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Gozo en medio de la crisis.



"Dios mío, a gritos te pido que me ayudes, pero tú no me escuchas; ¿cuándo vas a hacerme caso? Te he rogado que acabes con la violencia, pero tú no haces nada." (Habacuc 1:2)
Yo, Habacuc, digo: Dios de Israel, tú eres un Dios santo; siempre has existido, y no nos dejarás morir porque eres nuestro refugio; sé que usarás a Babilonia sólo para castigar a tu pueblo. (Habacuc 1:12)


Israel vivía una época de muchos problemas, parecía que todo a su alrededor les gritaba que vivían en medio una crisis interna, era un tiempo de profundas dudas y de muy poca confianza en Dios. Afuera de los limites de Israel había muchos rumores sobre amenazas de una invasión extranjera. Al interior del país no se aplicaba la justicia y abundaba la maldad. Habacuc, un creyente que confía en Dios, parece también creer que Dios se ha alejado un poco y que abandonó a todo su país. Ese tiempo pasado que vivió Habacuc es muy parecido al tiempo presente en muchos países. ¿Es acaso posible que Dios cierre sus ojos, y sus oídos a sus hijos en medio de tanta maldad e injusticias diarias?

"Dios respondió: 
-Fíjense en las naciones. Miren lo que sucede entre ellas.
Lo que pronto van a ver los dejará con la boca abierta. Si alguien les contara esto, 
ustedes no podrían creerlo..."

Dios responde, yo haré algo. Lo vas a tener que ver tú con tus propios ojos pues si alguien más te lo viniera a contar no podrías creerlo. Vendrá un tiempo de rigor de la mano del invasor. En el verso 8 se describe el armamento de este ejercito invasor, y es un ejército poderoso que intervendrá y solucionará lo que Israel no puede lograr internamente y por si mismo.
"Sus caballos y sus jinetes vienen galopando desde muy lejos; son más veloces que los leopardos y más feroces que los lobos nocturnos; se lanzan sobre sus enemigos como el águila sobre su presa."
Habacuc decide ponerse en guardia, pararse en el lugar correcto, asumir la posición y el papel que él debe cumplir hasta que todo lo anunciado por Dios se cumpla. Lo que te digo debes anotarlo pues se cumplirá y será algo tan rápido en el último tiempo que solo vivirán aquellos justos que se mantengan confiando, aquel que viva firme, aquel que sea consistente, aquel que sea leal.
Pablo -el apóstol a los no israelitas-  lo decía así; cuando pase esa leve tribulación momentánea, aunque vivamos con lo mínimo yo no dejaré de confiar en mi Dios, me gozaré, y alegraré en mi Dios.
Habacuc se propuso dar un salto hasta otro escenario. Dejó la duda y la queja y se pasó voluntariamente a otro escenario, uno lleno de gozo y de la vida. Podemos dejar a un lado todas las dudas y observar las promesas de Dios como algo hecho y vivir confiando. Podemos gritar y saltar, podemos danzar de alegría.
El Señor, mi Dios, es mi fuerza;
da a mis pies agilidad de gacela
y me hace caminar por las alturas
En el verso Habacuc 3:19 Dios mismo nos dice que él quitará las cargas y nos dará destrezas nuevas para subir a los lugares altos y comer pastos frescos. Podemos enfocarnos en sólo observar la escasez y la maldad que nos rodea, o podemos ver las promesas de Dios. Usted puede hoy enfrentar el reto, podemos dejar de ver las circunstancias y enfocarnos en su respuesta.


"Aunque no den higos las higueras, ni den uvas las viñas
ni aceitunas los olivos; aunque no haya en nuestros campos
nada que cosechar; aunque no tengamos vacas ni ovejas, 
siempre te alabaré con alegría porque tú eres mi salvador."

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