La rectitud y la justicia

La rectitud es la cualidad de ser recto y justo, ésta no se limita a un reglamento, a una lista de cosas que hacer. La rectitud situacional es un producto de lo que Jesús hizo por nosotros al morir en la cruz. Vivimos buscando como alinearnos a Dios, como meternos en su línea y mantenernos a diario en ella. Entonces la pregunta es ¿porqué no vemos las señales que acompañan a los que creen?

Cuando no vemos el mover de Dios, solo hay una respuesta posible nos hemos salido de su línea. (Salmo 24:1-6)

Dios es dueño de toda la tierra

y de todo lo que hay en ella;

también es dueño del mundo

y de todos sus habitantes.

 Dios afirmó la tierra

sobre el agua de los mares;

Dios afirmó este mundo

sobre el agua de los ríos.

Sólo puede subir al monte de Dios

y entrar en su santo templo

el que siempre hace lo bueno

y jamás piensa hacer lo malo;

el que no adora a dioses falsos

ni hace juramentos en su nombre.

Al que es así,

Dios lo llena de bendiciones;

¡Dios, su Salvador, le da la victoria!

Dios de Israel,

así son todos los que te buscan;

así son los que a ti acuden

Vemos al rey David siendo dirigido por Dios. Él pudo ver una fuerte revelación de parte de Dios en esos días. Un corazón recto y puro nos permite disfrutar de acceso en la habitación del Dios todo poderoso.

¡Ábranse, puertas eternas!

¡Quédense abiertas de par en par,

y entrará el Rey de la gloria!

Podemos ver en el verso 7, abran paso puertas para que pase el Rey de la gloria. Cada uno de nosotros somos la puerta que se abre y que deja pasar, permite fluir, transmite y manifiesta el poder y su gloria a su nombre entre los habitantes del cielo y la tierra. El rey David descubre que antes de salir a pelear, antes de encaminarnos al campo de la batalla debemos abrir las puertas.

Puertas de entrada a Jerusalén

Ahora somos las ventanas y las puertas del cielo para que su luz y poder se manifiesten aquí en la tierra. Dios usa de forma maravillosa a hombres que sirvan como puertas de su poder. Los profetas en la tierra de Israel, su madre María, los doce apóstoles, han sido puertas que dieron paso a su poderosa manifestación. Así lo declaró a través de Amós 3:7-8

Así, nada hará el SEÑOR Dios sin revelar su secreto a sus siervos los profetas. Si ruge el león, ¿quién no temerá? Si habla el SEÑOR Dios, ¿quién no profetizará?

No hay nada que pase sin que haya sido manifiesto a sus profetas que sirvieron como puerta. Cada vez que algo poderoso sucede es producto de las puertas que se abrieron aquí en la tierra, antes de ser hechas éstas salieron de los labios de un hombre a través de sus palabras y oraciones. Podemos ver en Génesis 2:8-9

Dios había plantado un jardín al cual llamó Edén, y allí puso al hombre Luego Dios hizo que creciera allí toda clase de árboles; eran hermosos y daban fruta muy sabrosa...

...Entonces hizo Dios todos los animales domésticos y salvajes, y todas las aves que vuelan por el cielo, y se los llevó al hombre para que les pusiera nombre. Y éste así lo hizo. (Génesis 2:19-20)

Dios hace todo ésto por amor, es con el propósito de mantener una relación con cada hombre. Por eso hizo un jardín de reunión, para conocerte mejor. Al hombre se le confió el poder de establecer cosas en la tierra que aquí quedan y se mantienen, lo único que el hombre debe hacer es decirlas. Dios vive y permanece en medio de la alabanza de su pueblo; la alabanza es nuestra creencia hablada a través de la voz propia, allí está Jesús, él vive allí. No es algo limitado a la música y cantos.
Toda ideología -ideario- que es común a un colectivo es un principado sobre esa zona. Los ángeles son gobernadores sobre ciudades, a ellos se les escribe en el libro de Apocalipsis como a príncipes que gobiernan sobre ciudades.

"Escribe al ángel de la iglesia de Éfeso...Escribe al ángel de la iglesia de Esmirna...Escribe al ángel de la iglesia de Pérgamo...Escribe al ángel de la iglesia de Tiatira...Escribe al ángel de la iglesia de Sardes...Escribe al ángel de la iglesia de Filadelfia...Escribe al ángel de la iglesia de Laodicea."

Debemos proclamar y hablar, debemos decir lo que Dios pone en tu boca sobre nuestra ciudad y establecer un principado para que el gobierno de Dios se manifieste sobre nuestra ciudad. Al ser sensibles a este mover especial de Dios, él mismo pasará a través de sus puertas en la tierra y nos dejará como regalo de su visita visiones y tendremos sueños. Todos en nuestra ciudad podremos sentir a Dios hablando a nuestro corazón intensamente.

Hoy es nuestro tiempo, habla a tus ventanas y a tus puertas, para que se abran, Dios ha estado esperando -por fin- que des la orden para abrir las puertas y entrar. ¡Ábrete puerta para que entre el Rey de gloria, Jesús es el Rey de gloria!

Que mi vida sea la puerta que permita al Rey de gloria tener una presencia manifiesta en mi ciudad. Declaro con mis labios y mi voz, que Dios va a manifestarse en esta ciudad, que su presencia será manifiesta sobre jóvenes y sobre personas mayores.