Florecer en la adversidad

Prisionero que llegó a gobernar su país.

En la carta del gozo que desde Roma escribió Pablo el apóstol -enviado- a los gentiles se esconde un tesoro que describe la plena magnitud del poder de Dios en la vida de un discípulo. Descubramos en este momento ese tesoro; resiliencia.

"Me alegra mucho que, como hermanos en Cristo, al fin hayan vuelto a pensar en mí. Yo estaba seguro de que no me habían olvidado, sólo que no habían tenido oportunidad de ayudarme. No lo digo porque esté necesitado, pues he aprendido a estar satisfecho con lo que tengo. Sé bien lo que es vivir en la pobreza, y también lo que es tener de todo. He aprendido a vivir en toda clase de circunstancias, ya sea que tenga mucho para comer, o que pase hambre; ya sea que tenga de todo o que no tenga nada. Cristo me da fuerzas para enfrentarme a toda clase de situaciones. Sin embargo, fue muy bueno de parte de ustedes ayudarme en mis dificultades." Filipenses 4:10-14

Algunos metales poseen la característica de doblarse y volver nuevamente a su posición y retomar su forma original al quitar la presión que se ejercía sobre éstos, "es la energía de deformación (por unidad de volumen) que puede ser recuperada de un cuerpo deformado cuando cesa el esfuerzo que causa la deformación". Los juncos que crecen a orillas de los ríos poseen la cualidad de volver a su posición vertical al terminar de pasar las corrientes que los inclinan; lo hacen sin romperse. Esta metáfora ha sido adoptada por algunos investigadores de la física, y de la psicología como Emmy Werner y John Bowlby. También se sabe que la fe; confiar plenamente en nuestro buen Dios fortalece esta capacidad de crecer tras la adversidad al dar sentido a las situaciones difíciles.

A veces la victoria deja a un solo ganador, y a muchos vencidos. Otras victorias salen muy caras, y a pesar de haber ganado no valió la pena luchar.

Al afrontar la adversidad somos transformados y de este proceso salimos más fuertes y más sabios. Parece que no es sabio salir a luchar todas las guerras, más bien lo importante está en saber distinguir cuales valen la pena y el esfuerzo, y cuales simplemente no lo valen.

La resiliencia ​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​​en psicología, es la capacidad de las personas de sobreponerse a períodos de dolor emocional y situaciones adversas. Se trata de nuestra capacidad de adaptarnos y superar la adversidad. Es el inicio de nuestro desarrollo a partir de un trauma.

Ésta trata sobre la capacidad que tiene cada persona para superar circunstancias traumáticas como la muerte de un ser querido, un accidente, etc. la capacidad humana de asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas, es esta capacidad de recuperarse frente a la adversidad para seguir proyectando el futuro. Que seamos resilientes no significa que no experimentemos dificultades o angustias, ya que en algún momento de nuestras vidas todos llegamos a sentir tristeza, incertidumbre, malestar o dolor, ya sea físico o emocional, sino que a pesar de todos los obstáculos que se nos presenten y el gran impacto que tengan las situaciones en nosotros, aun así, somos capaces de sobreponernos e ir adaptándonos bien a lo largo del tiempo.

Latín resilere; volver a saltar, salir hacia atrás, rebotar.

La capacidad de reaccionar, y de llegar más alto después de caer y tocar fondo proyectándose hacía el futuro. En ese momento no soñamos, procesar, soportar, asimilar el dolor y las emociones negativas consumen nuestras fuerzas. 

Sentirnos descontentos a pesar de tener todo -abundancia- a su alrededor. No estoy satisfecho ni contento con mi vida actual. En este estado se toman muy malas decisiones y se hacen más graves los problemas.

