a guardar más y a gastar menos. Si algo no está en la lista de "necesidades de ese mes" piénsalo dos veces más. Medita un poco ¿Estás gastando todo tu dinero en impresionar a personas a las que nada les importa? En el otro extremo, también he escuchado decir a los expertos de la banca que la mejor forma de que ahorres es a través de un ahorro programado, una cantidad que apartas cada mes y que no es parte de tu presupuesto de consumo y otras obligaciones mensuales.
La parábola del hijo prodigo -entre muchas enseñanzas- también nos habla de un escenario que sigue a continuación -después- de decidir no someternos a la voluntad del Padre; salir de su jurisdicción, tomar como propio y de manera hostil aquello que solamente le pertenece a Él, cortar toda su cobertura y salirnos de su alcance. Como dicen las personas mayores, la ignorancia es atrevida. El hijo menor es de aquellos soñadores optimistas que nunca consideran invertir y construir alianzas en los tiempos de bonanza, que estiman que todavía falta mucho tiempo para la época de la escases. Aquel que no sabe escoger y valorar a los amigos leales ni verdaderos. Aquel que cree que el dinero es un recurso imperecedero, cree que el trabajo y la salud vienen en paquetes de 6 tarros del súper mercado, que su sistema inmune es superior al del resto, que su juventud nunca le va a abandonar. Usted, si lo prefiere puede seguir su ejemplo. Medite bien, si ha estado fuera de la cobertura de Dios, lejos de su alcance, ignorando su voluntad agradable, buena y perfecta. Vea su reloj, ésta es la hora, y el instante idóneo para regresar a los brazos de su Padre y disfrutar de vivir en casa de amor y perdón. Usted puede decidir regresar ya mismo. Ud. es el señor de lo que recibe y de lo que se retiene, hay leyes que se activan a favor suyo en el momento que Usted actúe. Nadie más que Usted decide hasta cuando se retiene la entrega del anillo del Padre, del vestido de colores, y de las sandalias nuevas.
En la ciudad romana de Cesárea de Judea, hace dos mil años atrás hubo un centurión romano, justo. De nombre Cornelius cuyo carácter; disciplina y generosidad evidenciaban su elocuente testimonio aquí en la tierra, y allá en el cielo.
La generosa entrega de Abel sigue siendo elocuente hasta hoy, y da testimonio de como se debe agradar a Dios. Las cinco jóvenes vírgenes comprometidas en matrimonio, ignoraron su parte y quedaron afuera, pasaron al juicio por un ligero descuido.
El valioso aroma no está en lo caro y costoso del fino perfume, está en la alegría y actitud de quien viene a entregarlo. La viuda del templo de Jerusalén nos enseñó que lo importante no está en el valor -de la moneda- que damos, está en lo que nos reservamos para subsistir, en la seguridad plena de que Dios no te va a dejar desamparado.
Algunas cosas complementarias que debemos recordar, mi Dios no se hace más pobre ni más rico con mi dinero, tampoco se vuelve más sabio o un mejor Padre. Pero, es el fruto de nuestra labor lo que puede recibirse con alegría o no. Son mi disciplina y mi generosidad las que abren o cierran mis frutos a través de la ley de la siembra y de la cosecha, yo soy quien lo determino, soy yo quien deja pasar la oportunidad o la aprovecho con todas sus consecuencias, yo decido agradar, dar, alegrar mi corazón, gozarme, hacerlo parte de mis hábitos, que sea la más cotidiana de mis costumbres. El propósito del ejercicio de dar, es formar hombres y mujeres con un corazón con una disposición orgánica para dar, y ser generosos más allá de dar a Dios por necesidad.
La motivación correcta nunca deberá ser servir a Dios por lo que Él me pueda dar, o buscar los recursos financieros antes que al dador y creador de éstos. Buscar la bendición de Dios, por encima del Dios de la bendición nos podría dejar fuera de la ciudad, lejos de la celebración de las bodas, junto a las cinco jóvenes vírgenes insensatas, en la zona de los que serán juzgados por su maldad. Nuestro amante Dios será para cada uno la motivación correcta, el tesoro deseado, lo que más atrae a nuestro corazón, nuestro anhelo. Si alguna vez, llegas a habitar en medio de mucha abundancia, recuerda ser agradecido por todo lo que tienes.
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