Los niños y niñas son
personas en la etapa temprana del desarrollo de cada ser humano. Suelen
destacarse varios momentos en la niñez; lactancia, primera infancia, segunda
infancia, niñez mediana, es el tiempo que transcurre entre ser recién nacido y
la pubertad, que suele rondar los 12 a 14 años de edad. El ser niño(a)
comprende no solo un tiempo del desarrollo humano lleva consigo un interés especial en
su estado, a su condición, y a su calidad de vida. Por NO ser adultos maduros
necesitan ser apoyados hasta llegar a serlo por allá de los 18 y 21 años, en
tiempos bíblicos se llegaba a ser adulto con derechos a los 30 años.
Cada niña y niño es
un ser deseado –la mayoría de las veces por los mismos padres- pero siempre
somos deseados por Dios. Cada niño nace según el plan de Dios, primero somos
soñados y diseñados por Dios y luego tejidos por su mano. No somos el resultado de un encuentro accidental y casual de organismos unicelulares primitivos. Si nos limitamos a
nuestro cuerpo; el envase del alma y el espíritu, descubriremos un desarrollo
tecnológico tan avanzado que todavía con todo el desarrollo científico de
nuestros días no hemos llegado a entender plenamente, mucho menos llegar a
sanarlo al 100%.
En el cierre del sexto día de la creación un satisfecho constructor calificó a la corona de su creación, "... Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera"
La niñez en mucho está determinada, por el buen trabajo de los adultos que se encargan de proveer todo lo necesario para los niños. Para llegar hasta adulto un ser humano en condición de niño debe ser atendido con mucho cuidado para asegurar un desarrollo que garantice una vida adulta plena. Todos nosotros somos el resultado del trabajo de alguien o de muchos que han aportado algo para lanzarnos hasta aquí, pero todavía no hemos alcanzado todo, seguimos avanzando al supremo llamado de Dios.
Donde sea que exista un niño o una niña, ahí se demanda de adultos protectores y proveedores. Recientemente hemos descubierto o aprendido sobre una importante tarea. No se trata únicamente de proveer para sus estómagos, hay que proveer para sus almas y para su espíritu. No podemos imaginar a nuestros niños solamente como máquina que come alimentos, ni como un peluche que sirve para recibir y dar abrazos y besos ocasionalmente, o un muñeco simpático al que hay que vestir con gracia y estilo, o bien imaginarlo como si se tratara de un ser "inocente" que no necesita adquirir sabiduría de lo alto para salvarse de sus propios deseos.
Cuentan de un hombre adulto que enfrentaba un día particularmente dificil. Tenía que ir a completar una reparación de un equipo especializado a la sala de un hospital. Subió por el ascensor y por error marcó sin querer el número de piso equivocado. No sabía que las puertas abrieron en el piso de neonatología; allí están todos los bebés que recién han nacido, y al parecer ese día había muchos. Y al escucharlos llorar a todos a toda voz, este hombre llevó sus manos a la cabeza y exclamó:
En el cierre del sexto día de la creación un satisfecho constructor calificó a la corona de su creación, "... Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera"
La niñez en mucho está determinada, por el buen trabajo de los adultos que se encargan de proveer todo lo necesario para los niños. Para llegar hasta adulto un ser humano en condición de niño debe ser atendido con mucho cuidado para asegurar un desarrollo que garantice una vida adulta plena. Todos nosotros somos el resultado del trabajo de alguien o de muchos que han aportado algo para lanzarnos hasta aquí, pero todavía no hemos alcanzado todo, seguimos avanzando al supremo llamado de Dios.
Donde sea que exista un niño o una niña, ahí se demanda de adultos protectores y proveedores. Recientemente hemos descubierto o aprendido sobre una importante tarea. No se trata únicamente de proveer para sus estómagos, hay que proveer para sus almas y para su espíritu. No podemos imaginar a nuestros niños solamente como máquina que come alimentos, ni como un peluche que sirve para recibir y dar abrazos y besos ocasionalmente, o un muñeco simpático al que hay que vestir con gracia y estilo, o bien imaginarlo como si se tratara de un ser "inocente" que no necesita adquirir sabiduría de lo alto para salvarse de sus propios deseos.
Cuentan de un hombre adulto que enfrentaba un día particularmente dificil. Tenía que ir a completar una reparación de un equipo especializado a la sala de un hospital. Subió por el ascensor y por error marcó sin querer el número de piso equivocado. No sabía que las puertas abrieron en el piso de neonatología; allí están todos los bebés que recién han nacido, y al parecer ese día había muchos. Y al escucharlos llorar a todos a toda voz, este hombre llevó sus manos a la cabeza y exclamó:
-¿Cómo es posible que tengan tantos problemas si apenas tienen unas pocas horas aquí?
