La tierra posee limites naturales, los continentes también poseen limites naturales como costas, cordilleras o ríos. El cuerpo humano tiene como última frontera su propia piel. ¿Es posible extender nuestras paredes, es posible ensanchar nuestros paradigmas, podemos aspirar a algo más que nuestras posibilidades humanas naturales, hay un reino sobre natural más real que el material?
En aquel tiempo Herodes Agripa gobernaba a los judíos, y empezó a maltratar a algunos miembros de la iglesia. Además, mandó que mataran a Santiago, el hermano de Juan. Y como vio que esto les agradó a los judíos, mandó que apresaran a Pedro, que lo encerraran hasta que pasara la fiesta de la Pascua, y que cuatro grupos de soldados vigilaran la cárcel. Hechos 12:1-4
En aquel tiempo Herodes Agripa gobernaba a los judíos, y empezó a maltratar a algunos miembros de la iglesia. Además, mandó que mataran a Santiago, el hermano de Juan. Y como vio que esto les agradó a los judíos, mandó que apresaran a Pedro, que lo encerraran hasta que pasara la fiesta de la Pascua, y que cuatro grupos de soldados vigilaran la cárcel. Hechos 12:1-4
Los 11 discípulos de Jesús, desde la captura de Jesús en el Huerto de los olivos, vivían llenos de temor, y se auto limitaron a una vida pública casi invisible. Se han escondido y a pesar de sus precauciones les están atrapando y encarcelando, algunos han sufrido torturas y hasta les han producido la muerte. Herodes, atrapó y mató a espada a Jacobo el hermano de Juan.
Jerusalén |
Herodes planeaba acusar a Pedro delante del pueblo judío y ordenar que lo mataran, pero no quería hacerlo en esos días, porque los judíos estaban celebrando la fiesta de los panes sin levadura. Mientras Pedro estaba en la cárcel, los miembros de la iglesia oraban a Dios por él en todo momento. v.4-5
Pero mientras Herodes Agripa mantenía a Pedro dentro de las paredes de una cárcel, la iglesia tiraba esos limites, oraba constante y fervientemente a Dios por él. La iglesia no era la misma, algo había sucedido ya no se quejaba, ya no estaba escondida, y movía los limites acorde a la voluntad de Dios. Ahora los discípulos descubrieron que los limites están allí para ser movidos más allá, que las enfermedades son solo limites que debemos superar a través del infinito poder que nos da el vivir en la cobertura de nuestro buen Padre.
Un día, como a las tres de la tarde, Pedro y Juan fueron al templo. A esa hora los judíos acostumbraban orar. Todos los días, un hombre que nunca había podido caminar era llevado a una de las entradas del templo, conocida como Portón Hermoso. Ese hombre pedía limosna a la gente que entraba en el templo. Tan pronto como ese hombre vio a Pedro y a Juan, les pidió dinero. Ellos lo miraron fijamente, y Pedro le dijo: «Préstanos atención.» Aquel hombre los miró atentamente, pensando que iban a darle algo. Sin embargo, Pedro le dijo: «No tengo oro ni plata, pero te voy a dar lo que sí tengo: En el nombre de Jesucristo de Nazaret, te ordeno que te levantes y camines.» Enseguida, Pedro lo tomó de la mano derecha y lo levantó. En ese mismo instante, las piernas y los pies de aquel hombre se hicieron fuertes y, de un salto, se puso en pie y empezó a caminar. Sin más, entró en el templo con Pedro y Juan, caminando y saltando y alabando a Dios. Hechos 3:1-8
Pedro y Juan entraron al templo de Jerusalén por el Portón Hermoso, y a su paso, allí mismo sanaron a un hombre enfermo de ambas piernas, esa sanidad despertó indignación entre los religiosos; incluidos los sacerdotes y otros grupos opuestos de judíos. Los religiosos de esa época y de hoy establecen limites, ven espacios reducidos de acción, viven midiendo y re definiendo viejos limites.
Pedro y Juan estaban hablando todavía con la gente cuando se acercaron algunos sacerdotes y saduceos, y el jefe de los guardias del templo. Estaban muy enojados porque Pedro y Juan enseñaban que los muertos podían resucitar, así como Jesús había sido resucitado. Entonces apresaron a Pedro y a Juan; pero como ya estaba anocheciendo, los encerraron en la cárcel hasta el día siguiente. Sin embargo, al escuchar el mensaje que daban los apóstoles, muchos creyeron en Jesús. Ese mismo día, el grupo de los seguidores de Jesús llegó como a cinco mil personas. Al día siguiente, la Junta Suprema se reunió en Jerusalén. En la Junta estaban los líderes del país, con sus consejeros y los maestros de la Ley. Allí estaba Anás, que era el jefe de los sacerdotes, junto con Caifás, Juan, Alejandro y los otros sacerdotes principales. Pedro y Juan fueron llevados a la presencia de todos ellos, los cuales empezaron a preguntarles:
—¿Quién les ha dado permiso para enseñar a la gente? ¿Quién les dio poder para hacer milagros? Hechos 4:1-7
La pregunta que surgió de los religiosos merece que la pensemos dos veces y que cada uno de nosotros le de respuesta:
¿Bajo qué cobertura haces ésto?
