Pescadores de hombres |
Reunión en el lago. En la zona de Galilea, al norte de Israel se encuentra un lago de agua dulce de 166 km cuadrados de superficie llamado el Mar de Galilea o Mar de Tiberias; lleva este nombre en honor al emperador romano Tiberio, en este lago Jesús caminó sobre sus aguas, en la actualidad hay 126 kilómetros de carretera entre el lago y Jerusalén. Esta reunión entre Jesús y 7 discípulos fue posiblemente entre mayo y abril del año 28 de la Era Común, en el calendario hebreo entre Nisan e Iyar.
Varios de los discípulos de Jesús fueron pescadores nativos de la zona de Galilea. Se han ido lejos de Jerusalén donde Jesús les había visitado dos veces. En una de sus orillas se está organizando un encuentro que resultará en una sorpresa para los 7 discípulos esa madrugada. En Mateo 28:7 se menciona que se trata de una cita concertada con alguna anticipación. El escritor de El evangelio santo de Yeshúa de acuerdo a Yojanán lo narra así en el capitulo 21 de Juan:
"Poco tiempo después, Jesús se apareció a los discípulos a la orilla del lago de Tiberias. Esto fue lo que sucedió: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás el Gemelo, Natanael, que era del pueblo de Caná de Galilea, Santiago (Jacobo) y Juan, hijos de Zebedeo, y otros dos discípulos de Jesús. Pedro les dijo: -Voy a pescar. -Nosotros vamos contigo -dijeron ellos.
Todos subieron a una barca y se fueron a pescar. Pero esa noche no pudieron pescar nada. En la madrugada, Jesús estaba de pie a la orilla del lago, pero los discípulos no sabían que era él. Jesús les preguntó: -Amigos, ¿pescaron algo? -No -respondieron ellos.
Jesús les dijo: -Echen la red por el lado derecho de la barca, y pescarán algo.
Los discípulos obedecieron, y después no podían sacar la red del agua, pues eran muchos los pescados.
Entonces el discípulo favorito de Jesús le dijo a Pedro: «¡Es el Señor Jesús!»
Cuando Simón Pedro oyó que se trataba del Señor, se puso la ropa que se había quitado para trabajar, y se tiró al agua. Los otros discípulos llegaron a la orilla en la barca, arrastrando la red llena de pescados, pues estaban como a cien metros de la playa. Cuando llegaron a tierra firme, vieron una fogata, con un pescado encima, y pan. Jesús les dijo: «Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar.»
Simón Pedro subió a la barca y arrastró la red hasta la playa. Estaba repleta, pues tenía ciento cincuenta y tres pescados grandes. A pesar de tantos pescados, la red no se rompió.
Jesús les dijo: «Vengan a desayunar».
Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era; ¡bien sabían que era el Señor Jesús! Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio a ellos, y también les dio el pescado. Ésa era la tercera vez que Jesús se aparecía a sus discípulos después de haber resucitado." Juan 21: 1-14.
Los pescadores de esa región suelen realizar sus labores por la noche, al inicio del nuevo día hebreo. Sin luz de sol, seguramente en ese horario el agua se pone más fría. Los siete discípulos se reunieron para regresar a su viejo oficio, uno que sabían muy bien. Lo opuesto a su percepción y visión de su futuro. Uno que compartían entre ellos lleno de dudas, de preguntas, incierto y brumoso. Un día típico involucra pescar de noche, vender su producto en las primeras horas de la mañana, pues debe estar fresco y consumirse casi de inmediato, el resto del día se da mantenimiento a las redes y a los barcos de pesca artesanal.
Algunos pescadores aconsejan pescar en las primeras horas de la noche durante la primavera, aprovechando la rotación primaveral del agua fría del fondo y el agua cálida de la superficie, y dado que es la mejor estación para alimentarse después del invierno los peces siempre buscan alimento.
Pero esa noche algo fuera de lo normal pasó, cada vez que tiraban su red y la volvían a retirar del agua hacia su barca ésta regresaba a ellos vacía. Si Usted es experto en un oficio y no obtiene los frutos esperados de su trabajo, sentirá frustración, se sentirá retado a volver a intentarlo usando cada vez toda su sabiduría y fuerzas. La sabiduría humana, y la fortaleza de los brazos del hombre poseen limites. Si después de múltiples intentos se ha agotado esta fortaleza y esta sabiduría; individual y colectiva, será un buen momento para decidir que ha llegado la hora de empezar a escribir las memorias de un ex pescador galileo. En su corazón se había instalado ya la decepción.
Algo que resulta sumamente interesante es la visita de Jesús en tu lugar de trabajo, él sabe bien donde encontrarte, y que bueno será que te encuentre trabajando y cansado.