Parece broma, pero ser niño nunca fue fácil, pues es el eslabón más débil de la sociedad y comunidad. La cadena será tan fuerte como lo sea este eslabón. A los niños se les abandona, se les regala, se les vende, se les mata en el vientre, o al nacer, se usan como moneda para comprar droga, se les prostituye, se les lleva a pelear contra ejércitos, para sacar oro y diamantes, hacer ladrillos, vender chicles, pedir dinero para sustentar a familiares o extraños vagos, se les alquila, se les abusa verbal, emocional y sexualmente, se les sacrifica en fuego, se les castiga físicamente hasta matarles, se les condena a la ignorancia, a la pobreza y a la miseria, y se les ignora y niega atención. Hoy existen países cuyas leyes favorecen a las mujeres adultas al punto que tienen permiso y cuidado por matar niños en su vientre. Por eso muchos niños nunca dejan de llorar en las noches, por adultos como nosotros.El ser humano es una verdadera montaña de necesidades, desde las materiales como vestido, calzado, pañales, comida y bebida, juguetes para su desarrollo, cama, cobijas, gorros, cepillos, jabón, medicamentos, vacunas en fin usted ya habrá hecho la lista del supermercado alguna vez. Se calcula que la crianza de un hijo desde que nace hasta los 18 años puede ser de alrededor de 160,140.00 dólares.
Pero debe ser enseñado, y resulta importante mantener el dedo puesto en el renglón en esta parte, pues los niños aprenden mirando más que escuchando, ellos y ellas aprenden de lo que nosotros hacemos o dejamos de hacer. Ellos y ellas aprenden en el lugar donde están, si es la calle son enseñados por la calle, si es un hogar son enseñados por un hogar, si es la escuela son enseñados por la escuela, si es la iglesia son enseñados por la iglesia, siempre están aprendiendo es parte de su diseño, cada instante están grabando todo lo que les rodea para después en su vida adulta reproducir todo aquello que fue su modelo. Algunos niños no tienen opción, a menos que Ud. Decida ser un buen ejemplo digno de un dueño del reino de Dios. Si Ud. Habla y exige respeto y buen trato pero todo el día se le mira irrespetar o golpear a su cónyuge, y maldecir a su jefe, a sus semejantes y a su líder, no espere tener un hijo o hija respetuoso y obediente, Ud. Le ha negado la opción. Pero ocurren muchos milagros, nada se ha perdido.
Prov. 22: 7 Instruye
al niño en su camino, Y aun cuando fuere viejo no se apartará de él.
No vamos a esperar que sea adulto para hablar de hombre a
hombre sobre el respeto a Dios y las buenas costumbres y urbanismo. Es cada día
observando lo que Ud. Hace, mientras ellos juegan; también le miran, mientras
miran la TV; también le escuchan como habla de los que no están presentes y
aprenden que es correcto hacer el mal cuando nadie les ve.
Deuteronomio
6:6-9 Y
estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón;
y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa,
y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las
atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las
escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas.
Uno de los nombres de Dios que se manifiesta en la sagrada
escritura es ElShaddai, significa: el Dios que me amamanta o me sustenta.
Salmo 27:10-11.
Aunque
mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá. Enséñame,
oh Jehová, tu camino, Y guíame por senda de rectitud A causa de mis enemigos.
Dios se ha comprometido desde siempre con el niño huérfano y
le promete ser su padre, y ha creado ordenanzas y leyes entre su pueblo para atender
al huérfano en su niñez y a la viuda mayor. Dios no deja de escuchar el llanto
de los niños que lloran en el desierto de las calles, o en los pozos vacíos, nadie
en esta tierra vierte lágrimas en vano.
El niño huérfano que no es atendido hoy por la sociedad,
tarde o temprano pasará la factura en la adolescencia, aquel que sí es
integrado y apoyado también dará frutos buenos.
Cuando en una sociedad se busca cambiar algo, normalmente no
se acude a los viejos, se acude a los niños. Moisés sabía que la tierra
prometida debía ser ocupada por conquistadores con una mente renovada y trabajó
con los niños de los esclavos hebreos. Si queremos que dejar de tirar basura
por todos lados le enseñamos a los niños los efectos dañinos de las
enfermedades que vendrán y como guardar los desechos sólidos, si queremos una
sociedad llena de hombres sabios les enseñamos a leer bien a los niños. Jesús
invita a los adultos a traer a los niños hasta él y declara que son nuestros
modelos de humildad.
¿Si queremos un verdadero cambio? Entonces tenemos que
empezar a hacer las cosas de manera diferente, no hay otra opción. Dejemos atrás la zona de confort y movamonos hacia las necesidades de los niños para saciarlas con respeto, amor, sabiduría de lo alto, y llenura de su Espíritu Santo.
Dios que cada día podamos acercar a más niños a tu presencia, empezando por los que has puesto cerca de mi, los que son míos, y los que comparten la misma ciudad con mi familia.
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