¿Cómo ser un mejor Padre? Revisemos antes de donde hemos surgido como sociedad moderna. Como sociedad una vez abolida la esclavitud por
métodos legales – inició en el Reino Unido con los cuáqueros, con Thomas
Clackson al frente y que finalmente se abolió el 09 de marzo de 1927 con la
Convención sobre la Esclavitud- hemos puesto atención a la equidad del género -tanto que llevamos décadas invertidas en un profundo dialogo que algunos llaman lucha- pero a la vez hemos dejado de
valorar de la misma forma a la infancia, ésta no ha recibido la misma atención
en varias generaciones.
Desde hace más de tres mil años la Palabra de Dios inició una revolución en la manera de atender a los niños al declararles muy valiosos e importantes. Se les honró como herederos del Reino de Dios, por mandato de Dios mismo.
Los imperios de los romanos y griegos daban valor a los niños por
razón del desarrollo mismo del imperio, los niños serían soldados, obreros, administradores,
etc. Pero no siempre fueron estimados como alguien importante, los niños también eran personas de mucha menor calidad; se les consideró débiles,
frágiles, ciudadanos de tercera. Históricamente los
hijos abandonados fue una práctica normal, sobre todo aquellos hijos deformes y enfermos morían en el abandono total. Los niños israelitas eran de los menores menos agredidos, pero también conocieron el ser menospreciados. Los niños no se
contaban como personas muchas veces, pues eran vistos como menos que humanos.
La misma Palabra de Dios nos
invita -en la forma de mandato- que demos instrucción a los niños para que
crezcan y se desarrollen en el conocimiento pleno de la voluntad de Dios para ellos, y respetando su Palabra. " Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo no se apartará de él." Prov. 22:6
1. Instruir
efectivamente, debe existir acuerdos
entre los Padres o tutores en su educación. Debemos buscar la manera
correcta de educar a los hijos desde pequeños. No es algo al azar que dejaremos a las escuelas o la sociedad o a los maestros de la escuela dominical debemos ser protagonistas en esta labor, no puede
haber inconsistencias con la responsabilidad compartida. No debemos adoptar la
forma de mi antiguo hogar pues resulta un modelo no apto muchas veces para nuestro tiempo, debemos crear una mejor forma basados en acuerdos. Si en el proceso de educar niños participan los abuelos, también ellos deberán platicar sobre como entrenar a sus nietos.
Hay que evaluar y verificar si aquello que yo pasé es lo mejor hoy o no lo es.
Dentro de los acuerdos básicos podríamos mencionar: Los horarios de levantarse, de comer, de las asignaciones y deberes escolares, de recreación, juegos y el descanso. La
norma; la Palabra de Dios es la norma. Los limites; todo se puede hacer pero solo haremos lo mejor. La libertad; para escoger entre lo bueno y lo mejor, la unidad, el acuerdo, el pacto. Entre los padres resulta vital no criticarse ni
desautorizar al otro, no mostrar públicamente desacuerdos ni provocarlos. El mensaje de los padres a los hijos deberá ser un
mensaje claro, no deberá confundir.
2. Modelar con el ejemplo lo que queremos que
los niños hagan. Se debe modelar primero la vida del padre y la madre, con disciplina espiritual, con
nuestro ejemplo vamos a impactar sobre su carácter mucho más efectivamente que con nuestras palabras o discursos, si les decimos "no mientas" y ellos nos ven que salimos de apuros mintiendo no somos coherentes y les confundimos y reforzamos humanos con doble standard moral.
Nuestros hijos podrán
equivocarse y seguramente ellos aprenderán más de sus errores. Al aprender a caminar nos caemos y nos levantamos pronto al escuchar palabras motivadoras. El popular juez de menores
de Granada, Emilio Calatayud, conocido por sus sentencias educativas y orientadoras, ha
publicado un libro "Reflexiones de un juez de menores" (Editorial
Dauro) en el que inserta un “Decálogo para formar un delincuente”. Es muy
interesante. Dice así:
1: Comience desde la infancia dando a su
hijo todo lo que pida . Así crecerá convencido de que el mundo entero le
pertenece.
2: No se preocupe por su educación ética o espiritual.
Espere a que alcance la mayoría de edad para que pueda decidir libremente.
3: Cuando diga palabrotas, ríase. Esto lo animará a hacer cosas más graciosas.
4: No le regañe ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.
5: Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes. Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.
6: Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura.
7: Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día en que la familia, quizá por su propia conducta, quede destrozada para siempre.
8: Dele todo el dinero que quiera gastar. No vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario trabajar.
9: Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.
10: Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarlo.
3: Cuando diga palabrotas, ríase. Esto lo animará a hacer cosas más graciosas.
4: No le regañe ni le diga que está mal algo de lo que hace. Podría crearle complejos de culpabilidad.
5: Recoja todo lo que él deja tirado: libros, zapatos, ropa, juguetes. Así se acostumbrará a cargar la responsabilidad sobre los demás.
6: Déjele leer todo lo que caiga en sus manos. Cuide de que sus platos, cubiertos y vasos estén esterilizados, pero no de que su mente se llene de basura.
7: Riña a menudo con su cónyuge en presencia del niño, así a él no le dolerá demasiado el día en que la familia, quizá por su propia conducta, quede destrozada para siempre.
8: Dele todo el dinero que quiera gastar. No vaya a sospechar que para disponer del mismo es necesario trabajar.
9: Satisfaga todos sus deseos, apetitos, comodidades y placeres. El sacrificio y la austeridad podrían producirle frustraciones.
10: Póngase de su parte en cualquier conflicto que tenga con sus profesores y vecinos. Piense que todos ellos tienen prejuicios contra su hijo y que de verdad quieren fastidiarlo.
Me encantaría agregar algunos más, pero solo anotaré que visitar de forma irregular y sin compromiso una congregación afectará negativamente a nuestros hijos, más cuando estos son adolescentes, como padres debemos modelar la disciplina. Prefiero tratar
y fallar a no hacer nada por educarles en el temor de Dios. Los hogares sin padre suelen alimentar a las pandillas en todo el mundo, que tus hijos encuentren en ti y en tu hogar el padre que necesitan para crecer sanos.
Qué Dios te bendiga por buscar ser un mejor padre, éste es tu tiempo para hacerlo.
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