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El príncipe de paz y su reino fuera de este mundo


¿Has notado que en casa se ha perdido una parte de la conexión emocional? ¿Notas una perdida de tus habilidades para manejar tus emociones y cada vez hay más conflictos en tus relaciones?  ¿Cuándo vas a descansar notas que existe algo que se ha robado tu paz? ¿Por qué la paz resulta ser tan importante en mi vida y en mis relaciones?

Yesayá escribió el libro de "Isaías" aproximadamente entre los años 740 a.C. y 681 a.C.. que corresponde con los años 3 mil 200 al 3 mil 181 en el calendario hebreo. Este periodo corresponde a su ministerio profético y abarcó los reinados de varios reyes de Judá, incluyendo a Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías. Para esos años se encontraba en Jerusalén, la capital del reino del sur conocida como reino de Judá. 

En el libro del profeta Isaías -al inicio del capítulo 9 y al final del capítulo 8- el profeta nos deja ver una descripción de la región norte del territorio de Israel, puntualmente Cafernahúm [Kəfar Nāḥūm] (La villa del consuelo). Isaías nos informa que esta localidad sufrirá un cambio y pasará a ser un lugar destacado en relación con la profecía mesiánica. El profeta utiliza la figura literaria de la yuxtaposición por contraste al reunir en el mismo texto a la profunda oscuridad, con una luz increíble y muy brillante en este capítulo.
Este capítulo nueve es conocido por la promesa de un líder especial que traerá una paz duradera y transformadora a cada hombre, al pueblo de Israel y a las naciones. Isaías comienza su descripción en un contexto de oscuridad y angustia para el pueblo de Israel, que se encuentra bajo la opresión y el sufrimiento. La profecía se dirige a una nación que ha estado en tinieblas, simbolizando tanto el pecado de sus líderes y la desesperación espiritual, como por la situación política adversa. Sin embargo, se promete un cambio contrastante; que esta oscuridad será reemplazada por una gran luz, con la llegada del Mesías. Para los oyentes originales de Isaías, esta promesa representó una fuente de esperanza en medio de su profundo sufrimiento. La visión de un futuro donde el dolor y la opresión cesarán les ofrecía bálsamo y consuelo. Además, les invita a volver a Dios y buscar su justicia como camino hacia esa paz.

Durante los días del mesías, Dios va a honrar el camino al mar de Galilea por el lado del Jordán. Se trata de una tierra muy deseada por las naciones; el producto de la labor del mesías es aquello (shalóm) que anhelan todas las naciones; paz.
La nación de Israel no vive en unidad (tinieblas) por el contrario cada uno hacía lo que quería hacer, cada uno por su lado. Pero, de pronto, han visto una gran luz. Isaías hace un anuncio de que estamos a la puerta de un tiempo de cambio.
Destacando una señal acerca de este niño. Nacerá un niño varón, se trata de un hijo que no fue engendrado por ningún hombre. Destaca una diferencia, se trata de uno que nos será entregado -desde el cielo- y el gobierno estará sobre su nombre. Y es aquí que se mencionan varios títulos  a través de 8 palabras hebreas relacionadas al carácter del mesías:
(PéleAdmirable - (YaátsConsejero - (elDios - (guibborFuerte - (abPadre - (adEterno - (sarPríncipe - (shalómPaz que aplican a alguien que es mayor a un rey terrenal, se habla del rey que va a establecer su trono en la ciudad de Jerusalén. Isaías nos explica que en ese tiempo se va a producir una temporada muy distinta.

A falta de luz en la región de Galilea experimentaban confusión (oscuridad) la luz del mesías resplandeció en forma de un deslumbrante brillo. La -goi- nación de Israel -a razón del mesías- será engrandecida, Israel pasará a ganar fama y prestigio entre las naciones de la Tierra gracias al mesías.
Avancemos en el tiempo y volvamos a nuestros días. Observemos desde nuestra posición en el futuro, nosotros estamos a 2 mil 764 años desde Isaías, hoy en pleno siglo XI el impacto de Jesús a las naciones gentiles que se han convertido a Dios a lo largo de 21 siglos, más las nuevas generaciones que vendrán después de nosotros. Actualmente, en nuestra generación el 29% de la población del mundo se confiesa cristiana, somos cerca de 2.3 mil millones de cristianos caminando sobre la superficie del planeta. El 71% a nuestro alrededor sigue esperando tener un encuentro con la luz brillante del príncipe de paz. Pero, seguirá en aumento generación a generación.

