Jesús y sus doce apóstoles, han "subido" hasta la ciudad de Jerusalén, seguramente no son los únicos israelitas que han hecho este viaje, hay miles que se han preparado para hacer este viaje y celebrar el Pésaj -La pascua- en la ciudad. Están reunidos en un salón. Salieron desde Betanía y entraron a Jerusalén de manera pública. El corazón de los discípulos se ha afirmado, sin que ninguno lo solicite Jesús se va a entregar a ellos, en pocas horas cada uno será probado, pero uno de ellos será atraído por sus ambiciones personales y su deseo de más dinero. Durante la cena Jesús hace algo inusual. Salió de su lugar, quitó su ropa y se ciñó una toalla, y tomó un recipiente con agua.
"Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin. Y durante la cena, como ya el diablo había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, el que lo entregara, Jesús, sabiendo que el Padre había puesto todas las cosas en sus manos, y que de Dios había salido y a Dios volvía, se levantó de la cena y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego echó agua en una vasija, y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a sacárselos con la toalla que tenía ceñida. Entonces llegó a Simón Pedro. Este le dijo: Señor, ¿tú vas a lavarme a mí los pies? Jesús respondió, y le dijo: Ahora tú no comprendes lo que yo hago, pero lo entenderás después. Pedro le contestó: ¡Jamás me lavarás los pies! Jesús le respondió: Si no te lavo, no tienes parte conmigo. Simón Pedro le dijo: Señor, entonces no solo los pies, sino también las manos y la cabeza. Jesús le dijo: El que se ha bañado no necesita lavarse, excepto los pies, pues está todo limpio; y vosotros estáis limpios, pero no todos. Porque sabía quién le iba a entregar; por eso dijo: No todos estáis limpios." Juan 13: 1- 11.
Durante la celebración de las bodas en Caná el organizador del banquete falló con estimar la cantidad del vino, su madre le pide que les apoye, y Jesús respondió que su hora no había llegado. Pero, hoy es distinto. Él sabe que esta sí es su hora.
Así que durante esta cena junto a todos sus discípulos hay una agenda cargada de eventos muy significativos que deben ser atendidos sin error.
¿Qué eventos o acciones se suceden durante esta celebración? Jesús es consciente del tiempo, sabe que cada segundo cuenta para ejecutar el plan del Padre. Sabía que pronto dejaría solos a sus discípulos en la Tierra y que en unas horas estaría nuevamente con su Padre. Su amor por sus doce, y el resto de la humanidad sobre la Tierra se va a mostrar y a evidenciar contundentemente en pocas horas. Un tipo de amor extremo, se extiende al sacrificio, no va a terminar, nada lo va a limitar. Jesús también ha trabajado en proteger a su equipo íntimo, ha solicitado al Padre por ellos, para que en medio de las pruebas de su fe, su confianza resista y no llegue al punto de romperse mientras quedan solos en este mundo.
Judas Iscariote (Yehudah Isqerayyot Ben Shimón), el hijo de Simón había coleccionado dudas, el enemigo había sembrado semillas de confusión en su corazón, él había creído a esas mentiras y había confirmado con sus reacciones que era el traidor, en ese momento su corazón cedió, dejó de creer y de confiar. En unos minutos saldrá del salón para cerrar el negocio con las autoridades del Sanedrín por 30 siclos (Hebreo: shéqel) o tetradracmas plata de Tiro(Mesopotania). Mientras los demás discípulos piensan que sale a hacer una compra o donación (v.27-29).
Al entrar al salón no hubo un siervo asignado para que lavara sus pies del polvo del camino.
La entrega total. La cena -todavía- estaba en desarrollo o al menos había iniciado y Jesús sale de su lugar, se levanta y se quita su ropa, y toma una toalla que ajusta a su cuerpo y se entrega a sus amados discípulos. ¿Puedes ver el alto contraste de este evento? Toda autoridad había sido entregada en sus manos, Él es ahora la máxima autoridad, y su primer acto es de suma humildad. Se baja hasta el suelo para limpiar a cada uno los pies. Su entrega, muestra un acto de tan baja jerarquía que Simón Pedro hijo de Jonás -Shimón Ben Yochanan- se indigna y le pide no hacerlo con él. Se trata de una gran lección para la naciente asamblea de los llamados.
¿Cómo debemos servir a los demás que son iguales a nosotros, qué es -realmente- ser el servidor de todos, cuál es el tipo de liderazgo que debemos desarrollar entre nosotros? No debe confundirse con debilidad, pues Él ha recibido toda la autoridad, se trata de profunda humildad, amor y servicio extremo. Jesús va a limpiar tus pies y como Simón Pedro puedes reaccionar indignándote y negándote, esta sola idea chocó en la mente de Pedro. ¿Qué tal si el maestro además de tomar forma de un siervo de mínima jerarquía -Él- investiga, va y paga todas tus deudas en el banco del cielo con su propio dinero, si paga con su vida tu maldad, si toma tu justo castigo -la muerte- y lo asume en tu nombre, si está dispuesto no solo a limpiar tus pies, sino hasta a morir crucificado por ti que eres culpable, poco confiable e indigno? Todo ésto contigo en mente, por amor a ti. El humilde servidor -quien recibió toda autoridad- no solo limpiará tus pies, limpiará toda la maldad que habita en ti.
Luego de ésto -Simón Pedro- ha cedido, se lo pide y se lo permite. Jesús tiene un claro concepto de su identidad, Él es del cielo y va a regresar allá en pocas horas, pronto volverá a estar con su Padre en perfecta comunión. La única manera de estar en perfecta comunión con Jesús está en permitirle a Él que te limpie, y mantenerte limpio. Eso es lo que mejor nos conviene.
La Palabra, el mensaje que Jesús les ha compartido durante el tiempo de su discipulado les ha limpiado. Ellos están limpios -menos uno- pero, al andar por la vida no podían evitar que cayera polvo del camino sobre los pies, y necesitamos ser limpiados.
¿Estás dispuesto a servir a quién no lo merece, a quién no quiere, a quien te va a vender? De eso trata el llamado -desafío- de Jesús a los líderes, y a cada uno de los miembros de su cuerpo aquí en la tierra. El desafío es amar a quien no lo aprecia, ni quiere, y a quien te mira como su mercancía. ¿Estás dispuesto a servir y amar a todos sin derecho a escoger? La más alta jerarquía o autoridad nos exige la más profunda humildad en su reino.
NOTA: Siclos de plata de Tiro. Equivalen a USA$ 60 a 300 de hoy.
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