Tener una vida victoriosa en la fe es posible, y no es un mito o un escenario idealizado, es una realidad que debe conquistarse como creyentes de un Dios grande y poderoso que ha vencido y promete reinar eternamente. La vida cristiana es una aventura que asegura victoria. ¿Cómo vencer en momentos duros, tiempos de lágrimas, tiempos de persecución? La estrategia es cruzar el desierto de tu vieja naturaleza y producir una nueva mentalidad de hombre libre.
Lucas 4. El Espíritu de Dios llenó a Jesús con su poder. Y cuando Jesús se alejó del río Jordán, el Espíritu lo guió al desierto. (El poder de Jesús -Dios hecho hombre- proviene del Espíritu Santo. El poder de un siervo de Dios también proviene del mismo origen, de la plenitud de su presencia, estar vestido con la armadura de Dios debería ser una constante en la vida de un guerrero de Dios previo a la batalla, esta condición nos capacita para vencer a toda la oposición espiritual).
Allí, durante cuarenta días, el diablo trató de hacerlo caer en sus trampas, y en todo ese tiempo Jesús no comió nada. Cuando pasaron los cuarenta días, Jesús sintió hambre. (De la misma forma que alimentar nuestro cuerpo le da fuerza, el no alimentar el cuerpo le deja más débil, así el espíritu y la voluntad del hombre se vuelven más fuertes que la carne y sus deseos, se afina nuestra sensibilidad a la voz del Espíritu de Dios. El pueblo de Dios al ser liberados de Egipto permaneció 40 años luchando contra su vieja mentalidad de esclavo en el desierto, y en cada ataque de la oposición espiritual el pueblo lastimosamente cayó víctima de sus propios deseos, ¿es posible vencer esa vieja forma de pensar que nos ha moldeado a este mundo? Las trampas son los planes malignos del enemigo de Dios para destruirnos, se vale de nuestras necesidades, debilidades, deseos básicos, nuestro afán por evitar el sufrimiento, todo lo que nos atrae.).
El diablo le dijo: -Si en verdad eres el Hijo de Dios, ordena que estas piedras se conviertan en pan. (El nuevo distractor busca satisfacer el hambre corporal –la más inmediata- y solicita a Jesús confirmar su identidad como de Hijo de Dios, pero nuestro enemigo no posee autoridad ninguna ante la cual se debe acreditar nuestra facultad o título. ) Jesús le contestó:-La Biblia dice: "No sólo de pan vive la gente".
(Las respuestas a los tiempo difíciles están en la Palabra de Dios, nuestro único alimento sería el pan de cereal si nos vemos como simples cuerpos –a la vez somos alma viviente- somos mucho más que un envase vacío, nuestro hombre interior, nuestra naturaleza espiritual debe ser correctamente alimentada con alimento de alta calidad, sin adulteración. No basta con satisfacernos solo pan o tortillas, ¿La escasez y la carencia pueden junto al dolor fortalecer mi carácter?).
Después el diablo llevó a Jesús a un lugar alto. Desde allí le mostró en un momento todos los países más ricos y poderosos del mundo, y le dijo: -Todos estos países me los dieron a mí, y puedo dárselos a quien yo quiera. Te haré dueño de todos ellos si te arrodillas delante de mí y me adoras.
(Los reinos, países y gloria de esta primera tierra pertenecían a Satanás pues en el Edén el primer Adán le cedió todos los derechos. Jesús vino a recuperar esta pérdida a través de un único acto, que demandará sangre, sacrificio y dolor, la oferta del engañador incluye una solución condicionada, que le evitará dolor y sufrimiento, un atajo o camino corto para evitar que Dios cumpla su plan perfecto de rescate por su pueblo cautivo).
Jesús le respondió:-La Biblia dice: "Adora al Señor tu Dios, y sírvele sólo a él".
(Esta es una respuesta clara y contundente, sin posibilidad de réplica y que viene respaldada por la autoridad de la Palabra de Dios, y hasta el diablo se somete ante la autoridad de la misma.)
Finalmente, el diablo llevó a Jesús a la ciudad de Jerusalén, a la parte más alta del templo, y le dijo: -Si en verdad eres el Hijo de Dios, tírate desde aquí, pues la Biblia dice:
"Dios mandará a sus ángeles para que te cuiden.
(Claro que Dios me ha cuidado hasta este instante, y me cuida, y seguro estoy que él me cuidará pero, eso no me permite ponerle trampas a Dios, él me cuida por misericordia y por gracia; y sólo él puede dar órdenes a sus ángeles.)
Ellos te sostendrán, para que no te lastimes los pies contra ninguna piedra".
Jesús le contestó:
-La Biblia también dice: "Nunca trates de hacer caer a Dios en una trampa". El diablo le puso a Jesús todas las trampas posibles, y como ya no encontró más qué decir, se alejó por algún tiempo.
Señor que hoy mismo la autoridad espiritual de tu poderosa Palabra, el poder creador y transformador de tu Espíritu Santo, y mi sometimiento a tu voluntad perfecta me convierten en un creyente victorioso que somete y vence a las fuerzas organizadas del enemigo y las hace salir derrotadas y humilladas ante tu majestad, grandeza y autoridad. Así se haga en mi vida en el nombre tu Hijo Jesús.
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