Jesús les saluda, y les pide meditar en una pregunta sobre su cosecha, en los frutos. Siempre será un buen momento para pensar en la cosecha, en la cantidad, en la calidad, para visualizar el futuro.
Después de escuchar al hombre (incógnito) de la orilla, tal vez pensaron que se trataba de algún padre de familia buscando que llevar de comer a sus hijos. No se les nota preocupados o interesados en conocer la identidad de quien les habla. También llama la atención que obedecieron sin saber quien era aquel que les hablaba. Uno de los mayores problemas después de algunas décadas de edad es el rechazo al cambio, pero estuvieron dispuestos a intentar una vez más. Las cosas cambiaron en un pequeño instante, ahora tienen "un buen problema" no pueden sacar la red del agua pues está llena de peces a reventar.
¿Qué hizo la diferencia entre la escasez y la abundancia? Parece obvio que no fue la experiencia, ni la fuerza, ni el trabajo en equipo, ni la buena comunicación. Nada que pudiéramos aportar como humanos parece ser la respuesta, a excepción de la obediencia a su Palabra. Si trabajamos bajo la guía de nuestro Dios, el fruto hablará por si mismo, si no trabajamos bajo su cobertura el fruto también hablará elocuentemente.
Yojanán, o Juan Zebedeo, el hijo del trueno, aquel que se recostaba en su costado, reaccionó al entender todas las señales en ese mismo instante. Y les da un sorpresivo anuncio a sus otros 6 compañeros de labores. No se trata de cualquier vecino de la zona, no es un mayordomo, no es un cliente. Se trata de nuestro Señor Yeshúa.
Shimón Ben Yochanán, o Simón Pedro hijo de Jonás, el que les llevó a trabajar ese día a su viejo negocio de pesca comprende que han sido encontrados por su maestro, por aquel que ha resucitado de entre los muertos. Durante la noche que Jesús fue arrestado por la guardia del templo todos huyeron, pero Pedro se mantuvo cerca observando, al ser descubierto le negó groseramente tres veces. Pedro, sintió que estar sin su ropa no era una buena presentación ante su Señor, se vistió, luego se lanzó vestido al agua y nadó casi 100 metros hasta la orilla para llegar hasta la playa con Él.
La red. No se trata de una herramienta especial, más bien de una común con materiales orgánicos y que se rompe y debe reparar frecuentemente. Tampoco se trata de una barca con tecnología especial, es más bien algo viejo y común. No son hombres especiales, con certificados de estudios superiores o investigadores eruditos, se trata de comunes pescadores que decidieron ser discípulos y obedecer.
Los 153 peces grandes entraron a esa red por ser el deseo y la voluntad de Jesús. Los peces fueron a la red al amanecer no por costumbre o habito, fue por la voluntad de Dios. La vieja red no se rompió a pesar del enorme peso que soportaba, fue por la voluntad de Dios. La barca cargó sobre peso sin hundirse en el lago, fue por la voluntad de Dios. ¿Buscas grandes frutos? Entra a la voluntad de Dios. ¿Quieres salir del escenario de la escasez? Escucha, se sensible a su voluntad, obedece al Dios que provee en abundancia.
Al interior de cada pequeña congregación existe una red espiritual capaz de soportar grandes presiones, grandes cantidades, y aguantar con todo y sin perder nada. Se necesitan creyentes maduros que se unan como una red, Dios les dará lo que haga falta para llevar la cosecha a buen puerto.
La playa. A la orilla del lago llegaron -en la barca- el resto de los discípulos. Pedro y los demás bajaron la red completamente llena, arrastraron ésta por la playa con el producto de la pesca. Descubren que allí ya hay una fogata con algo de pan y un pez. Nadie ha preguntado nada acerca de la identidad de Jesús, éste les solicita algunas primicias de su fruto abundante y las comparten con Él. Seguramente estaban mirando la red con cierto asombro, pues al ver el tamaño de los peces y su cantidad, su experiencia les decía que ésta debió romperse con la cosecha de esta madrugada. Una vez que los peces sobre la fogata estaban asados, Jesús les invita y les comparte pan con pescado a cada uno. Dios tiene provisto -para sus cansados colaboradores- alimento fresco para recuperar la fortaleza e iniciar cada día. Más adelante, Simón Pedro de manera pública será restaurado y recibirá una nueva misión.
¿Cuál es la idea más importante de esta porción? ¿Qué verdad podemos aplicar a nuestra vida hoy? ¿Qué es tener buenas redes para la retención? ¿Qué verso te habló e impactó más después de leer esta porción?
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