En caso de responder que tú estás sanando enfermos en nombre de Jesús te pueden llevar a una cárcel o también a la muerte inmediatamente. Pero ya no había temor a morir por Jesús. Los religiosos buscaban una excusa mínima para quitarse a los cristianos de en medio de ellos.
Los discípulos movieron los limites, afectaron a su ciudad desde las bases. Para que el poder de Dios afecte a todos los que viven en nuestra misma ciudad necesitamos vivir bajo obediencia, cobertura y autoridad de Dios. Entonces, y solo entonces sus ojos verán la luz de Dios brillar, y serán testigos del increíble poder de un Dios vivo.
Sólo Jesús tiene poder para salvar. Sólo él fue enviado por Dios, y en este mundo sólo él tiene poder para salvarnos.
Hechos 4:12.
»Ahora, Dios nuestro, mira cómo nos han amenazado. Ayúdanos a no tener miedo de hablar de ti ante nadie. Ayúdanos a sanar a los enfermos, y a hacer milagros y señales maravillosas. Así harás que la gente vea el poder de tu siervo Jesús, a quien elegiste.» Hechos 4:29-30.
La oración actual de la iglesia sin temor ha venido a ser plena de autoridad, enfocada en los objetivos del reino de Dios y no está alineada sólo en lo inmediato. La muerte, la cárcel, la prisión ya no son más un limite a respetar, hablan con valentía la poderosa Palabra de Dios. Qué tu poderosa mano sane está nación en el nombre de Jesús.
Cuando terminaron de orar,
tembló el lugar donde estaban reunidos,
y todos ellos quedaron llenos del Espíritu Santo.
A partir de ese momento,
todos hablaban sin temor acerca de Jesús. V.31.
Al instante, hubo un temblor y se re acomodó nuevamente el fundamento bajo sus pies, y el Espíritu Santo llenó a todos en ese lugar. Todos hablaron valientemente y sin ningún temor en el nombre de Jesús. Ya no eran los temerosos de antes, el limite que estaba definido por su temor a la muerte, se fue. La iglesia cambió por completo de ese instante en adelante.
Una noche, Pedro estaba durmiendo en medio de dos soldados y atado con dos cadenas. Afuera, los demás soldados seguían vigilando la entrada de la cárcel. Era un día antes de que Herodes Agripa presentara a Pedro ante el pueblo. Hechos 12:6.
Herodes tenía detenido a Pedro, lo tenían dentro de una celda, vigilado 24 horas, lo iban a torturar en pocos minutos, mientras Pedro estaba en cadenas y bajo la custodia de varios guardias. Pedro se durmió esa noche. Un tiempo atrás, Jesús también habló con Pedro y esa vez sí le puso en aviso sobre lo que iba a pasar, vendrá un tiempo muy complicado para ti, pero luego que lo superes con resiliencia serás un mejor líder.
Después, Jesús le dijo a Pedro: —Pedro, escucha bien. Satanás ha pedido permiso a Dios para ponerles pruebas difíciles a todos ustedes, y Dios se lo ha dado. Pero yo he pedido a Dios que te ayude, para que te mantengas firme. Por un tiempo vas a dejarme solo, pero después cambiarás. Cuando eso pase, ayudarás a tus compañeros para que siempre se mantengan fieles a mí. Lucas 22: 31-32.
La iglesia pasaba por momentos duros en la tierra; era señalada, era víctima de bulling de los religiosos y autoridades. Un acoso tan intenso como para producir la muerte. De repente en esa oscura cárcel un brillo, un ángel le golpeó en las costillas y le dijo: Date prisa eres hombre libre, vístete y sígueme. Las cadenas que nos mantenían prisioneros cayeron. ¿Cuál es tu cadena? La adicción a drogas, a pornografía, al sexo ilícito, la deuda, la mentira, es robar, la infidelidad y adulterio, el chisme, la brujería, el amor al dinero, una enfermedad...
Pedro entendió entonces lo que le había pasado, y dijo:
«Esto es verdad. Dios envió a un ángel para librarme de todo lo malo
que Herodes Agripa y los judíos querían hacerme.» v.11
Hoy caen rotas esas cadenas, se abren las puertas para ti, toma tu capa, ahora mismo eres guiado desde lo alto a un nuevo limite, a un nuevo mover del poder de Dios. Se consciente ahora mismo, sintonízate con la revelación de Dios en este instante y este lugar de lo que te sucede es real y Dios está en control total.
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