La actividad en las social media genera descontento en el 80% de las personas. Parece que a muchas de las personas que se acercan a las redes sociales a compartir sus cosas muy personales; y preguntan opiniones, piden aprobación popular de sus seguidores, suben fotos de estilos de vida aspiracionales que no corresponden a su realidad, comparten de todo lo que está de moda o es tendencia únicamente para ganar la simpatía de alguien más. Y cuando esto no se logra o alcanza se frustran y experimentan momentos de insatisfacción. Algunos adolescentes y adultos desarrollan un síndrome llamado MOFO o Miedo a perderse de algo.

¿Qué es lo que necesito para estar contento?

¿Cuánto más me hace falta para estar satisfecho?

Las circunstancias que me rodean. Si aquello que yo más aprecio se llegara a perder, si un día ya no dispongo de mis tesoros o de la fuente de mi ingreso. 

Las relaciones. ¿Qué pasa si un día se dañan mis relaciones de de familia, las relaciones sociales, nuestras relaciones de trabajo o estudios, mis amistades de la iglesia?

Las finanzas y posesiones. Aquellas cosas como mi trabajo, mi negocio, mi patrimonio no son para siempre; vienen y van. Las generación de la posguerra en los Estados Unidos de América; los Baby boomers, reemplazaba sus electrodomésticos cuando éstos pasaban a un estado de perdida total; substituían a  lo malo por lo nuevo, no se metían a deudas innecesariamente. Hoy buscamos mejorar y cambiar lo anterior substituyéndolo por algo más reciente; y adquirimos deudas innecesarias.

El apóstol Pablo nos dice en la carta que dirigió a los creyentes de la ciudad de Filipos, que él se encuentra enfermo y preso en Roma. Tiene un soldado junto él, lo tienen con grilletes atado a la pared, ya no hay muchos amigos cerca. El sustento no era constante a veces, no le llegaban las ofrendas oportunamente.

¿Cómo se puede salir adelante
o satisfecho con lo que no se tiene

o con la situación que no te favorece?

Pablo "aprendió" a estar satisfecho en cualquier situación; sea ésta de abundancia o de escasez. No dependía de factores externos, tampoco de sus sentimientos. Pablo, está contento con el pueblo de Dios; sea que le llegue a tiempo el sustento y la ofrenda o que no. Pablo está contento "aquí" donde Dios le ha colocado aunque se trate de una fría cárcel.

Una de las citas más recordadas y utilizadas por los creyentes de todo el mundo en nuestros días la encontramos producto de esa capacidad de remontar la adversidad que forjó el carácter de Pablo.

Filipenses 4:13. Nos enseña que puedes vivir contento con lo que Dios me manda. Satisfecho con el poder de Dios. "Cristo me da fuerzas para enfrentarme a toda clase de situaciones."

Florecer en el desierto, sí es posible.

Las personas que desarrollan resiliencia han incluido o adoptado entre sus hábitos algunas acciones:

Alimentan y fortalecen la confianza en sí mismos. Desarrollan algo original y creativo. Observan y aprenden a adaptarse a la nueva situación. No se centran en la adversidad, buscan nuevos horizontes de posibilidades, ven más allá. Se rodean de personas positivas y optimistas. Se mantienen activas y alcanzando pequeños objetivos. Cultivan gratitud. Meditan en las promesas de Dios y dedican tiempo a la oración. Suelen usar el humor espontaneo para superar la tristeza. Hacen planes concretos para mejorar su futuro. Incluyen y se acercan a otros para contagiar su optimismo.

Podemos hablar con Dios sobre nuestra actual situación, ésta que nos quita el sueño y produce ansiedad, también podemos pedir sabiduría, encontrar una solución creativa, y sobre todo fortaleza de carácter para sacar el máximo beneficio de todo esto. Dios utiliza este momento difícil para potenciar mi alcance en el futuro, para inspirar a otros, para asegurar que otros no pasen por lo que estoy pasando, para fortalecer y dar consuelo oportuno, para dar generosamente a quien no tiene hoy. Que así se haga en mi vida.