Como resultado se producirá -una gran cosecha- alegría delante de Dios. Similar al momento en que se reparten los tesoros o el botín de la victoria. Su enemigo -aquel que le oprimió con vara- será finalmente vencido; su vara ha sido rota -similar a Gedeón- logró vencer a un gran ejército enemigo con sólo un puñado de valientes. Isaías describe que las botas del soldado que entra al escenario de batalla y sus demás herramientas de combate no se van a necesitar -se esfumarán- sin siquiera requerirse.

El pasaje de Isaías 9:6 nos muestra el carácter multifacético de Dios a través de 8 nombres que recibe el mesías. Por ejemplo, "consejero Maravilloso" implica que Dios ofrece dirección y sabiduría a aquellos que buscan su guía en medio de una época de profunda oscuridad. Se guarda la expectativa de que el "Príncipe de Paz" regrese para establecer un reino de justicia y paz en la tierra, donde todas las naciones reconocerán su autoridad. Esta expectativa está alineada con las enseñanzas sobre el regreso de Cristo y su establecimiento final del Reino de Dios.
Los títulos otorgados al Mesías revelan aspectos fundamentales de su naturaleza divina y humana. El "Príncipe de Paz" sugiere que Jesús no sólo trae su paz, sino que Él mismo es la fuente de ella, lo que se alinea con su presencia transformadora de Dios en la vida del creyente. El título "Príncipe de Paz" es visto como una afirmación central de la identidad mesiánica de Jesús. Este Jesús no solo trae paz, Él es la fuente de la paz. Este concepto se relaciona -además- con la idea de que el Mesías es un líder que restaurara la distante y rota relación entre Dios y la humanidad, sanando nuestra relación vertical con el trono alto y sublime de Dios.
Dios nos ha aceptado porque confiamos en él. Esto lo hizo posible nuestro Señor Jesucristo. Por eso ahora vivimos en paz con Dios. Romanos 5:1

La justificación se refiere al acto de ser declarado justo ante Dios. En el contexto cristiano, esto se logra a través de la fe en Jesucristo, quien pagó el precio por el pecado humano mediante su muerte y resurrección.
La fe es la confianza y creencia en Jesucristo como el Salvador. No se trata de obras o méritos personales, sino de aceptar el sacrificio de Cristo.
La paz con Dios mencionada aquí se refiere a una relación restaurada con Dios. Antes de la justificación, los seres humanos están en un estado de enemistad con Dios debido al pecado. La justificación trae consigo una reconciliación que permite a las personas experimentar paz interna y una relación armoniosa con el Creador.
Con Dios: Relación con Dios ya no estamos más alejados, ni separados.

Su paz y su reconciliación: Al describir a Dios como Jehová-Shalom, Isaías enfatiza que Dios es la fuente de paz. Este título implica que, a través de Dios, se puede alcanzar la reconciliación no sólo entre las personas, sino también entre la humanidad y Dios mismo. Jesús, como el enviado de Dios a las naciones, es visto como quien hace las paces entre Dios y los hombres, cumpliendo así esta profecía.

La -shalóm- paz prometida está intrínsecamente ligada a la justicia divina. Se establece un vínculo entre la paz y el juicio justo, sugiriendo que solo a través de un gobierno justo puede haber verdadera paz. El capítulo 9 menciona que el celo de Dios hará esto, indicando que es Dios quien asegura la realización y cumplimiento de estas maravillosas promesas. Adicionalmente, la palabra hebrea shalóm es mencionada 250 veces en el TaNaK.

Les doy la paz, mi propia paz, que no es como la paz que se desea en este mundo. No se preocupen ni tengan miedo por lo que pronto va a pasar. Juan 14:27
La -eirene- paz traída por Jesús no solo nos afecta en lo individual en su relación vertical con Dios, sino que también abre una oportunidad para prosperar y se ha de manifestar en las relaciones interpersonales dentro de la casa y la comunidad de fe. La palabra griega eirene es mencionada 90 veces en el Pacto Renovado.

¿Qué nos trajo Jesús a través de su reino de paz integral?
Paz Interna: Se refiere a la tranquilidad y la armonía dentro del corazón humano. El Mesías traerá una restauración espiritual que permitirá a las personas vivir en paz consigo mismas y la reconciliación con Dios. Una relación vertical sana.
Paz Social: Implica la reconciliación entre las personas y la restauración de relaciones rotas. En un mundo marcado por los conflictos y las profundas divisiones, la llegada del Mesías promete un tiempo donde las disputas cesarán y habrá unidad. Habrá una relación horizontal sana con nuestro cónyuge, con nuestros hijos, con los de casa. 
Paz Universal: La profecía sugiere que esta paz no estará limitada a Israel, sino que se extenderá a todas las naciones. El Mesías será un agente de paz para todos los pueblos, lo cual es un tema recurrente en las profecías mesiánicas. Extenderá su paz todavía hasta la escala de etnias y naciones.

