¿Te estás sujetando con todas tus fuerzas a la mano de papá? |
Henoc confió en Dios y, por eso, en vez de morir, Dios se lo llevó de este mundo y nadie volvió a encontrarlo. La Biblia dice que, antes de que Henoc fuera llevado, fue obediente, y eso le agradó a Dios. Porque a Dios no le gusta que no confiemos en él. Para ser amigos de Dios, hay que creer que él existe y que sabe premiar a los que buscan su amistad.Hebreos 11:5-6
Henoc, es uno de los héroes de la fe. Dios le tomó y fue arrebatado de la tierra al cielo. Los demás en su generación daban testimonio acerca de él por ser una persona que confía plenamente en Dios.
Esa fe, esa confianza produce agrado en Dios, le satisface nuestra capacidad de confiar. Toda persona posee un sistema de creencias; ésto es como el manual de instrucciones personal de cada uno, en el cual se refleja los pensamientos, valores y objeciones acerca de cómo funciona este mundo. Los sistemas de creencias que producen la expectativa de confianza, impactan sobre la función emocional, racional y corporal de las personas. Se generan sobre alguna idea, es decir, creer en alguien.
Noé confió en Dios y, por eso, cuando Dios le avisó que sucederían cosas que todavía no podían verse, obedeció y construyó una casa flotante para salvar a su familia. Por su confianza en Dios, Noé recibió las bendiciones que Dios da a todos los que lo obedecen. También por su confianza en Dios, Noé hizo que la gente de este mundo fuera condenada.
¿Cuantos años tomó construir un barco tan grande? |
Otro héroe de la fe. Dios le avisa a Noé que tiene que prepararse para enfrentar un evento terrible. Posiblemente la obra de construcción de un gran barco le tomó 100 años, durante todo ese tiempo invirtió muchos recursos, toda su familia se involucró. La gente de su generación venía a diario para reírse de Noé por construir un barco donde solo había tierra seca y no llueve. Cada día fue un reto de fe.
Abraham confió en Dios, y por eso obedeció cuando Dios le ordenó que saliera de su tierra para ir al país que le daría, aun cuando no sabía hacia dónde iba. Abraham confió tanto en Dios que vivió como un extranjero en el país que Dios le había prometido. Vivió en tiendas de campaña, igual que Isaac y Jacob, a quienes Dios también les había prometido ese país. Abraham confiaba en que algún día vería la ciudad que Dios había planeado y construido sobre bases firmes.
Se fue de casa, de su ciudad sin saber hacia dónde iba. Tomó todas sus cosas, sus empleados, sus bestias de carga y empezó a caminar hacia una dirección desconocida. Tenía que explicar que iban a caminar pero todavía no sabía el lugar exacto.
Abraham confió en Dios y, por eso, aunque su esposa Sara no podía tener hijos y él era ya muy viejo, Dios le dio fuerzas para tener un hijo. Y es que Abraham confió en que Dios cumpliría su promesa. Por eso Abraham, aun cuando ya iba a morir, pudo tener tantos descendientes como las estrellas del cielo y como la arena que hay a la orilla del mar. ¡Nadie puede contarlos!
Una pareja de edad avanzada sin hijos. Recibe un mensaje con promesa sobre su próximo hijo. Pero, pasaban los años, cada día eran más viejos y nada de su hijo. No pasaba nada favorable acerca del nacimiento de un hijo. Otro día y no pasaba nada. Las dudas empezaron a surgir y a socavar su confianza.
Caleb a los 80 años va a buscar a Josué y le exige a Josué un permiso para ir a conquistar la montaña habitada por gigantes.
Tú bien sabes que nuestro Dios habló con Moisés en Cadés-barnea acerca de nosotros dos. Yo tenía cuarenta años cuando Moisés me envió desde Cadés-barnea a explorar esta tierra. Y yo le conté la verdad sobre lo que había visto. Los que me habían acompañado asustaron a nuestra gente; en cambio, yo confié plenamente en mi Dios. Aquel día Moisés juró que a mi familia y a mí nos daría la tierra por donde anduve, porque le fui fiel a Dios. Eso pasó hace cuarenta y cinco años, y todo este tiempo que nuestro pueblo ha andado por el desierto, Dios me ha protegido, tal como lo prometió. ¡Mírame! Ya tengo ochenta y cinco años, pero estoy tan fuerte hoy como cuando Moisés me envió a explorar. ¡Y todavía puedo pelear! Por eso te pido que me des la región montañosa que Dios me prometió aquel día. Tú bien sabes que los descendientes del gigante Anac viven en ciudades grandes y bien protegidas. Pero con la ayuda de Dios los podré desalojar, y así conquistaré esas ciudades, tal como Dios lo prometió. Josué 14:6-12
Los padres de Moisés confiaron en Dios y, por eso, cuando Moisés nació, lo escondieron durante tres meses. El rey de Egipto había ordenado que se matara a todos los niños israelitas, pero ellos vieron que Moisés era un niño hermoso y no tuvieron miedo, porque confiaban en Dios.
Unos padres que no aceptaron el destino decretado sobre su hijo, se opusieron a la orden de Faraón y escondieron al bebé por 3 meses. Su madre preparó una canasta, la llevó al río Nilo, con sus fuertes corrientes, lleno de cocodrilos feroces. Lo vieron como alguien fuera de lo común y se arriesgaron a no entregarlo. ¡Mi hijo no morirá bajo el decreto de faraón! Esa simple canasta No sólo llevaba un bebé. Llevaba la fe y los sueños de esos padres.
Los israelitas confiaron en Dios y, por eso, cuando marcharon alrededor de la ciudad de Jericó durante siete días, los muros de la ciudad se vinieron abajo.
Israel, al mando de Josué derribaron los muros que protegían a Jericó. Marcharon, dieron vueltas, tocaron la trompeta y gritaron.
Rahab, la prostituta, confió en Dios y trató bien a los espías de Israel. Por eso no murió junto con los que habían desobedecido a Dios en Jericó. La mujer que será recordada como una mujer que comerciaba con su cuerpo en Jericó, recibió a los espías y les guardó en paz. Se jugó todo por proteger extraños.
Ellos confiaron en Dios, y por eso conquistaron países; y como actuaron con justicia, recibieron lo que Dios les había prometido. Cerraron la boca de leones y apagaron grandes incendios. Escaparon de que los mataran con espada, recibieron fuerzas cuando más débiles estaban, y en la guerra fueron tan poderosos que vencieron a los ejércitos enemigos.
La fe les permitió conquistar reinos, escenarios imposibles, establecer gobiernos con justicia, le cerraron la boca al lobo y al león, fueron atendidos como VIP en medio del valle de muerte, las lenguas de fuego no los carbonizaron.
Otros no vieron el cumplimiento de la promesa, otros fueron torturados, avergonzados, otros fueron muertos a espada, cortados con sierra. A pesar de no haber recibido aquí lo que esperaban no claudicaron.
La gente de este mundo no merecía personas tan buenas, que anduvieron sin rumbo fijo por el desierto, por las montañas, por las cuevas y las cavernas de la tierra. Hebreos 11:38
¿Puedes ver lo viene más allá del horizonte? ¿Puedes creer que sin importar que lo veas o no, Dios lo hará? ¿Puedes creer que hay alguien mucho más poderoso a tu lado que posee el poder para cambiar todo lo que ves hoy? ¿Puedes tomar su mano y sujetarte con todas tus fuerzas?
L galería de la fe
ResponderEliminarExcelente reflexión Maupin
Dios te bendiga
Muy buena enseñanza,que Dios te siga iluminando
ResponderEliminar