El Príncipe de Paz -sar shalóm- también simboliza la restauración del orden divino en la creación. El profeta Isaías habla de un tiempo futuro donde las opresiones y sufrimientos serán reemplazados por alegría y libertad. El Mesías, como "Sar Shalom", es visto como el agente a través del cual Dios traerá esta restauración, cumpliendo así las promesas hechas al pueblo de Israel.

«¡Alaben a Dios en los cielos! ¡Que haya paz en la tierra para la gente que agrada a Dios!» Lucas 2:14

Isaías 9:7 menciona que "lo dilatado de su imperio y la paz no tendrán límite". Esto sugiere que el reinado del Mesías será eterno y caracterizado por una paz continua. La idea de un reino sin fin es central en la esperanza mesiánica, donde se espera que el Mesías establezca un gobierno basado en justicia y paz.

La paz de Dios es un producto que acompaña a la presencia de Dios. Es un tesoro que no se puede fabricar, ni producir por medios humanos. Es un regalo que nos llega en la forma de una donación. Es un obsequio no merecido, pero muy necesario. La paz de Dios es capaz de provocar en cada ser humano:

Paz Interior Inexplicable. La paz de Dios ofrece una tranquilidad profunda que trasciende las circunstancias externas. Según el texto de Filipenses 4:7, esta paz "supera todo lo que podemos comprender o entender" y actúa como una muralla o guardián de nuestros corazones y mentes. Esto significa que, incluso en medio de las crisis o dificultades, el hombre puede experimentar una calma interior que no depende de nada de lo que lo rodea. Así Dios les dará su paz, esa paz que la gente de este mundo no alcanza a comprender, pero que protege el corazón y el entendimiento de los que ya son de Cristo.
Reconciliación con Dios. La paz de Dios comienza con la reconciliación entre el ser humano y Dios a través de Jesucristo. Romanos 5:1 afirma que "tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo". Esta relación restaurada permite al hombre vivir sin la carga del pecado y la culpa, lo que contribuye a un sentido general de bienestar y propósito. Dios nos ha aceptado porque confiamos en él. Esto lo hizo posible nuestro Señor Jesucristo. Por eso ahora vivimos en paz con Dios.
Fortaleza en la Adversidad. La paz de Dios proporciona fortaleza durante los momentos difíciles. Cuando el hombre enfrenta adversidades, la paz de Dios actúa como un corta fuegos, un refugio, brindándonos la capacidad de soportar y superar las pruebas. Esta fortaleza se basa en la confianza en que Dios está presente y Él se mantiene activo en cada situación.
Relaciones Transformadas. La paz de Dios también afecta nuestras relaciones interpersonales. Al experimentar el amor y la paz divina, el individuo tiende a ser más compasivo, paciente y más ágil para perdonador a los demás. Esto se traduce en interacciones más saludables y armoniosas, promoviendo un ambiente de paz en la comunidad y la familia.
Liberación de Cargas. Comprometerse con Dios permite al hombre depositar sus preocupaciones y cargas en Él. Jesús invita a los cansados a encontrar descanso en su presencia. Esta liberación de cargas no solo alivia el estrés emocional, sino que también permite al individuo enfocarse en lo que realmente importa en su vida. »Ustedes viven siempre angustiados y preocupados. Vengan a mí, y yo los haré descansar. Obedezcan mis mandamientos y aprendan de mí, pues yo soy paciente y humilde de verdad. Conmigo podrán descansar. Lo que yo les impongo no es difícil de cumplir, ni es pesada la carga que les hago llevar.» Mateo 11:28-30
Discernimiento Espiritual. La paz de Dios también se asocia con un mayor discernimiento espiritual. Al estar en una relación correcta con Dios, el hombre puede comprender mejor las verdades espirituales y experimentarlas a diario en su vida. Esto facilita decisiones más sabias y alineadas con los principios divinos.
Alegría Duradera, Finalmente, la paz de Dios está íntimamente ligada a una alegría duradera. Esta alegría no depende de las circunstancias externas, sino que proviene de una sana relación con el Creador. La completa certeza de estar bajo su cuidado genera un gozo que persiste a pesar de las pruebas. La paz de Dios actúa como un poderoso recurso para mejorar la salud mental al reducir la ansiedad, fortalecer la resiliencia emocional, promover relaciones saludables, mejorar el enfoque mental, fomentar la gratitud y facilitar una conexión espiritual profunda. Estas dimensiones no solo benefician al individuo en su vida diaria, sino que también contribuyen a un entorno más saludable y positivo para quienes lo rodean. ¡Que la paz de Dios esté contigo!

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